Para quienes creemos que el presidencialismo no es el camino, a razón de ser aquello que se le ha criticado a Chile desde 1925 en adelante; para quienes vemos en el sistema político actual un poder centralizado con más obstáculos que aperturas podemos observar la dinámica de las candidaturas presidenciales sin pasiones ni intereses. Para quienes todavía creemos que la relevancia política se establece en las constituciones puede llegar a dar un poco lo mismo si acaso gana la derecha o la izquierda, es más, podemos pensar que hay tiempos para cada uno. Es por ello que podemos soltar la pluma y opinar libremente del panorama electoral, sobre todo, además, porque pensamos que la democracia no se vislumbra en las elecciones, y la representación es la más pobre de las democracias. Pero bueno, bajemos al centro, al comercio político, a la vitrina ideológica.
Hay candidatos más astutos que otros, hay algunos que se cuecen al primer hervor o que se preocupan de denostar a sus adversarios lo que ya entrega una muy mala imagen, aun cuando se entiende que en política todo es guerra. Pero si yo fuera candidato no perdería el tiempo en darle tribuna a los oponentes, sino en hacer una campaña afirmativa, propositiva, pensando siempre en los votantes. Así he visto al muchacho Winter que tiene talento político, que es serio, pero pisa el palito y es del FA, algo que por mucho que esté de moda, no deja de ser una especie de DC de la izquierda. Además, es joven, y de los jóvenes ya fue bastante, no es que me molesten, pero después de cuatro años viéndolos sonreír, prefiero a los viejos que se toman la responsabilidad con rigor y no se enfiestan por haber llegado al poder. El poder es una responsabilidad, no un privilegio.
El sistema político se come a los políticos, eso es cierto, entran en la dinámica y por buscar las diferencias terminan siendo igual a todos. Hay excepciones, por supuesto, no podemos incluir a referentes educados y con estilo político como Jeanette Jara, muy similar al comportamiento de Camila Vallejos, formadas de pequeñas en el PC de los pocos partidos con bases, de estudio y que, si bien produce elementos tan poco cerebrales como Jadue o Cariola, también puede generar este tipo de alcurnia. Por otra parte, y en un comportamiento similar al de Jara están Matthei y Kast, el problema es que sus enunciados son polémicos, controversiales y encienden las alarmas de la conciencia cívica nacional, pero mantienen el abolengo que se espera de un candidato. Creo que podrían sacarse provecho si fueran más auténticos y no caer en el populismo extranjero que si bien dio sus frutos en Argentina y EEUU, acá no enfrentamos la misma situación ni por cerca, por tanto, debiesen ajustarse a lo que son, incluso siendo más honestos respecto a lo que piensan. Ese es problema más para Evelyn que para Kast, pues ella pareciera entregar un discurso que combine con el centro.
Luego tenemos a dos elementos que realmente buscan ser la línea de fuga del sistema, pero lamentablemente, sin un fundamento político como al menos lo podría otorgar un partido fuerte, o una conducta esperable, terminan siendo entusiastas del espectáculo político, farolas de elecciones que más bien dejan ciertas dudas respecto al aprovechamiento o no, de estas instancias. Son los casos de MEO y Parisi. Algo similar podría decirse de Kayser que se separa de la moralina republicana y refresca a la desgastada, aunque solvente UDI. Pero no tiene comportamiento político, menos con el nivel de sus declaraciones.
Otro caso es Tohá, muy curioso caso, quizás muy propio de una Concertación reducida al PPD y al PS que con el FA pasaron a ser una especie de viejas añoranzas del centro hacia la izquierda, pero que viniendo de un gobierno sin un panorama o proyecto político que entusiasme recuerda a candidatos como Guillier o Gómez que en las aguas tibias terminaron por sucumbir y desaparecer del mundo político. Y bueno después está el profesor Artés, que en realidad pareciera seguir más una aventura personal con poco apoyo colectivo.
Al menos estos candidatos, los más populares, y si es que podemos hablar de política con altura de miras, es decir, en modalidad de pensamiento y debate más que desde la pasión, ofrecen un panorama que solo se tornaría atractivo si logramos ver a Matthei vs Jeannette Jara, dos mujeres, una Tauro y otra Escorpión, por figurarlas de algún modo, una de 50 y otra de 70. Ambas animarían una contienda bastante divertida, al menos para quienes vemos estos juegos de política como una innecesaria manera de continuar con lo mismo de siempre.
Franco Caballero Vásquez