¿Cuál es la realidad a nivel mundial?
Uno de cada 10 nuevos casos de diabetes de tipo 2 y una de cada 30 enfermedades cardiovasculares pueden atribuirse al consumo de bebidas azucaradas, según reveló una investigación publicada por la Revista Nature Medicine que incluyó datos de 184 países. La mayor proporción de casos se registró en África, América Latina y el Caribe.
¿Y en Chile?
En el caso de Chile y también según datos de otra investigación publicada en la misma revista en 2023, se consume el triple de bebidas azucaradas que el promedio mundial, superando en un 45,6% la ingesta que se registraba en los años 90.
¿Cuál es la visión de una especialista?
La doctora en Nutrición y Alimentos y académica de la Universidad Autónoma, Christine Kreindl, explica que la ingesta frecuente de este tipo de productos tiene un impacto negativo para la salud debido al alto contenido de azúcar que contienen.
“Una lata puede contener 40 gramos de azúcar, considerando que el límite máximo de azúcar de acuerdo a la OMS debe ser del 10% de las calorías totales, encontrando efectos benéficos para la salud el tener una ingesta no mayor del 5% de las calorías totales, lo que representa en una dieta de un adulto promedio a no más de 25 gramos por día”, detalla.
¿Qué significa?
Esto se traduce en un incremento -en quienes las consumen con frecuencia- del riesgo de padecer obesidad y patologías cardiovasculares, además de caries dentales.
Si a ello se agrega que la mayoría de ellas contienen altas cantidades de ácido fosfórico y cafeína, su consumo habitual afecta además la salud ósea. “Estás bebidas aparte de las calorías provenientes del azúcar, no aportan otros micronutrientes ni ofrecen otros beneficios”, enfatiza la académica.
En el caso de Chile el alto consumo es aún más grave dado el alto porcentaje de obesidad tanto en adultos, como en niños y el aumento de la diabetes mellitus que ha incrementado su prevalencia en los últimos años a un 12,9%, junto con la hipertensión y enfermedades cardiovasculares en general.
¿Cuál es la
“Es importante recalcar que ningún alimento por sí sólo generará un estado de enfermedad o de salud, pero la ingesta habitual de alimentos ultra-procesados, como lo son las bebidas azucaradas, sumado a una dieta poco variada o saludable y una actividad sedentaria se asocia a este tipo de patologías”, indica Christine Kreindl.
¿Cuál es la importancia de los hábitos en el hogar?
La académica de la Universidad Autónoma destaca que una parte importante del proceso de selección de los alimentos de los niños y niñas es lo que ven de sus padres o cuidadores, pues la gran mayoría de los hábitos alimentarios son adquiridos en el hogar.
“Si bien educar acerca de alimentación saludables y la importancia del ejercicio físico, deben ser pilares integrados en la educación infantil, el consumo de alimentos como bebidas azucaradas, dulces, galletas, pasteles, papas fritas, azúcar, embutidos, por nombrar algunos, deben ser ocasionales y no deben ser considerados como alimentos diarios en la dieta”, comenta.
¿Cómo prevenir?
Señala que es clave incluir la ingesta diaria de agua potable sin endulzantes de ningún tipo en los niños, junto con evitar conductas de recompensa con alimentos.
Por ejemplo, si un estudiante obtiene una buena calificación en el colegio, no premiarlo con un dulce o una salida a comer comida rápida, sino con otro tipo de actividades, como tiempo en familia de calidad u otro tipo de estímulos que no involucren la recompensa con el alimento.
“Además de ello, la ingesta de alimentos saludables de manera habitual en el hogar promoverá hábitos que podrán perdurar en la vida adulta”, detalla.