En los tiempos actuales, donde se busca reducir inequidades para una sociedad que se entienda justa, la deseabilidad de aumento de la presencia de mujeres en el mercado laboral es una constante preocupación. En esta búsqueda de conseguir paridad de oportunidades en el mercado laboral, se ha fijado la atención en la existencia de brechas laborales de género, entendidas como una diferencia que se busca cerrar entre condiciones laborales de un hombre y una mujer. Así, se habla por ejemplo de una brecha salarial en cuanto a estadísticas que indican que en promedio los hombres tienen salarios mayores a las mujeres, y se habla de brechas de participación laboral en cuanto el porcentaje de ocupación es menor en el caso de mujeres que de hombres.
Es importante considerar que la sola diferencia de ingresos promedios o de participación laboral no implican necesariamente una discriminación laboral directa hacia la mujer, la cual sí se daría en el caso en que, por ejemplo, mujeres perciban menores ingresos que hombres teniendo los mismos grados de escolaridad y ejerciendo los mismos puestos laborales. En este sentido, es relevante profundizar e identificar aquellos factores que pudieran explicar las diferencias que producen estas brechas, las cuales pueden responder a diversas causas. Una de las teorías que buscan profundizar en estas diferencias es el estudio de la llamada “segmentación del mercado”, la cual postula la existencia de una masculinización en sectores económicos, así como una feminización de otros sectores, asociados por ejemplo a servicios como salud, educación, servicios domésticos. Esta segmentación traería consecuencias, entendiendo que contribuiría a perpetuar los estereotipos de género relacionados con los “roles apropiados” a través del tiempo para hombres y para mujeres, y a raíz de ello, esto limitaría las oportunidades de las mujeres en algunos segmentos del mercado laboral, lo cual podría a su vez reducir la participación de la mujer en la fuerza de trabajo, finalmente impactando en la desigualdad salarial, debido a que en general las “ocupaciones femeninas” ofrecen ocupaciones con menores salarios.
Sin embargo, en el último año un factor ha sido tan determinante en las causas de las brechas como lo podría ser una segmentación del mercado laboral, siendo la crisis sanitaria causante de un retroceso de la inclusión de mujeres en el mercado laboral, lo cual puede ser revisado en estadísticas de nuestra región.
Es importante destacar que, tanto a nivel nacional como regional, la participación de las mujeres en el mercado laboral a través de los años ha ido en un progresivo aumento, pues considerando datos de la Encuesta Nacional de Empleo del trimestre diciembre-febrero desde 1986-2010, se puede notificar que para el año 1986 el porcentaje de la tasa de participación laboral femenina fue de 29,1%, en 1990 31,3%, en 2000 36,5% y en 2010 41,9%. Sin embargo, este importante avance se ha visto frenado por la crisis sanitaria que afectó al mundo en 2020, y la región del Maule no ha estado exenta de ello. Siguiendo la revisión de la Encuesta Nacional de Empleo, para el trimestre diciembre-febrero del año 2020, situación pre pandemia, el porcentaje de la tasa de participación laboral femenina marcó 47,5%, mientras que en el mismo trimestre diciembre-febrero para el año 2021, ya en situación post pandemia, el porcentaje de participación laboral femenina marcó un 37,6%. Como referencia, el último trimestre medido por la ENE fue marzo-mayo de 2021, marcando un 35,9% la ocupación de mujeres y un 60,3% en hombres, llegando a históricos porcentajes de baja ocupación femenina tanto a nivel nacional como regional.
El efecto de la pandemia también puede ser revisado en la tasa de desempleo. Para el trimestre diciembre-febrero del año 2020, la desocupación en mujeres alcanzó una tasa de 6,7, mientras que en comparación al mismo trimestre, pero de 2021, la tasa marcó 8,2. En el último trimestre en medición, marzo-mayo 2021, la tasa de desempleo marcó 9,1 en mujeres y 7,0 en hombres. Finalmente, otro indicador que evidencia los efectos de la pandemia es la tasa de inactividad, volviendo a tomar de referencia el trimestre diciembre-febrero de 2020, la tasa de inactividad en mujeres fue de 49,1, mientras que para el mismo trimestre en 2021, la tasa marcó 59,1. En el último trimestre en medición marzo-mayo de 2021, en mujeres la tasa de desocupación alcanzó 60,5 y 35,1 en hombres, lo que denota que la inactividad es el doble para el caso de mujeres y que la pandemia de Covid-19 afectó de mayor manera a mujeres en el mercado laboral.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó en julio del presente año el informe “Igualdad de género en Chile, hacia una mejor distribución del trabajo remunerado y no remunerado”, realizando recomendaciones estructurales para reducir barreras que impiden asignaciones más equitativas de tiempo y responsabilidades entre hombres y mujeres, como fortalecer el sistema de cuidado infantil y reforzar alternativas de teletrabajo; también recomendaciones de medidas que pretenderían aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral por medio de promover la presencia de mujeres en puestos de liderazgo, reforzando la presencia de mujeres a nivel ejecutivo y fomentar en niñas interés por carreras no tradicionales en ciencias, tecnología y matemáticas. Pero surge como de interés que también se recomienden medidas que buscan identificar los nudos críticos que la pandemia covid-19 ha dejado al descubierto, de esta forma se propone facilitar el acceso de hogares vulnerables, especialmente monoparentales, a beneficios y programas de seguridad social que permitan a las mujeres retornar o ingresar al mercado laboral formal y prevenir inactividad y exclusión de mujeres de mercado laboral formal, flexibilizando jornadas laborales.
Frente a lo expuesto, quedan grandes desafíos para las empresas, para los investigadores y para los organismos gubernamentales encargados de las políticas públicas y laborales para hacer frente a este panorama que evidencia que, si bien se han logrado importantes avances en la inclusión de mujeres en el mercado laboral a través de los años, la crisis sanitaria puede detener y retroceder lo avanzado.