En el contexto de un mundo en constantes transformaciones, el clima no se ve ajeno a esto y es así como el cambio climático se ha convertido en una realidad que demanda de todos nosotros una responsabilidad activa en la preservación de uno de los recursos más preciados de planeta: el agua.
Con motivo de la reciente conmemoración de la Semana Mundial del Agua -entre el 20 y 24 de agosto-, es preciso reflexionar sobre nuestra rutina diaria, puesto que a menudo damos por sentada la accesibilidad al agua potable, olvidando su importancia vital. Sin embargo, la creciente escasez de agua nos recuerda que este recurso es finito y susceptible de agotarse.
Más allá de ser esencial para nuestra propia existencia, el agua desempeña un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas que sustentan la vida en la Tierra.
Cada gota de agua cuenta y cada uno de nosotros puede marcar la diferencia mediante pequeñas acciones de conservación en nuestra vida cotidiana. Desde cerrar la llave cuando nos enjabonamos las manos o cepillamos los dientes, hasta reparar fugas en nuestros hogares; cada gesto contribuye a la preservación de este recurso valioso.
Reconocer la importancia del agua no sólo implica reconocer su papel en nuestras vidas, sino también comprender su influencia en la salud de nuestro planeta en su conjunto, recordando que no tenemos otro planeta y que todos, sin importar nuestras diferencias, al final habitamos en conjunto.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto en términos de clima, con intensas precipitaciones, crecidas de ríos, incendios y más, nuestras elecciones y acciones importan más que nunca. Al tomar decisiones informadas sobre cómo utilizamos y conservamos el agua, podemos influir directamente en la sostenibilidad de nuestro entorno. Al cuidar de nuestras fuentes de agua locales y adoptar prácticas conscientes, estamos contribuyendo a un futuro más prometedor para las generaciones venideras.
El agua es la red de la vida, conectando cada rincón de nuestro planeta. Nuestra capacidad de comprender su valor y la necesidad de preservarla trasciende las barreras geográficas y culturales. Al mostrar respeto por este recurso vital, estamos demostrando nuestro compromiso con la red interconectada de vida que comparte nuestro hogar: la Tierra.
Es nuestra responsabilidad colectiva asegurar que las generaciones futuras puedan disfrutar del mismo acceso al agua que hemos tenido nosotros. El camino hacia la sostenibilidad comienza con cada uno de nosotros, por mis hijas, tus hijos, por ti y cada uno de los habitantes del planeta, el tiempo para actuar es ahora.
Dr. Luis Morales Quintana
Académico Universidad Autónoma de Chile