Hay un problema nacional, del que erradamente, la gran mayoría de la opinión pública, solo asocia solo al conflicto étnico del sur. Se trata del robo de madera.
No es un problema referido a solo el tema étnico, ni solo es del sur, ni tampoco es de los últimos años. Es un tema que por decenas de años ha existido en el país y que por cierto al no tener adecuadas herramientas, sobro todo de tipo legal, se ha ido acrecentando y hoy por hoy es un tema de proporciones. Veamos algunos datos:
El tema del robo de madera abarca todo el centro y sur del país, en aproximadamente 100 comunas, es decir casi un tercio de Chile.
Se estima que el volumen de madera que transita por nuestras carreteras y que tiene origen irregular, es equivalente a unos 70 mil camiones (camión y carro), es decir es algo así como si fueran un convoi, la distancia entre Santiago y Antofagasta, con un camion detrás de otro.
El Maule no está muy lejos de tener el problema tambien, y el volumen irregular estimado, alcanza a unos 28 mil camiones. Esta cantidad, solo en tributos, que se evaden, son al menos, unos 10 mil millones de pesos. El problema es serio.
Las acciones legales tomadas, no han sido eficaces, entonces se ha generado una iniciativa inédita en el país. Los gremios que agrupan distintas actividades o acciones representativas del mundo forestal y maderero, han tomado la iniciativa y diseñaron un sistema o programa que buscará mitigar o promover la contención del problema. Tendrá un control desde el origen hasta la entrega final, logrado esto con el compromiso de todos los actores que forman parte de la cadena productiva, es decir productor de bosques, cosecha, transporte, procesamiento industrial, distribuidor y cliente final y la tecnología tendrá un rol relevante en el proceso.
Sin duda es una buena iniciativa, que tambien servirá para que la ley de libre competencia se ejecute con todas las condiciones y no se produzca un mercado irregular, con competencia desleal entre productores.
Todo lo anterior busca controlar lo más posible el problema, pero para que ello ocurra, es fundamental que cada una de las etapas se cumpla a cabalidad, siendo uno d ellos actores claves, el cliente final, quien debe exigir que la madera que se está comprando, tenga un origen claramente definido y legalmente validado.
Todo lo anterior, debe ser un aliciente para lograr recuperar la confianza en seguir plantando arboles, pues para cualquier propietario que debe asumir riesgos de largo plazo, claramente es un desincentivo el plantar, para que después le roben sus arboles.
En definitiva a Chile le hará bien este plan, pues no solo se ayuda a controlar los ilícitos, sino que tambien se protege un patrimonio que sirve a todos sus habitantes, pues si se logra tener más bosques, más aporte ambiental al control del cambio climático.
Ya lo sabe, estimado lector, si va a comprar madera, compre Buena Madera, confiable desde su origen.