¿De qué se trata?
El 28 de junio de 2014, en Belo Horizonte, Brasil, las selecciones de fútbol de Chile y el scratch disputaron un partido decisivo para avanzar a cuartos del final en el Mundial de Fútbol desarrollado en tierras cariocas. El encuentro fue intenso, de principio a fin, durante el tiempo reglamentario y suplementario, y que terminó en igualdad con anotaciones de David Luiz y Alexis Sánchez.
Se tuvo que ir a una definición a penales, donde la escuadra brasileña vivió momentos de agustia, con sus jugadores de rodillas, rezando para evitar una elminación, resultando al final victoriosos por 3-2.
¿Cuál fue el hito que marcó la jornada?
El hecho que marcó el partido y que se encuentra grabado en la memoria futbolera histórica, fue cuando restando segundos para el término del tiempo suplementario, el delantero chileno, Mauricio Pinilla, tras hacer una pared con Alexis Sánchez, saca desde fuera del área un furibundo disparo que estrella el balón en el horizontal del arco de Julio César, el cual se encontraba absolutamente vencido. Esa jugada pasó a la historia y es conocida como «el palo de Pinilla».
¿Cómo anduvo Chile en el Mundial de Brasil 2014?
Después del mundial celebrado en Chile, en 1962, la participación en el mundial en Brasil es la mejor que La Roja ha logrado en su historia. Fue así como en este caso primero derrotó 3-1 a Australia, para luego imponerse por 2-0 sobre España -el campéon del mundo en esos momentos-, y dejandola eliminada de la competencia. El tercer encuentro disputado en el grupo fue ante Países Bajos (Holanda), cayendo por igual marcador.
Al avanzar hacia la otra fase, La Roja se vio las caras nuevamente y como siempre le ha ocurrido en los mundiales, con la escuadra brasileña, con el resultado que ya conocido.
¿Cómo vivieron los hinchas el mundial?
Mientras la gran mayoría de los chilenos y chilenas siguieron el desarrollo del mundial a través de la señal de televisión, hubo algunos que se las arreglaron para vivir la experiencia presencialmente. El periodista Gerardo Herrera es uno de ellos, quien dijo que «inicialmente iría por el CDF, pero luego por temas de los derechos se cayó la opción. De esa manera, fui por las mías, saqué pasajes a dos semanas del partido ante España, me salió alrededor de un millón de pesos, pasaje que habitualmente tenía un valor de $200.00. No tenía entrada, y a pocos días conseguí acá en Talca una en $250.00, diez veces más cara».
Señaló que «creo que todo valió la pena, es cierto lo que se habla de aquel partido (frente a España). La emoción de cantar el himno en el estadio Maracaná lleno de chilenos, fue simplemente espectacular. Ojalá me equivoque, pero creo que es muy difícil que se repita algo como aquello: ambiente, nivel de la selección, ganar a España que era el campeón del mundo, y de paso, eliminarlos del Mundial quedando una fecha».
Su plan inicial era estar tres días, pero al final se quedó otros tres más.
«Debe ser la experiencia más importante que tengo en el fútbol, una vivencia merecida en virtud a mi amor por el fútbol. Estar en un Mundial es otra cosa, por todo lo que involucra en términos culturales, de compartir con personas de otros países, y sobre todo en un país como Brasil y específicamente en Río de Janeiro», recordó.
Quien también lo vivió intensamente fue Claudio Reyes, ingeniero comercial, quien viajó a Brasil junto a sus hijos. «El mundial 2014 tuvo muchas emociones, se partió en Cuiabá (partido frente a Australia) donde pocos llegaron porque quedaba en plena Amozanas. Después el Maracaná estaba repleto de chilenos (encuentro contra España) y ahí ganamos el partido desde el himno. En el metro eran impresionante los cánticos y los gritos», rememoró.
«Posteriormente en Sao Paulo, para el partido con Holanda -dijo-, fue mucho más potente porque el metro era prácticamente chileno, a pesar de que el estadio estaba compartido».
Claudio tenía un tipo de ticket que le permitía seguir hasta donde avanzara Chile y si bien advirtió un ambiente bravo de parte de algunos brasileños, «en ningún caso eran todos, porque -sostuvo- el pueblo brasieño es muy amable y la fraternidad que se vivía era tremenda, me tocó en algún momento compartir taxis con argentinos».
«El mundial es una fiesta», remató.
Fotografías: Getty, The Clinic, ANFP y Gerardo Herrera