Con la llegada del invierno en Chile, los virus respiratorios como la influenza y el COVID-19 se consolidan año tras año como una amenaza crítica para la salud pública. Este escenario nos recuerda la importancia de estar informados y preparados, especialmente frente a la errónea idea de que una sola vacuna basta para protegernos durante esta temporada. Esta creencia, además de ser incorrecta, incrementa el riesgo para los grupos más vulnerables de nuestra población.
Conscientes de esta realidad, el Ministerio de Salud (Minsal) ha lanzado desde marzo del presente la campaña de Vacunación e Inmunización 2025, subrayando que las vacunas contra la influenza y el COVID-19 son complementarias, no intercambiables. Ambos virus, aunque distintos, comparten la capacidad de desencadenar complicaciones severas, hospitalizaciones y, en casos extremos, la muerte. Los adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, embarazadas y niños pequeños son quienes enfrentan los mayores riesgos.
Para garantizar el acceso equitativo, el Minsal ha implementado más de 1.200 puntos de vacunación a lo largo del país, permitiendo la administración de ambas vacunas en una sola visita. Esta estrategia no solo busca incrementar la cobertura, sino también aliviar la presión sobre los servicios de salud durante la temporada alta de infecciones respiratorias.
A pesar de estos esfuerzos, los resultados actuales revelan desafíos importantes. Mientras la vacuna contra la influenza ha alcanzado un 54% de cobertura, con más de 5,4 millones de personas inmunizadas de un total de 10 millones en la población objetivo, la vacunación contra el COVID-19 avanza más lentamente, con solo un 14% de cobertura, es decir, 917.779 personas vacunadas de las 6,5 millones previstas. Esta disparidad pone de manifiesto la necesidad urgente de reforzar las campañas de sensibilización y educación sobre la importancia de la protección dual.
La circulación simultánea de múltiples virus respiratorios agrava aún más el panorama, al aumentar el riesgo de coinfecciones que pueden intensificar los síntomas y las complicaciones. En este contexto, vacunarse contra ambos virus no es solo una decisión personal, sino una acción fundamental para proteger a nuestras comunidades y evitar la saturación de los servicios de salud.
En conclusión, la vacunación contra la influenza y el COVID-19 se erige como una necesidad ineludible para enfrentar el invierno de 2025. Al inmunizarnos, no solo protegemos nuestra salud, sino que también cuidamos a quienes nos rodean. La responsabilidad colectiva es clave para avanzar hacia una sociedad más resiliente y saludable.
Mg. Adrián Núñez y Mg. Marcela Sirguiado
Docentes Carrera de Enfermería
Universidad Autónoma de Chile – Talca