El Maule, se hace sumamente reconocido en el resto del país y en otras naciones, principalmente, por su fruticultura y vitivinicultura. Su alta identidad rural del típico campo del centro del país.
Quizás los medios de información han sido algo injustos con otros valores que la región tiene y que la hacen especialmente atractiva para quienes buscan algo de paz en este convulsionado Chile de hoy.
Es por ello que vale la pena recordar y relevar a un nivel especial comunicacional, la denominada “Ruta Patrimonial Humedales del Maule”.
Esta ruta posee una extensión de poco más de 300 kilómetros divididos en tres tramos, los que prácticamente en su totalidad se encuentran insertos en la costa regional, abarcando las provincias de Cauquenes, Curicó y Talca, así como las comunas de Chanco, Constitución, Curanipe, Curepto, Licantén y Vichuquén.
Es muy interesante que la ruta cuenta con 42 hitos patrimoniales donde se puede caminar, observar, fotografiar, en fin, simplemente descansar.
En este mismo contexto, estimado lector, le invito a un ejercicio: piense -en este mismo momento- en cuantas especies de aves usted puede reconocer, por su fisonomía o canto. ¿Cinco, diez, unas 15? Quizás con 20 sería bastante bueno. Pues bien, en algunos de estos puntos o hitos indicados, uno se puede encontrar hasta con 120 especies de aves, desde una simple y humilde Tagua hasta la imponente garza Cuca (gran ave de color plateado y con una envergadura que puede superar un metro, ave sumamente difícil de encontrar, dada su naturaleza aislada), pasando por gaviotas que vienen del hemisferio norte en sus periodos de migraciones, por el espectacular “siete colores” y, también, pingüinos, efectivamente, Pingüino de Humboldt.
Sin duda que una de las aves más espectaculares que en sus periodos de traslados se pueden observar en algunos de nuestros humedales, son los flamencos, majestuosos, imponentes, de vivos colores y de estampa orgullosa. Generalmente a esta ave la asociamos con el altiplano del norte de Chile, pero también la encontramos acá, en nuestro Maule.
En la vorágine social y política actual, hablar de aves, quizás pueda sonar fuera de foco, pero en esta oportunidad justamente se trata de eso, de invitarlo a soñar con algo de paz, que puede ser disfrutado a solo unos pocos kilómetros de distancia. Los tiempos que se vienen, necesitarán de mentes y espíritus orientados a la paz, a lo positivo y a lo que nos une como país. Observar aves y la naturaleza ayuda.