Ultimo días de campaña y ¿dónde se están poniendo los acentos en esta recta final?
“Los esfuerzos están radicado al trabajo en terreno, donde tiene papel esencial quien habla, pero también nuestros equipos y comandos desplegados. Además, se ha hecho hincapié en ser parte de muchos debates, algunos de los cuales no son de mucho ruido, pero sí de mucha importancia por sus características sociales, laborales y educativas (…) Esto ha sido muy importante, porque para nosotros estas instancias son la base de nuestra candidatura”.
Y cuando hablamos de debates, ¿han estado en el nivel que requiere el momento o se está al debe?
“Lo cierto es que hoy no hay debates. Lo que hoy existe son espectáculos, puestas en escenas y donde lo único que se busca es el punto de prensa en que uno dijo que tal o cual es feo, que este otro es un sinvergüenza; y aunque no me cabe duda que algunos lo son, los debates no agregan nada a que la gente esté informada y conozca las propuestas”.
Eso es un problema porque la gente necesita votar informada para votar. ¿Qué piensa de ello?
“Sin duda. Y eso implica también en que la gente se aleje de la actividad política y de los procesos de elección. También influye en esto el que gran parte de los candidatos obedecen al sistema y a ninguna propuesta seria, porque no me vengan a decir que es serio lo de Parisi o que es sensato lo de Sichel. Menos lo de Kast, que es totalmente cavernario y para que hablar de Boric en cuyo discurso quisiera decir algo, pero al final está diciendo otra cosa; alineándose al final con la política neoliberal (…) Hoy la gente observa, ve las incongruencias más absolutas, y, por tanto, toman decisiones y finalmente se alejan”.
Entonces en este escenario, con extremos tan marcados, ¿qué ofrece Eduardo Artés?
“Nosotros ofrecemos parar posturas como la de Kast. Y la única manera de hacerlo es con una izquierda fuerte, radical y posicionada (…) Nosotros ofrecemos un camino que va más allá de una elección específica y que tiene características refundacionales de Chile”.
Usted habla de terminar con la sociedad capitalista. ¿Eso es realista?
“Ése es el objetivo final y será parte de un proceso, claro está. Pero vamos para allá y sin eso no hay nada. Lo demás es dar la vuelta al perro y quedar, exactamente en el mismo lugar y como ha sido siempre”.
¿Es factible hacer ese cambio, cuando hoy vemos poderes empresariales y políticos, que muchas veces son parte de un solo paquete y que no tiene intención alguna de ceder poder?
“Absolutamente es posible y es además necesario. Chile se degrada desde un punto de vista institucional, político, ideológico, cultural y económico. Nuestro país desaparece si no logramos, realmente, superar esta sociedad que es imbuida al capital (…) Hoy los trabajadores, pobladores, intelectuales, productores y hasta la pequeña burguesía, somos la inmensa mayoría del país. Entonces, no puede ser que unos poquitos dicten el rumbo a seguir. Eso es algo impensado (…) El tema es que mientras nos mantengan divididos, desmoralizados y desorganizados, es ahí donde nos van a pegar siempre”.
¿Pero se puede entrar al fondo y a la raíz de este tema, siendo que hoy mucha gente se encandila con “ofertones” y privilegia resultados inmediatos por sobre el largo plazo?
“En determinados espacios sí, pero en las esferas de farándula o de los grandes medios de comunicación es imposible (…) Hoy nos hablan de propuestas fantasiosas, de millones de dólares para allá y otro tanto para acá. Otros ofertan que firmarán acuerdos internacionales, y en definitiva todo eso es mentira, porque la experiencia nos indica que de esos cientos de convenios no se cumple ninguno. Todo eso es letra muerta (…) Nos prometen construir hospitales y miles de viviendas, como lo vienen prometiendo desde hace décadas. Se nos dijo que en 2010 no habría más campamentos y hoy los hay más que nunca. Todo lo que ofrecen es una burla grosera hacia la gente”.
¿Eso habla de una desconexión de quienes quieren dirigir el país o en “campaña todo vale”?
“Eso no es desconexión. Lo que pasa es que ellos representan a la oligarquía, y ésta hace farándula, hace demagogia y domina a las mayorías, a través del engaño y algunas veces también mediante los balazos, y que últimamente se ha traducido en más de 600 personas con daños oculares, 40 asesinados en período del estallido social y una cifra considerable de presos políticos”.
¿En este cambiar y refundar el país, que espacio hay para la regionalización? ¿Es factor en los cambios que plantea avanzar en descentralización?
“Pero claro. La centralización es el proceso de monopolización y de que todos los recursos y las ganancias van a pocas manos. Nosotros estamos por cambiar este sistema administrativo del país que son las regiones, impuesta a sangre y fuego en 1974 por la dictadura militar, para seguir a una nueva organización administrativa que dé cuenta de la realidad productiva, las necesidades e incluso de la autodeterminación en temas de gestión económica, productividad o culturales, desde las propias zonas o cómo se llame la nueva administración (…) No puede ser todo centralizado, porque hoy unos pocos se llevan todo”.
Y afinando esa propuesta, ¿hablamos de macro regiones, zonas metropolitanas o quizás volver a los antiguos sistemas provinciales?
“Esperamos que la Convención Constitucional avance en este tema lo más posible. Pero nuestra propuesta, por ejemplo, en relación a los pueblos originarios, fundamentalmente al wallmapu que hoy está dividido en tres regiones. Eso no le da continuidad territorial y por lo mismo, no pueden tener un sistema administrativo propio (…) Tiene que haber una división administrativa distinta, que hable de las realidades de la población que hoy existe, su entorno, su clima e incluso aspectos productivos. Estas deben responder a un diseño real y no artificial”.
¿El diseño administrativo considera el elemento “participación ciudadana”?
“Eso es fundamental. Sin eso, lo demás es puro humo. En los últimos años se nos ha metido el dedo en la boca, diciendo que los técnicos, los especialistas y expertos graduados en Harvard, deben decidir todo, y eso no debe ser así. Si bien ellos son necesarios, es la gente con sus propias vivencias, necesidades y propuestas quienes deben tener una palabra activa y preponderante a la hora de tomar decisiones”.
El factor productivo es sin duda el motor en el desarrollo regional ¿qué se propone, por ejemplo, en el caso del sector agrícola y que en el caso del Maule es el eje de su actividad?
“Indudablemente abordaremos estos temas, y para empezar vamos a reposicionar la reforma agraria junto con lanzar un gran movimiento de sindicalización campesina. Pero para el sector es esencial volver a discutir el tema de los usos del suelo, porque no puede ser que esto sea un desastre. Hoy los mejores terrenos se están convirtiendo en parcelas de agrado y mermando la producción de alimento (…) La seguridad alimentaria del país es una cuestión vital y de primer orden, y eso dice mucha relación con el tipo de cultivos, porque debemos ser capaces de asegurar la producción de porotos, trigo, maíz y lentejas. Hoy hemos destinado mucho a la producción forestal, que poca plata deja para el país o bien al cultivo de productos exóticos para surtir las mesas en Europa occidental o Estados Unidos”.
¿Hay que empezar por casa, cree usted?
“Eso es. Primero aseguremos la producción alimentaria del país y luego tenemos que hacer atractiva la actividad agrícola, de manera que muchos jóvenes se vayan al campo, se potencien las regiones y creen riqueza para el país (…) Esto debe ser dirigido y orientado por el Estado, y no que sea el mercado que lo regule todo, porque eso es una barbaridad”.
A días de las presidenciales, ¿qué se espera de la ciudadanía y del próximo proceso electoral?
“Yo espero que toda la gente vaya a votar y que entienda que si podemos cambiar Chile. Que podemos salir de esta rueda de corrupción tras corrupción y de fracasos tras fracasos (…) Todos los otros candidatos son conocidos, porque han sido parte del problema y no han hecho nada ellos ni quienes componen sus equipos. Al final todos obedecen al mismo modelo y son una continuidad; lo que implicará que en un par de años tendremos, nuevamente a la gente marchando, porque los ‘ofertones’ nunca llegaron”.