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¡BIENVENIDO 2022! Por Rodolfo Schmal S.

Por Rodolfo Schmal S.

Rápidamente llegó el 2022. Pareciera que el tiempo transcurre cada vez más rápido. Ya se nos fue el 2021, un año caramboleado, cruzado por la pandemia a nivel mundial, y a nivel nacional, aderezado por la convención responsable de la elaboración de una nueva constitución, elecciones municipales, regionales, parlamentarias y presidenciales. Esta última resuelta en segunda vuelta con su correspondiente dosis de suspenso, pero que finalmente se resolvió pacíficamente, sin escándalo, gracias a la contundencia de los resultados finales.

El 2022 nos pilla en un estado de incertidumbre marcada por cinco elementos que nos tensionan: el sanitario, el migratorio, el económico, el militar y el político. El sanitario está asociado a la pandemia que se resiste a abandonarnos y que obliga a mantenernos en alerta, a adoptar todas las medidas preventivas a nuestro alcance, tales como el distanciamiento social y el uso de mascarillas. Todo esto junto con seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias competentes mientras prosiguen las investigaciones en torno a la eficacia y duración de la inmunidad de las vacunas frente a las distintas variantes que están apareciendo. Se trata de una batalla en curso que dificulta proyectarnos mayormente no obstante que a la fecha hemos logrado mantener a raya la pandemia.

El fenómeno migratorio nos seguirá acompañando en el curso del año y si bien implica a todo el país, ha afectado primordialmente a las regiones del norte. Se trata de un fenómeno mundial asociado al cambio climático en curso y a las distintas realidades imperantes en los más diversos países. Si bien las migraciones existen desde los albores de la humanidad, fruto del desigual desarrollo en distintas regiones del mundo, hoy se da con especial fuerza gatillando expresiones nacionalistas y de xenofobia que ponen en jaque los avances que en materia de DDHH ha alcanzado la humanidad.

Otro elemento que pesará en el año es el económico como consecuencia de las diversas medidas adoptadas en los dos últimos años destinadas a amortiguar las secuelas que la pandemia ha dejado en el plano laboral. Las holguras económicas que se disponían ya no estarán presentes en el 2022 por lo que se prevé un año duro, de bajo crecimiento económico y donde la autoridad monetaria deberá esforzarse por contener las presiones inflacionarias actualmente presentes. Esta realidad requerirá un delicado manejo económico-financiero en un contexto de altas demandas en los más diversos órdenes.

El elemento militar con el que se está lidiando tiene relación con el conflicto en la Araucanía y al cual no pocos se refieren como un conflicto chileno-mapuche. Luego de décadas de diálogos infructuosos, el conflicto ha entrado en una escalada de militarización y narcoterrorismo de la que no se sabe cómo se saldrá. Al igual que en tantas otras cosas, la polarización se ha apoderado de sus protagonistas. Están quienes plantean a la necesidad de un diálogo a fondo, auténtico, que apunte a las raíces del conflicto, y están quienes desde la acera opuesta, consideran agotado e inútil todo diálogo, apostando a la imposición de una solución militarizada.

En el plano político el año estará marcado por la capacidad del país para contener y encontrar vías de solución a los problemas ya mencionados (la pandemia, el rebrote inflacionario y la recuperación económica). Por si fuera poco, todo esto se verá salpimentado por lo que salga de la convención constituyente y por la instalación de un nuevo gobierno que no se corresponde con ninguna de las dos coaliciones que nos han gobernado en los últimos 30 años. La crisis que viven los partidos políticos, esenciales en una democracia en forma, prueba que el binominalismo ha quedado atrás, reemplazado por una fragmentación partidaria que dificulta la gobernabilidad tal como la hemos entendido hasta ahora.

Como puede verse, no son pocos los desafíos que se tienen por delante, pero así y todo, hay espacio para un optimismo que nace de la mano de una nueva generación a la que el país ha confiado su conducción política. ¡Arriba los corazones, bienvenido 2022!

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