Alcalde desde 1921 hasta 1931, al final de su administración le correspondió enfrentar el complejo proceso de comenzar a levantar una ciudad literalmente en el suelo, legando a la posteridad obras que modificaron el plano urbano existente hasta 1928, por lo cual las autoridades de la ciudad levantaron un monolito y una avenida que evocaban su nombre (Jorge Valderrama Gutiérrez)
Talca tiene una “deuda histórica” con don Andrés Vaccaro, quien en su gestión como alcalde de la ciudad durante 10 años -desde 1921 hasta 1931-, debió asumir las responsabilidades de dirigir los negocios de una ciudad seriamente dañada por el aciago terremoto del 1 de diciembre de 1928, llamado el Terremoto de Talca, cuyo origen se situó en el volcán Quizapú. En ese entonces, era intendente de Talca don Gonzalo Robles, por el período 1926 a 1930. En su honor, la actual 18 Oriente se denominó Avenida Andrés Vaccaro, exhibiendo un monolito que lo homenajeaba hasta la década del 80 del siglo pasado que, al parecer, el tiempo se llevó.
COMPLEJA TRANSFORMACIÓN URBANA
Después del colapso de la ciudad, a consecuencias del megasismo precedentemente citado, se mapeó que éste comprometió la estabilidad del 80% de los edificios de Talca, por lo cual el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) comenzó inmediatamente a prestar ayuda para su reconstrucción.
En esa ocasión -marzo de 1929- se gestó la Oficina Técnica de Reconstrucción de Talca, encargada de satisfacer las necesidades más urgentes, así como de fiscalizar reconstrucciones y edificaciones peligrosas.
Igualmente, en Santiago, la Dirección General de Arquitectura elaboró, a instancias del Ministro del Interior de entonces, un plano de transformación de la ciudad, el que consultaba la apertura de 5 diagonales, un Barrio Residencial -entre las calles 2 Sur, 4 Norte, 1 Oriente y 1 Poniente–, la expropiación de terrenos colindantes al estero Piduco al sur de 7 Sur, el ensanchamiento de varias arterias, la formación de tres nuevas plazas en la ciudad, entre otras. Gastos que sobrepasaban tanto los recursos municipales como la ayuda económica que podía otorgar el Supremo Gobierno, por lo cual fue desechado y reemplazado por uno nuevo, más modesto, elaborado por la Honorable Junta de Vecinos y aprobado por el Presidente de la República en febrero de 1929, que disminuyó el área de la población y fijó nuevos límites urbanos. Así también, se aumentó el número de plazas y se expandieron otras (como la Plaza Serrano). Entonces se crearon la Plaza Estación y Gregorio Las Heras, barajándose la posibilidad -desechada poco después- de construir un nuevo Teatro Municipal frente a la Plaza de Armas -por calle 1 Sur-, y una nueva Casa Municipal en Avenida Exposición (en terrenos expropiados a la Casa de Huérfanos).
A su vez, el departamento de Obras Municipales se preocupó de mantener y mejorar el alumbrado público -la planta generadora de energía estaba a 150 metros al oriente de la esquina formada por las calles 9 Sur y 15 Oriente-, la pavimentación de las calles, y el servicio de teléfonos, entre otros; y la Subdirección del Departamento Técnico de la Habitación veló por la construcción de poblaciones, tales como Cooperativa Nacional, Presidente Ibáñez, Ferroviarios y O. Profesión, en tanto el Ministerio del ramo acometió la compleja misión de reconstruir escuelas y liceos emblemáticos (urbanos y rurales). Se planificó hasta la distribución de agua potable, instalándose una fuente en una de las nuevas avenidas.
En otro ámbito, se construyeron 3 pabellones para la cárcel y Juzgado de Talca, locales para el Regimiento de Carabineros N° 7 de Talca y Curepto, se demolieron edificios públicos (Liceo de Hombres, Escuela Vocacional, cárcel y penitenciaría, Escuela Sanfuentes, Casa Consistorial, Escuela Profesional, Prefectura de Carabineros), y otros.
PLAZA LAS HERAS Y PARQUE MUNICIPAL
Desde el histórico sector de la Pampa -puerta de entrada norte a la ciudad-, y hasta Alameda, la urbe carecía en ese entonces de una plaza, jardín o plazuela en la cual pudieran pasear y distraerse sus habitantes.
“Sus moradores tenían como única compensación a esta deficiencia la facilidad para pasear durante los días festivos y horas de recreo por los pintorescos campos de los alrededores”, consignó la Revista Comuna y Hogar, del mes de septiembre de 1930. La misma publicación dio a conocer que la comunidad jugó un rol protagónico para su materialización.
De esa manera, la construcción de dicha plaza consideró el cuadrante situado entre las calles 7 y 8 Norte, 5 y 6 Oriente, y se inauguró en 1930 con el nombre del general argentino Juan Gregorio las Heras, quien contribuyó a la independencia de Chile y salvó al grueso del ejército patriota la aciaga noche del Desastre de Cancha Rayada, permitiendo su reorganización y posterior victoria en los llanos de Maipú. Militar que también es recordado en una de las caras del Monolito a la Legión Talquina, en cuya cúspide se exhibe el Monumento a la Victoria.
Además, se dio importancia a la concreción del Parque Municipal, situado en las riberas del río Claro y colindante al Estadio Municipal, con el propósito de celebrar en Talca una exposición de industrias, comercio y agricultura. Ello fue posible gracias a las gestiones de la Honorable Junta de Vecinos, que adquirió para la Municipalidad de Talca los terrenos del Club Deportivo en la suma de trescientos mil pesos, a la par que una comisión de prestigiosos vecinos de la localidad conseguía del Supremo Gobierno el apoyo financiero para materializar dicha obra, recursos que alcanzaron a un millón 500 mil pesos. Se construyó el gran edificio del casino-restaurant, un edificio para administración y un chalet para el jardinero mayor. Así también, se terminaron las pistas de atletismo, de fútbol, de ciclismo y de tenis, “con hermosas y extensas tribunas (en el actual Estadio Municipal). Se ha construido también en el mismo local una gran piscina” (Revista Comuna y Hogar). Finalmente, en el Parque Municipal se plantaron más de diez mil árboles de diversas variedades.
UN ALCALDE OLVIDADO
Don Andrés Vaccaro adscribió al Partido Conservador, conglomerado político chileno de derecha fundado en 1836, y que lo llevó a la Casa Consistorial talquina en 1921. Con el paso del tiempo se ganó el afecto de la ciudadanía. Si bien le correspondió estar presente y encabezar numerosas ceremonias culturales -como la inauguración del Monumento al Abate Molina en Alameda, frente al Liceo, en julio de 1927-, sociales y políticas durante su administración, no fue sino después de la tragedia de la madrugada del 1 de diciembre cuando se apreció en toda su dimensión el compromiso para con su ciudad.
Tras la catástrofe telúrica canalizó sus energías y conocimientos para imaginar una urbe mejor, viajando todas las veces que fue necesario a Santiago, a entrevistarse con las autoridades centrales con la intención de obtener aquellos recursos que la urbe necesitaba con urgencia y que posibilitarían la implementación de un adecuado plan de transformación urbano. En aquel escenario, enfrentó con determinación y acciones el desafío que significó levantar una Talca terremoteada y con sus más emblemáticas construcciones en el suelo.
En ese contexto, junto a un equipo de asesores y colaboradores planificó el levantamiento de la metrópoli, que en su génesis contemplaba considerables innovaciones que después se excluyeron. La Avenida Exposición, actual Diagonal, que enlaza la Plaza de Armas con Alameda, debería haber llevado su nombre, ya que su diseño se comenzó en 1930, cuando aún era alcalde. Le sucedió en el cargo don Pedro Valdés, por el período 1931-1932.
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