Álvaro Rojas Marín, médico veterinario de la Universidad de Chile, doctor en Ciencias Agrarias y postdoctorado en Sociología y Desarrollo Rural en el Technische Universität de München en Alemania, ha dejado la rectoría de la Universidad de Talca y el puesto ha quedado en manos del ingeniero civil y doctor en Economía del Desarrollo, Carlos Torres Fuchslocher.
Álvaro Rojas lo hace luego de ocupar el cargo desde el año 1991, salvo su interrupción mientras ejerció como ministro de Agricultura y posteriormente como embajador de Chile en Alemania en el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet. Son casi treinta años -toda una vida- liderando la que hoy es -muy probablemente- la mejor universidad de regiones. Es él, sin dudas, el rector que, desde la recuperación de la democracia, permaneció más tiempo al frente de un cuerpo académico.
A comienzos de la década de los noventa, la realidad de dicha casa de estudios no era muy diferente a la de otras sedes regionales que se habían escindido de la Universidad de Chile o de la Universidad Técnica del Estado en buena parte del territorio nacional.
La universidad que le tocó encabezar en ese período era, con toda seguridad, la más pequeña de las que nacieron el año 1981 y fue además la última en iniciar su proceso de normalización democrática.
La UTAL, como suelen llamarla sus alumnos y profesores el día de hoy, logró su consolidación en todos los ámbitos gracias a la gestión sólida, comprometida y visionaria del rector Rojas. La Región del Maule ha sido testigo privilegiado de aquello. Fue desde aquí donde se construyó una universidad pública, compleja, de excelencia y al servicio de la comunidad que ha trascendido los márgenes y límites del territorio. Hoy son miles los alumnos que cursan sus programas de pre y postgrado en los campus de Talca, Linares, Curicó, Santa Cruz y Santiago. El Valle Central ha permitido pensar un país y su impacto ha sido -y espero siga siéndolo- de carácter global.
Cientos de miles de metros cuadrados de construcciones compuestas por aulas, laboratorios, bibliotecas, salas de estudios, casinos, espacios recreacionales y oficinas acompañan a una institución acreditada nacional e internacionalmente con equipos humanos de renombre y excelencia. Son muchos los hitos y logros que sostienen lo que digo, pero permítanme resaltar uno: poner a la cultura en el centro del quehacer universitario y regalarle a la ciudad de Talca el mejor parque de esculturas que existe en Chile -y probablemente en América Latina- con obras de Sergio Castillo, Marta Colvin, Federico Assler, Lily Garafulic, Cristina Pizarro, Raúl Valdivieso, Marcela Correa, Francisco Gazitúa, Vicente Gajardo y Juan Luis Dorr, por nombrar sólo a algunos.
Estos últimos tres escultores, hombres de cantera y donde figura el último Premio Nacional de Artes Plásticas, fueron los responsables de construir una mesa memorial que albergará los restos de Nicanor Plaza, uno de los padres de la escultura en Chile. Esta conmovedora obra, que se emplaza en el Campus Lircay a un costado de la biblioteca, fue realizada a tres manos -fenómeno inaudito en nuestra historia- ilustra el compromiso de relevar la cultura y el arte a un plano mayor.
El Parque de Esculturas, a decir del rector Álvaro Rojas, «se inserta en una propuesta artística y cultural que además de actividades vinculadas a la plástica como el desarrollo de una Pinacoteca Regional, de un Museo de Arte Contemporáneo, incluye el fomento y desarrollo de la música a través de la Escuela de Música, los Coros Universitarios y la Orquesta Juvenil; el desarrollo de medios de comunicación, tales coma la radio, la televisión y otros medios escritos; la consolidación de una Editorial Universitaria y un conjunto de otras actividades vinculadas al desarrollo y bienestar cultural de la población de nuestro espacio geográfico».
La Universidad de Talca siente la partida de un gran rector, pero queda en las buenas manos de Carlos Torres, quien no tengo dudas mantendrá esta visión, potenciando no sólo la investigación científica, las mejoras en infraestrucura, las publicaciones indexadas, transformación digital y cohesión de la comunidad universitaria, sino además, y a la par de lo anterior, el desarrollo de las Artes y Humanidades, la Galería Nuga, la Editorial, el Centro de Documentación Patrimonial, el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso y la Medalla Abate Juan Ignacio Molina.
Álvaro Rojas Marín, fue el rector que puso a Talca en el mapa universitario chileno, fue quien edificó el Alma Mater de esta Casa de Estudios. Eso, en algunas décadas, le será recordado y reconocido.
Sus egresados proclaman y aplauden con orgullo ser formados en la Universidad de Talca. ¿Puede existir un mayor homenaje posible que aquello?
Guillermo García González