El primer debate presidencial en EEUU de cara a las próximas elecciones dejó al desnudo la decadencia en que está sumido. Parece mentira que los estadounidenses sean incapaces de poner en carrera a otros candidatos. Mal que mal, el peso de EEUU en el concierto mundial sigue siendo de peso y no nos es indiferente. Un candidato, el republicano ha batido récord de mentiras, en tanto que el candidato demócrata no sé si sabe dónde está parado. Sospecho que tal como están las cosas, salvo que el partido demócrata tenga el valor de poner a otro candidato en la papeleta, Trump ganará por paliza las próximas elecciones.
Mientras tanto, en Bolivia se vio frustrado lo que parece haber sido un golpe de pacotilla con el objetivo, tal como explicitó quien fuera el comandante en jefe del Ejército, de “reforzar la democracia”. Posteriormente, el mismo comandante habría sostenido que el propio presidente Arce le habría pedido el golpe, lo que implicaría un autogolpe. Pareciera que los eufemismos andan a lo orden del día.
En Chile, Jadue, alcalde comunista de Recoleta celebra su cumpleaños en prisión, mientras el abogado Hermosilla, experto en trabajar tras las bambalinas en las designaciones de candidatos a cargos en los más diversos ámbitos, continúa libre de polvo y paja. Ya nadie sabe para quien trabaja.
Como si esto fuera poco para entretenernos el almanaque, tanto en nuestro continente como en Europa se desarrollan sendas competencias futbolísticas, la copa América y la Eurocopa. Chile sufriendo un proceso de transición de una generación dorada que está viviendo su ocaso para dar paso a otra que aún no se asienta. Si bien Chile ya no juega arratonado, aguantando el marcador, ha dejado de lado ese juego intenso, al ataque, que tenía en tiempos del loco Bielsa cualquiera fuera el resultado y el rival. Característica que tiene hoy el seleccionado de Uruguay, dirigido por el mismísimo Bielsa.
Mientras en Francia la ultraderecha parece estar viviendo días de gloria, como prueba de una ola que amenaza con expandirse, en Inglaterra parecen decir lo contrario, dado que los recientes comicios dan cuenta del derrumbe conservador y de una resurrección del laborismo. Los conservadores estarían pagando caro su decisión de salirse de la Unión Europea y de tantos años de desmantelar los servicios públicos en que se empeñó desde los tiempos de Thatcher.
Son tiempos líquidos, volátiles, inciertos, inseguros.