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ENTREVISTA: “El gobierno en la fórmula original ya no existe más, se acabó”

Análisis político del académico del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Maule, Dr. Javier Agüero Águila

¿Cómo evalúas los dos primeros años de gestión del actual gobierno?

«Desde una mirada general, y no apuntando necesariamente a la cantidad de promesas legislativas contenidas en el programa original que se han cumplido o no, pienso que este gobierno —lo que es más o menos evidente— es el ejemplo de una torsión y un sustantivo desplazamiento en el relato. Me refiero a que ya en el primer año se hizo patente el progresivo abandono de una política de la convicción a una de la constatación. En este sentido, el Frente Amplio en un matrimonio forzoso con el Partido Comunista, pudo palpar de cerca la diferencia entre la consigna y el lobby, y se vio de golpe urgido a abdicar del estilo propio de la marcha para situarse ahora en el canon de la política cotidiana, del día a día de los intereses, de las negociaciones, en fin. Básicamente se tuvo que enfrentar a todo aquello que les era desconocido. Pensemos que en términos estrictos el Frente Amplio no deviene de los movimientos sociales, sino que su impronta más original está en las universidades, en donde jóvenes urbanos que compartían —y comparten— un mismo perímetro de clase y están conectados (por vínculos familiares o redes diversas) a la Concertación, se reconocían en una cierta zona de confort donde el encuentro entre iguales favorecía la emergencia de un discurso antisistema y refundador. Una vez instalados en el poder real y de la política en serio, todo fue diferente».

¿Cuáles consideras que han sido los principales logros en términos de políticas públicas y cambios sociales?

«Creo que haces bien en establecer la diferencia entre “políticas públicas” y “cambios sociales”, no son lo mismo. Las políticas públicas se negocian e implementan y los cambios sociales se conquistan. También las políticas públicas son de orden más específicas, puntuales, mientras que los cambios sociales son transformaciones de largo aliento y pesan en el tiempo. En esta línea, no existe una correlación directa entre políticas públicas y cambios sociales de orden mayor, estructurales. Sin embargo y a pesar de lo anterior, creo que la jornada laboral de 40 horas, el salario mínimo a 500 mil pesos y el royalty a la gran minería, son medidas relevantes y que impactan derechamente en la vida de las personas (sobre todo las dos primeras). También es un avance la “Ley de fondo estatal para el pago de pensiones alimenticias”, o el cobro a los llamados “ley papitos corazón”, lo que obliga a hacerse parte de manera retroactiva a una enorme cantidad de hombres que no se han responsabilizado por sus hijas o hijos. No obstante, la reforma que verdaderamente hubiera permitido realizar gran parte del programa inicialmente transformador del gobierno, me refiero a la reforma tributaria, se rechazó en marzo de 2023 con votos de la derecha. La señalo porque creo que este fue un durísimo golpe que terminó por desactivar todo el impulso refundacional, era la madre de todas las reformas. Fue un baño de realidad».

¿Cuáles son los desafíos más significativos que ha enfrentado el gobierno en estos dos años?

«Por todo lo que hemos conversado, pienso que lo más complejo es haber tenido que enfrentarse contra sí mismo. Quiero decir que muy temprano tuvo que asumir que se trataba de adaptarse o morir —una suerte de darwinismo político—, y que para eso debía sacrificar gran parte de lo que era su imaginario de mundo y ajustarlo a la cruda realidad de la política. Debe haber sido difícil constatar que sus sueños de transformación tenían lugar y podían germinar solo entre su grupo de pares y en el cercado protegido de sus universidades; de que la política real es oscura y exige abandonar en lo que siempre se ha creído o aceptas tu extinción. Se hablaba de “acabar con el neoliberalismo” y resulta que hoy el gran logro que constatan es la “estabilización” de la economía (entre ambas hay una enorme distancia) a través de la disminución de la inflación, que no es un logro del gobierno precisamente sino del Banco Central. Se hablaba de refundar carabineros y hoy es un gobierno que abraza más que ningún otro el paradigma de la seguridad, etc. No sé si hay en la historia de Chile un ejemplo más nítido de cambio en el relato».

¿Cómo describiría la relación entre el gobierno actual y el Congreso durante estos primeros dos años?

«Cuando eres minoría en ambas cámaras no se podría esperar que se dé una relación de colaboración, sino más bien hostil. Todo el arco de la derecha, desde Republicanos hasta Evópoli pasando por Demócratas (fugados/as del PPD, DC y PR), han generado las condiciones para que el gobierno se vea obligado a transar, negociar y ceder permanentemente. De nuevo, fue en el Congreso que se rechazó la idea de legislar sobre la reforma tributaria, y con eso bastó para desarticular y dejar en potencia gran parte del programa original. Ha sido una relación dura e, insisto, muy determinante en el cambio de giro que ha hecho patente este gobierno».

¿Se ha avanzado en términos de promoción de la justicia social y la igualdad en Chile?

«Como te respondía, hay leyes que han significado avances y que no se pueden desconocer. Pero en lo estructural Boric y su gobierno asumió como suyo el paradigma de la seguridad y el crecimiento económico. Estos son los grandes ejes actuales que le permiten mínimamente sintonizar con la ciudadanía. En este sentido no se diferencia en nada de lo que podría ser un gobierno de la centro-derecha. Entonces la promesa de acabar con el binarismo tradicional en la política chilena, o con grandes acuerdos que permitieran (cuando menos) vislumbrar una suerte de salida al neoliberalismo salvaje que ha determinado a la sociedad chilena en las últimas cinco décadas y, por lo tanto, apostar por una Estado social de derechos y no subsidiario de los grandes capitales, quedó sumergida en una retórica del pasado y, al día hoy, nada de eso es posible siquiera de imaginar».

¿Qué expectativas tienes sobre el futuro del gobierno de Boric?

«Lo pongo así. Viene de votarse la fusión del Frente Amplio para formar un partido único (RD más CS). Es cierto que esto lo transforma en el partido a la izquierda más grande en Chile, no obstante, al mismo tiempo, revela que el gobierno en la fórmula original que le permitió llegar al poder ya no existe más, se acabó. El pacto instrumental del Frente Amplio con el Partido Comunista muere tras el fin de este mandato. Por lo tanto, en rigor, no tiene ningún futuro porque desapareció la alianza fundante. Otra cosa es Gabriel Boric, quien sin duda ha sabido ganar pulso y es muy probable que sea una figura muy relevante en las décadas por venir. Ahora, ya no veremos al Gabriel Boric con megáfono, las mangas de la camisa recogidas, el puño en alto y coreando consignas, sino a uno de salón, más formal, que aprendió a calcular y que devino en político tradicional».

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