Organizado por el Departamento de Turismo de la Municipalidad de Chanco, el domingo 30 de enero se realizó el “Primer encuentro de Cicloturismo” en la comuna de Chanco. En este inédito evento turístico, patrimonial y recreativo participaron un centenar de pedaleros(as) y diversas organizaciones deportivas como “Ciclismo Zona7” (Cauquenes), “Cicloturismo Chile Profundo” (Talca) y “Chanco Runners” (Chanco), uniendo en bicicleta Caleta Loanco con Playa Monolito, pedaleando poco más de 30 kilómetros cargados de entretención, naturaleza y vida sana, fomentando el desarrollo de la actividad turística en dicha comuna al posicionar a este sector productivo como un actor clave en el territorio y generando, además, procesos de participación comunitaria en donde tanto el sector público como el privado, junto al gobierno local, impulsan una serie de iniciativas de impacto económico y social en beneficio de residentes y turistas.
Pedaleando entre las plantaciones forestales y la salina humedad contenida en las dunas de su litoral, Chanco emerge como un paraíso para quien disfruta de los prodigios de la naturaleza. La caleta Loanco y Santos del Mar nos presentarán una tradicional carta gastronómica marina; Pahuil nos ofrece meditación y atractivos campesinos; Reloca y su Humedal nos sitúa en un espacio único para la avifauna que representa un hito de magnitud mundial y las Reservas Nacionales “Federico Albert” y “Los Ruiles” nos permiten apreciar todos los recursos de la naturaleza, tanto los exóticos como los endémicos.
Gracias a las gestiones realizadas por Roberto Jara Salgado, director del Departamento de Turismo de Chanco, la comunidad ciclista en noveles principiante, intermedio y de competencia ha podido disfrutar de una ruta en bicicleta por dicha comuna. Contando con el apoyo de Marcelo Waddington, alcalde de Chanco, tuvimos la oportunidad de volver a pedalear en la comuna. En bicicleta por la Reserva Nacional Federico Albert el sábado 29 de enero y de «playa a playa» el domingo 30, hemos concluido exitosamente una experiencia en donde la práctica del ciclismo se lleva a cabo con admiración total por la naturaleza, el territorio y su gente, sin ningún ánimo competitivo entre los participantes.
Recordemos que recientemente el Comité de Ministros del Turismo declaró cinco nuevas Zonas de Interés Turístico (ZOIT), siendo una de ellas Chanco-Pelluhue. Esta declaración que reconoce a territorios con condiciones especiales para la atracción del turismo, para José Luis Uriarte, subsecretario de Turismo, “es una muy buena noticia para cada uno de los territorios involucrados, no sólo porque les permite acceder a programas de inversión especiales, sino también porque potencia la articulación y el trabajo conjunto entre los distintos actores con el objetivo común de desarrollar la vocación turística de sus respectivos territorios. De cara a la reactivación del turismo, esta es una herramienta muy importante para la recuperación de los destinos”.
Chanco es una ciudad y comuna homónima, ubicada en el suroeste de la Región del Maule, frente al océano Pacífico.
A mediados del siglo XIX, cambios climáticos a escala global provocaron que las dunas, que caracterizan el paisaje de sus costas, avanzaran velozmente hacia el interior, cubriendo todo a su paso. Ello significaba la desaparición de Chanco o su desplazamiento. Entonces, su ubicación actual se debe en gran parte a la obra del botánico alemán Federico Albert Faupp, creador de la “muralla verde” que detuvo hasta entonces el incontenible avance de las dunas, siendo su creación el ícono por excelencia del patrimonio de Chanco: la “Reserva Nacional Federico Albert”.
Junto a la “Reserva Nacional Federico Albert”, se encuentra el camino que nos lleva a la playa “El Monolito”. La ruta se puede realizar en bicicleta o practicando trekking. Sobre las dunas existe una pasarela e instalaciones básicas.
Día Uno
Pedalear rumbo a la playa Monolito en medio de la generosidad arbórea de «Los Gigantes» puede convertirse en un fabuloso regalo a nuestros sentidos. Cómplice de mil atardeceres, de inspiraciones, culpable de un millón de emociones y menguante en cientos de caprichos. ¿Cuántos no han querido escapar a sus arenas ondulantes y descansar en la quietud contemplativa de Chanco? ¿O apoderarse de la calma de la playa El Monolito a la que llegamos en bicicleta? Para muchos la naturaleza suele ser una fuente de inspiración, pero nuestro actuar terminará con ella de no hacer algo radical respecto de su protección y conservación a escala planetaria.
En ese marco consciente planificamos hace meses esta ruta. Allí lo bello, simple y pequeño hace más hermoso nuestro país, pero pocas veces notamos que están ahí, producto del sistema económico que nos domina y la tecnología que nos rodea. Nos sumimos tanto en nuestras rutinarias vidas que las cosas sencillas, como un árbol en la reserva Federico Albert, pasan desapercibidas ante nosotros, ignorando la belleza de sus múltiples expresiones: individualidad, libertad y belleza.
Se les toma por ínfimos y marginales, pero sus centenarios árboles están llenos de sabiduría y vida. Todo su entorno intenta mantener un relativo equilibrio, observando cómo los árboles caídos brindan vida en abundancia a las especies que emergen de la tierra, vitalizándose para preservarse en el tiempo con fortaleza.
Dejamos atrás ese entorno y ante nuestros ojos aparecen los eucaliptos gigantes en toda su vastedad, a los que abrazamos en un anfiteatro original construido sobre madera humedecida, recorriendo luego los senderos interiores que permanecían desconocidos para nosotros, gracias a la guía experta Javiera Seguel, quien a través de dichos caminos nos llevó a una playa desierta ubicada unos kilómetros más al norte de Monolito. Seguimos pedaleando en la última parte de nuestro recorrido y el ocaso de un día con una experiencia prístina.
En las postrimerías de nuestra ruta el primer día, una fornida escolta arbórea de la Reserva Nacional Federico Albert nos acompañó a la playa Monolito. Imponentes nos observaban, como lo hacen desde hace un siglo a las personas que transitaban con prisa hacia o desde la playa. Pedalear rumbo a la playa Monolito en medio de la generosidad arbórea de «Los Gigantes» puede convertirse en un fabuloso regalo a nuestros sentidos, no sólo un acto deportivo.
Día Dos
Ubicada en el extremo norte de la comuna de Chanco, la “caleta Loanco” es uno de los lugares más interesantes de conocer y recorrer en la Región del Maule: estamos hablando de unos 12 km de paisajes, caracterizados por acantilados, terrazas, cordones litorales y arenas negras en directa relación con el océano Pacífico. En ese contexto, destacamos el Patrimonio Natural de Loanco, asociado comúnmente a las loberías que posee, las únicas existentes en la región, como también la gran diversidad botánica y la riqueza de su avifauna.
Loanco es una caleta de pescadores situada en el límite norte de la Comuna de Chanco y cuyo telón de fondo lo constituyen las formaciones rocosas del litoral y el Faro Carranza, aunque éste pertenece a la vecina comuna de Constitución. Al sur de la caleta se encuentra “Santos del Mar”, lugar al que se puede ir caminando en la playa o en bicicleta, pedaleando sobre el acantilado. Desde allí y con la participación de 3 organizaciones ciclistas y la comunidad que espontáneamente se sumó en esta actividad, realizamos el recorrido de playa a playa, escoltados por el propio alcalde, vehículos de apoyo del municipio de Chanco, una ambulancia de la Mutual de Seguridad y Carabineros de Chile.
Con dos puntos de hidratación a lo largo de la ruta, la comitiva ciclista participante se reunió en “San Sebastián” a las afueras de Chanco, para entrar en caravana a la ciudad y su plaza, para luego culminar la ruta junto a “Los Gigantes” y la playa Monolito.
Actividades como ésta revisten un potencial estímulo para el turismo, el comercio local, la educación y la investigación en diversos ámbitos que los hitos priorizados de la ruta por el litoral de Chanco tienen por sí mismos.