¿Qué visión tiene de la relación institucional entre el Delegado Presidencial Regional y la Gobernadora Regional?
“Primero, hay que decir que tengo la mejor opinión de ambos. Quiero destacar que la Gobernadora es electa, por lo cual, Cristina Bravo se ganó su espacio en forma democrática, con primarias y triunfos en la primera y segunda vuelta. Creo que eso consolida los liderazgos y creo que no me equivoqué cuando la convencí de que fuera candidata. Y respecto del Delegado Presidencial, Humberto Aqueveque, me ha tocado estar en reuniones con él y tiene la mejor de las disposiciones. Una persona abierta y dialogante, por lo cual, no puedo quejarme por aquello”.
¿Qué piensa respecto al episodio de los albergues?
“No podría achacarle a Humberto la responsabilidad por el caso de los albergues. Esa tarea no estaba en su ámbito de decisión, sino más bien correspondía a un seremi en particular. Es ahí donde uno debiera buscar las responsabilidades”.
Usted participó en el anuncio de recursos y después los proyectos nunca llegaron al Gobierno Regional. ¿Qué le parece?
“A mí me invitaron a esa actividad. Yo estuve ahí, escuché el anuncio y, obviamente, uno miraba con mucha esperanza esa implementación. Y creo que lo que ocurrió después no es bueno, es malo. Y se debe ver lo que pasó. Pero insisto en que no tiene que ver ni con una u otra autoridad a nivel regional”.
¿Cómo se complementan la Gobernadora y el Delegado?
“Creo que se ve bien el trabajo que están haciendo. Ahora bien, probablemente sea parte del ajuste entender cuál es el rol de cada uno”.
¿Qué pasa con los compromisos presidenciales en cuanto a la figura del Delegado Presidencial?
“Uno esperaría que el Presidente materialice su compromiso y los Delegados se eliminen. Yo la verdad es que si hubiese sido Presidenta hubiera nombrado Delegado al mismo Gobernador o Gobernadora. Porque eso permitiría el tránsito en el país de los liderazgos regionales en quien gana una elección”.
¿Y los contrapesos políticos?
“Es que no debiera haber, porque lo que aspiramos es que las regiones tengan autonomía en las decisiones y hay que ir entregando facultades y recursos, para que efectivamente los Gobiernos Regionales vayan teniendo voz. Ese era el sentido de que los gobernadores fueran electos. No es un cargo simbólico, sino que tiene que ir empoderándose”.
¿Le correspondió participar en el diseño institucional?
“Como presidenta del Senado tuve que negociar con el Gobierno del Presidente Piñera respecto de las facultades y la ley de rentas regionales. Y no pudimos avanzar poque el Gobierno no quería entregar esas facultades. Y los Gobernadores electos nos pidieron que no avanzáramos porque había un compromiso del nuevo Presidente de asumir esos compromisos e impulsar su ejecución”.
¿En qué va ese compromiso?
“No lo sé. Pero lo concreto es que yo creo en la desconcentración porque fue parte de mi impronta como candidata presidencial durante la primaria. Y la gente quiere eso, es decir, que los problemas se resuelvan en las regiones. Y para eso, por cierto que necesitamos el respaldo del nivel central”.
¿Se quedaron cortos los anuncios en materia de regionalización durante el mensaje presidencial?
“Me hubiese encantado tener más anuncios en el Maule que solamente la nueva cárcel de Talca. Y es lo único que escuchamos. Por lo tanto, sí, me hubiesen gustado más anuncios, con más claridad respecto de los gobernadores regionales. Chile es un país demasiado concentrado. Lo digo como mujer de región, que nació, creció y estudió en una región. Yo creo que necesitamos dotar a las regiones de más autonomía, no solo financiera, sino también en ámbitos de salud, educación, infraestructura y conectividad. Queremos encontrar las soluciones a los problemas en nuestras regiones y no tener que viajar a la capital”.
¿Es posible el sueño de ver a megaempresas tributando en regiones?
“Yo creo que es importante que las empresas tributen en regiones, pero tal como está el mundo, quisiéramos ver desarrollo en las regiones, emprendimientos y un Gobierno que se juega para que exista desarrollo en regiones. Y lo que estamos viendo es que los capitales no llegan. Muy por el contrario, se van del país. Y eso es una mala noticia”.
¿El diseño para el poder regional que se establece en la propuesta constitucional es suficiente o cree que se perdió una gran oportunidad?
“Esto va a depender de lo que la ciudadanía decida el 4 de septiembre próximo. Yo no voy a pronunciarme porque estoy esperando el texto definitivo, porque todavía no se vota en el pleno”.
¿Puede adelantar una opinión?
“Yo hubiese esperado un texto más coherente. Me cuesta identificar lo que nos van a ofrecer con tanta autonomía a todo nivel y sin un sentido de cuerpo. El país requiere más coherencia”.
¿Cómo van a convivir las asambleas regionales con el Consejo Regional?
“Es muy extraño. No sé qué le aporta al desarrollo del país. Se requiere cierta coherencia. Estamos discutiendo la norma fundamental de un país. Y la verdad es que no logro visualizar ni la unidad en torno a esa propuesta ni la coherencia”.
¿Cuál es su visión frente a la posición que debe adoptar la Democracia Cristiana hacia sus militantes con miras al plebiscito de septiembre?
“Nosotros hemos dicho que esta decisión debiera tomarse bajo el criterio de un militante un voto, con una consulta nacional. La Junta Nacional no es un órgano válido para tomar decisiones, porque tiene mandatos caducados, partiendo por el Tribunal Supremo. Por ello, creo que lo más coherente es que cada uno de los militantes se exprese. Y si eso no es posible, bueno, entonces que se permita la expresión de todos en el sentido que cada uno determine. De hecho, ya tenemos a dos vicepresidentes de la DC que se han manifestado en posiciones distintas. Y eso es válido para todas y todos los militantes. Lo más sano es que todos se expresen de manera libre”.
¿Qué ocurre con los actuales liderazgos en la DC? ¿Se percibe la falta de liderazgos como el de Carmen Frei?
“Yo creo que hace mucho rato que la conducción partidaria ha perdido representatividad”.
¿A título personal su corazón está más cerca del apruebo?
“Yo me las jugué porque tuviéramos este proceso. Yo voté apruebo en el plebiscito de entrada. Yo creo y estoy convencida de que Chile se merece una nueva Constitución, pero que sea buena y nos convoque a todas y todos. A mí me habría encantado haber tenido un proceso como el que vivió España en 1978, donde el 92% de los españoles concurrió a votar y el 98% lo hizo a favor de la propuesta de Constitución que formularon sus convencionales. Pero en Chile ya no ocurrió. Tenemos un país absolutamente dividido y polarizado, por lo tanto, creo que en eso se ha perdido una tremenda oportunidad histórica”.
¿Está todo perdido?
“Yo creo que es un proceso que está en marcha y que, más temprano que tarde, vamos a tener esa nueva Constitución. Y vamos a tener que escribirla. Y vamos a tener que ponernos de acuerdo, pensando en cada uno de las chilenas y chilenos. No nos podemos quedar porque ya la ciudadanía ha dicho que no quería la Constitución de 1980, por lo cual, no nos podemos quedar con ese texto. Pero también la gente nos está diciendo en todos los tonos y en todas partes que esto no es lo que quería”.
¿Entonces es válida la tercera opción, más allá del apruebo o rechazo?
“Va a haber que preguntarle a la ciudadanía. Pero para eso hay que hacer que el proceso avance”.
¿Qué opina de que se proponga eliminar el Senado?
“Yo me he mantenido bastante cauta respecto de eso porque soy incumbente. Creo que uno puede opinar del texto sin meterse en ese tema en particular. Y aquí hay muchos temas que son relevantes y que ha tocado esta propuesta constitucional, pero hay muchos otros que son trascendentes y que no se han abordado como la ciudadanía lo esperaba”.
¿Está asociado el resultado del plebiscito de salida del proceso constituyente a la gestión del Gobierno? ¿Es correcto esperar esa votación para comenzar a legislar?
“La ciudadanía no puede esperar para que se resuelvan los temas urgentes como infraestructura, salud y educación. No podemos ponerle pausa al país. Lo vemos en el tema de seguridad, donde se requieren acciones y decisiones de parte de quien gobierna. Hay una sensación de que se está esperando por lo que pase en el plebiscito. Pero el país sigue avanzando y no puede ser que un Gobierno que partió el 11 de marzo y que conocía el cronograma constitucional, no tenga una hoja de ruta clara para abordar los temas que a la ciudadanía le apremian”.
Usted fue ministra de la expresidenta Michelle Bachelet. ¿Cómo interpreta su decisión de no concurrir a la entrega de la propuesta constitucional?
“Creo que es muy sintomático que los cuatro expresidentes vivos que tiene el país no estén ese día. Ese día debió haber sido histórico y muy republicano. Y no lo va a ser”.
¿Cómo evalúa estos primeros cien días de Gobierno?
“En el Gobierno se toman nuestros dichos como críticas personales, pero no es así. Son de gestión. Y no se entiende que, en estos cien días, los primeros estuvieron cargados de mucho simbolismo y, después, de muchos errores y disculpas. No se entiende que un Gobierno de gente que ha tenido actividad política cometa estos errores. O bien, al final no eran errores, sino que pretendían desviar la atención. Eso me preocupa porque la ciudadanía tenía mucha esperanza y los temas siguen sobre la mesa, como inseguridad e inflación. Pero tenemos un Gobierno que tiene una agenda legislativa que no conocemos, que solo intuimos, pero que no tiene propuestas en tema impositivo, en desarrollo, en crecimiento o seguridad”.
¿Y qué espera de los próximos cien días?
“Espero un cambio de rumbo. Espero un Gobierno decidido que entienda que tiene que gobernar, porque el desafío es enorme en nuestro país y en todo el mundo, porque estos tiempos son complejos. Por lo tanto, se necesita audacia y convicción. Hemos visto que la inflación está disparada, que el precio del dólar sigue muy alto, lo cual significa que no va a haber inversión privada en Chile y a la ciudadanía se le va a poner todo muy cuesta arriba”.
¿Cuál es su mensaje para los ciudadanos del Maule?
“Que voy a dar la pelea hasta el último día por sacar adelante las iniciativas de nuestro territorio. Y que tenemos demasiados desafíos que requieren trabajo, unidad y recorrido, porque la gente espera de nosotros lo máximo”.