¿Cuál es el contexto?
El costo de la vida sigue al alza, una realidad que se evidencia con las últimas cifras del Índice de Precios al Consumidor (IPC) entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que notó una variación mensual de 1,0% llegando a un acumulado en el año de 4,5% y de 4,7% en 12 meses.
Estas cifras pegan directamente en el bolsillo de los chilenos y su alimentación, ya que el IPC de alimentos aumento en un 2,2%, por lo que muchas personas se ven en la necesidad de hacer cambios en su alimentación.
¿Qué advierte una especialista?
Según comenta Carolina Pye, nutricionista y académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes, las consecuencias de alimentarse mal pueden llevar tanto a un déficit como en un exceso de peso.
“Una mala alimentación puede tener serias consecuencias para la salud de las personas y generar algunas enfermedades. Por ejemplo, una alimentación alta en calorías y baja en nutrientes va a repercutir en que la persona no sólo suba de peso, sino que la predispone a padecer enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso el exceso de peso se asocia a algunos tipos de cáncer”, agrega la académica.
¿Cuál es el riesgo?
Una baja ingesta de nutrientes muchas veces no se refleja como una baja de peso, ya que las carencias nutricionales muchas veces son no visibles y asintomáticas al comienzo pero al mediano plazo pueden generar otras enfermedades. En esta misma línea, la especialista aclara que existen algunos nutrientes que no pueden faltar en una alimentación saludable y equilibrada.
“Entre estos nutrientes se encuentran las proteínas, que pueden ser de origen vegetal o animal; grasas de buena calidad que ayudan en la prevención de algunas enfermedades y son esenciales para el adecuado crecimiento y desarrollo de los niños y tampoco debe faltar en la alimentación la fibra dietética y todas las vitaminas y minerales que son esenciales para mantener la salud”, comenta la Carolina Pye, académica de Nutrición y Dietética UANDES.
¿Cuál es la principal recomendación?
Debido al aumento del IPC y la inflación, entre otros factores, los alimentos están cada vez más caros y esto puede llevar a muchas personas a dejar de consumir ciertos productos debido a su elevado valor, sin embargo, existen algunos que pueden ser reemplazados por otros que contengan los mismos nutrientes. En este sentido, la académica UANDES, señala algunos alimentos que podemos incorporar en una dieta equilibrada sin gastar demás:
- Proteínas: Las legumbres son una excelente fuente de proteínas y si bien un kilo de legumbres no es tan barato, si rinde para muchas personas. En cuanto a los pescados, podemos encontrar el jurel, que es una excelente fuente de ácidos grasos esenciales, de zinc y de proteínas y que por lo general tiene un precio bajo.
- Fibra: en este caso lo ideal es incorporar alimentos, como las legumbres y los cereales enteros, por medio de alimentos como tallarines, arroz o pan en sus versiones integrales además de incorporar verduras (FLO, APROVECHANDO QUE BAJARON DE PRECIO) .
- Grasas de buena calidad: estas se pueden encontrar también en aceitunas, palta y los frutos secos y semillas. Si bien, algunos de ellos son caros, las semillas son más baratas y tienen un aporte parecido.
“Es importante recordar que los pescados como el jurel y el atún que tienen habitualmente un precio más asequible son una buena fuente de proteínas, grasas de buena calidad, vitaminas y minerales importantes para mantener la salud”, comenta la académica.
¿Qué ocurre con las frutas?
Por otra parte, Carolina Pye, destaca la importancia de mantener el consumo de frutas y verduras durante todo el año. “Las frutas y verduras no tienen reemplazos y deben formar parte de una alimentación equilibrada, por lo que es importante incluirlas en el presupuesto y comprarlas en lugares más baratos, como en las ferias”, añade.
En esta misma línea, la académica UANDES agrega que las futas y verduras de la estación siempre serán más baratas. “Las frutas y verduras de la estación siempre son más baratas están más disponible y se pueden obtener los mismos nutrientes que se encuentran en otras frutas y verduras que pueden tener valores más elevados”, concluye.