En este asesinato no hay sangre, ni cuchillos, ni pistolas. Lo único violento es la explosión que destruyó veredas, que dinamitó baldosas, que sacudió ventanas, que arruinó edificios. Que provocó un ruido tan molesto que parecía que caminabas por una selva de gritos y pesadillas.
Tu no te acuerdas porque no habías llegado, me dijo López socarronamente.
-Mi mamá compraba en La Negrita, en la esquina de 1 Sur con 5 Oriente…yo era chico, pero me acuerdo, ahí me compró el cuchillo, el tenedor, la cuchara chica y el choquero que llevé a mi primer campamento en Vilches. Todavía tengo la cuchara, le hice un hoyo en el mango y la llevo de llavero…
De vez en cuando López se pone nostálgico y me cuenta de sitios que visitaba de chico, que después cambiaron o que desaparecieron. Miro donde estaba La Negrita y no alcanzo a imaginármela. Está tan feo el mercado, apolillado, tanto que ya no se ve, parece invisible. De vez en cuando de sus ruinas sale una bicicleta, una foto carné, una lechuga, un mortero, una escalopa, una churrasca, un libro, en esta época un pastel de choclo, una humita…
-Yo fui a comer completos al Ibiza…no a las mesas sino al mesón donde veía al maestro moler la palta y calentar el pan…Mi papá decía que eran los mejores completos de Talca. Tenía razón, no he vuelto a comer un completo tan sabroso…Mi papá murió antes que se viniera abajo…se quedó con el recuerdo…y yo qué hago con los escombros…
Tampoco puedo imaginar el Ibiza, yo que me conformo con los completos mojados de la 5 Oriente…Me hubiera gustado conocer a tu viejo, López…nos hubiéramos puesto de acuerdo para molestarte…
-Y ahora resulta que echaron a los ambulantes y el silencio se me hace incómodo…me trae fantasmas…me dan pena los cadáveres bostezando…
No le respondo. No le digo que prefiero a los fantasmas antes que a los ambulantes…Lo dejo hablar de las Concentradas, de la escuela de niñas donde estudiaba Amelia, a quien espiaba mientras esperada a que su mamá llegara de La Negrita.
Entiendo a López, pero a mí los fantasmas hace rato que me vienen siguiendo. Tal vez un día me encuentren en el boulevard de la Uno Sur, sentado junto a un cadáver.
