Las elecciones presidencial y parlamentaria entran en tierra derecha. Los jóvenes se debaten entre entender la relevancia del proceso democrático y cierto escepticismo y lejanía con la política partidaria (por Rodrigo Contreras)
La participación de los jóvenes en los procesos eleccionarios es un tema de varias aristas. Variables como los cambios en el proceso electoral, pasando del voto voluntario al voto obligatorio (2022), o situaciones coyunturales como el estallido social (2019), son esgrimidos como factores para entender las distintas interpretaciones en torno al tema.
Por ejemplo, se argumenta que el estallido social habría generado un aumento en la movilización y participación de los jóvenes. Mientras que el rechazo a la primera propuesta constitucional del 2022 habría provocado un estancamiento en la participación, según un estudio del Injuv. Todo esto cruzado por la irrupción de las redes sociales, las que se han convertido en la principal fuente de información para los jóvenes.
Una encuesta del 2024 de la Universidad Diego Portales describe una baja participación política entre los jóvenes de 18 a 29 años. Nicolle Etchegaray, investigadora Ciclos UDP y coordinadora ejecutiva de Encuesta Jóvenes, Participación y Medios UDP 2024, destacó que “desde 2022 en adelante hemos visto sostenidamente un decrecimiento de las actitudes más colectivistas, más de movilizaciones, y se han ido poniendo, según podemos ver en distintos indicadores, más pragmáticos, más preocupados de lo individual”.
Pero si bien la participación puede haber disminuido, Óscar Aguilera, doctor en antropología social y cultural y académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, considera que “una de las características de la juventud actual es su diversidad de formas de incidencia e involucramiento sociopolítico”.
JÓVENES
Juliana Morales tiene 19 años. Llegó a Talca hace ya muchos años, cuando era una niña, desde Copiapó por motivos laborales de su papá. Ya está acostumbrada a la ciudad. Estudia gastronomía en una entidad local. El año pasado, en las elecciones municipales, fue su primera experiencia electoral. Asegura que si bien el tema político no le llama mucho la atención, entiende que es un tema relevante y que debe estar informada. Sobre el hecho de que el voto sea obligatorio, dice que es necesario para que la gente vaya a votar. La política no es un tema que se discuta entre sus amistades. Y a pocos días de la elección, aún no sabe por quién votará.
Martina Valenzuela también tiene 19 años. Es talquina. Y esta elección será su segunda participación, tras las municipales del año pasado. Opina que participar es importante, pero, al igual que Juliana, el tema en lo personal no la motiva mucho, especialmente a la hora de decidir por quién votar.
Sebastián Jara estudió en el Liceo Abate Molina. Tiene 23 años y acaba de titularse de ingeniero civil industrial. En el LAM, un reconocido establecimiento que ha destacado por participar activamente en movimientos estudiantiles, Sebastián dice que en su época no participó demasiado en estas actividades. Una vez se sumó junto a sus padres a una de las marchas realizadas durante el estallido social. Su primera elección fue la presidencial del 2021. Con más recorrido que Juliana y Martina, señala que la política le interesa, aunque sin exagerar. Está informado de los candidatos que postulan a la presidencia, pero no tanto de quienes postulan al parlamento. Asegura que iría a votar igual, aunque no fuera obligatorio. Su interés no se repite en su grupo de amistades, donde la política no es un tema relevante. Sí tiene claro por quién va a votar.
Sebastián se despide y se dirige a sus clases de manejo. Martina y Juliana hacen lo propio y avanzan por la Alameda a sus clases de gastronomía. Los jóvenes reconocen la importancia cívica de las elecciones, pero no es tema que los motive demasiado.








