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BREVES DE CIUDAD: LA FAMILIA por Francisco Letelier T.

Muchos estudios muestran que la sociedad chilena es familiocéntrica. La familia es la fuente principal de satisfacción de necesidades: psicológicas, sociales y materiales. Es la institución en la que más confiamos, aunque también, a veces, nos colma la paciencia (eso también lo dicen los estudios). Pero –ojo- no hablamos solo de la familia nuclear, sino de la familia extensa, incluyendo tíos, primos, abuelos, abuelas e, incluso, amigos y amigas que se consideran de la familia.

El sociólogo Pierpaolo Donati, dice que la familia genera bienes particulares y únicos que transfiere a la sociedad. Según Donati, puede contribuir a promover relaciones e intercambios sociales más humanizados y orientados al cuidado, germen de una sociedad civil solidaria y comprometida.

Sin embargo, este familiocentrismo puede volverse peligroso cuando la familia debe cargar todo el peso de la existencia; cuando los sistemas de seguridad y protección social son precarios y los salarios bajos. Este peso se hace más duro cuando las largas jornadas de trabajo y de traslados dejan a las personas con poca energía física y psíquica para compartir y jugar. Peor es aun, cuando se habita en un entorno precario, sin espacios de esparcimiento, sin belleza, donde cunde el miedo. Con la importancia que tiene, una familia exigida al máximo puede provocar mucho daño.

La centralidad de la familia también es un riesgo cuando nos impide abrir nuestros vínculos, hacer más amigos, conocer gente y opiniones distintas a las nuestras. O cuando lo único que nos importa es el bienestar de los nuestros, sin entender que este depende del bienestar del conjunto, de nuestro barrio, de nuestra ciudad y de la sociedad entera. La importancia de la familia en nuestras vidas es una buena noticia, pero puede convertirse en una mala si nos impide construir lazos solidarios y confianzas con otros distintos. Porque son estos vínculos los que más nos enseñan, los que nos ayudan a ser más tolerantes y respetuosos de las diferencias.

En ciudades como las nuestras la familia es especialmente central, tan central, que actúa como refugio y fuerza centrífuga que debilita el espacio público. Tenemos que aprender a conjugar la vida familiar con la amical, con la vecinal y con relaciones en torno a intereses y valores compartidos más allá de nuestros círculos cercanos. La familia puede ser un pilar fundamental de la sociedad, pero no el único.

Francisco Letelier T.

Sociología – CEUT UCM

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