En política, a veces aquello que consideramos muy probable, más bien inminente, nos sorprende porque no sucede como esperábamos. Es más, en ocasiones ocurre todo lo contrario y, entonces, nuestros estudios de factores y variables, de evoluciones y secuencias, de coyunturas y regularidades, demuestran su inutilidad. La reflexión anterior, que pareciera provenir de las páginas de un libro de autoayuda o de filosofía de bajo costo, surge a propósito de algo mucho más concreto, preciso y cuantitativo: Los resultados de la reciente elección allende Los Andes, en las cuales la ciudadanía argentina se empeñó en rebatir las certeras predicciones de cuanto analista, con muchos o pocos triunfos, había pronosticado. Habíamos.
Hablando en simple, el asunto puede resumirse en lo siguiente: ¿Quién podía predecir que los votantes trasandinos iban a entregar un apoyo tan contundente al actual Ministro de economía? ¿Qué analista, por mal informado que estuviera, se iba a atrever a pronosticar que Sergio Massa pasaría en el primer lugar al balotaje? ¿Quién dijo que la distancia que separó a Milei de Massa sería igual a la que le separa de Bullrich? ¿Dónde se metieron los predictores que advertían que la elección del domingo pasado sepultaría al peronismo o, más bien, al kirchnerismo, que gobierna Argentina por 20 años? Y, por otra parte, ¿qué fue de los que, con singular energía, anunciaban el amanecer de un liberalismo rotundo, torrencial y leonino?
Nada de eso pasó el domingo 22 en las urnas argentinas. Los votantes, en más de un tercio, prefirieron marcar su preferencia por quien hoy dirige la economía y representa el oficialismo que manda desde hace dos décadas. ¿Cómo conjugar la “bronca” que inunda cualquier comentario que los argentinos dedican a sus autoridades, con el 36% que exhibió Massa esa noche? ¿Cómo consiguió el jefe de la atribulada economía argentina remontar desde el 21% que obtuvo en las primarias, hasta el 36,6% que sacó en la primera vuelta, apenas unos meses más tarde? La receta mágica, el factor que no tuvimos en cuenta se llama Clientelismo, una estrategia ya usada en el Imperio Romano. Y que hoy el gobierno argentino utiliza magistralmente.
¿Cuánta gente recibe ayuda directa del Estado (Planes Sociales) en Argentina? La cantidad es increíble. Dependiendo de la fuente que se estudie y el mes que se analice, la cifra fluctúa entre 20 y 22 millones de personas (“planeros” les llaman). Así, si nuestros vecinos son aproximadamente 46 millones de habitantes, de acuerdo a la cifra anterior, poquito menos de la mitad percibe algún tipo de asistencia económica del Estado. ¿Qué tipo de ayuda? ¿Cuáles son los Planes Sociales actualmente vigentes? La respuesta no es fácil. Una vez más depende mucho de la fuente consultada. Por ejemplo, el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales dice que hay 182 programas sociales vigentes, señalando que hay 25 millones de personas beneficiadas. Según Forbes Argentina, en 2022 había 141 planes de protección social y ayuda estatal, los cuales significaban, DIARIAMENTE, 800 millones de su moneda. Algunos de ellos son: Plan Argentina Hace; Programa Hogar; Programa Federal Incluir Salud; Programa Jóvenes Más y Mejor Trabajo; Programa Monotributo Social; Plan Nacional de Primera Infancia; Plan Nacional de Protección Social; Plan Nacional de Seguridad Alimentaria; Potenciar Trabajo; Becas PROGRESAR; Seguro de Capacitación y Empleo; Servicio Nacional de Rehabilitación; Programa SUMAR; Tarifa Social ANSES; Subsidio Social para Medicamentos; Tarjeta Alimentar. Y muchos más.
¿Quién los entrega? 85 son del Ministerio de Desarrollo Social; 26 del Ministerio de Salud; 13 del Ministerio del Trabajo; 4 del Ministerio de Economía; 4 del Ministerio de Relaciones Exteriores; 3 del Ministerio de Turismo y Deporte; 2 del Ministerio de Desarrollo Productivo y tienen 1 cada uno los Ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca, Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Cultura. A todos ellos, hay que sumar: los Programas Provinciales y Municipales, más las Asignaciones Familiares y las Pensiones y Jubilaciones. Y, la pregunta final ¿quién los asigna? La respuesta nos ahorra líneas de análisis: el gobierno. Ese del que forma parte el candidato ganador de la primera vuelta. Ese que entregó 2 bonos (septiembre y octubre) a los jubilados y entregará otro (noviembre) una semana antes de la segunda vuelta.
¿Se atreve Ud. a predecir el resultado de la segunda vuelta?
Juan Carlos Pérez de La Maza
Licenciado en Historia
Egresado de Derecho