Entre todas las especies de aves que habitan en el lago Vichuquén se destaca el cisne de cuello negro, especie que por desgracia es considerada parte de la “fauna amenazada” en Chile. Sin embargo y muy a nuestro pesar, esta disposición quedó sólo en el papel cuando el fin de semana recién pasado un grupo de sujetos intentaron atrapar un cisne de cuello negro desde el bote en el que se encontraban, hecho que fue noticioso y viral a escala nacional, generando el repudio de la comunidad en las redes sociales ante tan deleznable acto que visibilizó negativamente a Vichuquén en el escenario noticioso nacional.
En ese sentido, resulta llamativo que siendo Vichuquén un territorio con todas las características para transformarse en una de las comunas más atractivas en la región del Maule en lo que toca al turismo, o al disfrute de sus singulares activos patrimoniales, la atracción que genera su territorio en la población no es alta como uno pudiera creer, tal como lo respaldan las investigaciones que en dichos ámbitos hemos desarrollado en los dos últimos años: “Demoscopía Digital Maulina” (2021) y “El Maule a recorrer en bicicleta” (2022). En ese sentido, tales cuestionamientos nos generan las siguientes preguntas:
¿En el Maule es priorizada la montaña por sobre el litoral? ¿La ubicación geográfica de esta comuna afecta su desarrollo turístico? ¿La apropiación que del lago Vichuquén han realizado sus residentes ha generado un sesgo negativo hacia toda la comuna?
En el desarrollo de esta publicación intentaremos dar respuesta a estas preguntas.
EN BICICLETA A VICHUQUÉN
La accesibilidad a Vichuquén está condicionada a su singular ubicación en la región del Maule y a las características geográficas de la misma. Es menester señalar que no existe una “ruta norte a sur” junto al mar en el Maule que podamos recorrer en bicicleta u otro vehículo motorizado. La robusta cordillera de la costa obligó a los constructores e ingenieros a desplazar las rutas asfaltadas más hacia el interior, por ello las tres playas más conocidas en la comuna de Vichuquén aparecen cuando la geografía lo permite; de norte a sur: Boyeruca, Llico y Lipimávida.
Comúnmente se conoce como “las siete vueltas” (Ruta J-810) a la vía que con 16 kilómetros une las localidades de Licantén con Vichuquén, en la cual tras alcanzar la cima de los cerros en la Cordillera de la Costa, seremos empujados en un fuerte descenso al sobresaliente conjunto arquitectónico colonial presente en el pueblo de Vichuquén, el cual cumpliría con los criterios de selección de la UNESCO para postular a Patrimonio de la Humanidad. Por diversos motivos, han sido pocos los poblados que en este país han mantenido en el presente su semblante arquitectónico colonial, reconociendo que la actual administración municipal ha potenciado la identidad urbana que caracteriza al poblado, algo no muy frecuente en la zona central de Chile.
Desplazándonos hacia el norte de esta localidad, podemos seguir cualquiera de los dos bordes del lago Vichuquén: ya sea el borde este con destino a los Pajonales de Tilicura (a 5 km de Vichuquén) que contiene los hábitats naturales muy importantes y representativos para la conservación in situ de la diversidad biológica nacional; o el borde oeste que, asociado al significado universal y excepcional de las brujas, nos lleva a Aquelarre (7 km). Dicha localidad ha estado asociada directamente con acontecimientos mitológicos, tradiciones vivas y con ideas o creencias que apreciamos en nuestro viaje en bicicleta por la comuna, siendo ésta la ruta que realizaremos bordeando el lago Vichuquén hasta llegar a Llico.
Como usualmente lo realizan las y los ciclistas, vamos a pedalear siguiendo la vertiente oeste del lago Vichuquén, encontrándonos con la localidad de Aquelarre: un balneario lacustre al que la tradición popular considera como el “pueblo de brujos y brujas”. En tiempos de una acelerada asimilación cultural, allí se desarrolla una de las más especiales celebraciones de la Noche de Brujas en Chile, en donde los niños de la escuela pública de Aquelarre presentan números artísticos a la comunidad, los que están muy bien preparados gracias al ingenio de sus padres y familia. El epílogo de esta fiesta es la quema en una gran marmita de todas aquellas malas energías que hemos menesterosamente recibido durante el año. En Aquelarre se encuentra la “Marina de Vichuquén”, hotel a orillas del lago, en el que con el permiso de sus administradores se puede recorrer en bicicleta y realizar otras actividades al aire libre como paseos en lancha, clases de algunos deportes náuticos o paseos a caballo para recorrer lugares atractivos en sus alrededores.
Tras una pausa en Aquelarre, en nuestras bicicletas recorremos la ruta asfaltada al poniente de uno de los mayores cuerpos lacustres de la zona central de Chile, el lago Vichuquén que, dotado de aguas cálidas y semi salobres, abarca un área de casi 40 kilómetros cuadrados. Debemos tener en cuenta que este cuerpo lacustre es sede de diversas competencias náuticas a escala nacional y mundial, por lo que posee una infraestructura turística de primer nivel. Así, el recorrido en bicicleta por la ribera oeste del lago será un privilegio único, tanto para la contemplación del paisaje, como para el registro fotográfico. No obstante, el lugar tiene solo una playa pública (Paula), la que por razones obvias es la más concurrida por los viajeros. Los servicios como alojamiento, camping, esparcimiento y alimentación están mayormente disponibles durante el verano y pongan mucha atención en la ruta, tanto por las curvas, subidas y bajadas debido a la alta velocidad en la que se desplazan los vehículos motorizados.
Continuamos la ruta que realizábamos en bicicleta desde la playa Paula rumbo al faro Trilco, atípica edificación privada que se ubica en los cerros menos conocidos de la cordillera de la costa, entrando a ellos por el ingreso sur de Llico, ahora con dirección oeste, rumbo al mar entre los cerros. Tras subir y bajar por estos verdaderos toboganes durante un largo rato, llegamos a un mirador situado frente a dicho faro y allí decidimos detenernos para descansar y disfrutar de una panorámica del mar que nunca habíamos visto desde dicho lugar. Este faro privado, al que las referencias en internet mencionan también como “Faro Alcatraz” o “Faro de Sydney´s Nao” fue inaugurado en el 2006 y es propiedad de un empresario curicano. Visitarlo en modo trekking puede ser tan interesante como en bicicleta; ello porque al salir de las rutas que nosotros recorremos en bicicleta cambiándolas por un trekking de intensidad normal, podemos llegar a este faro cómodamente en un paseo muy relajado por senderos en esta parte de la costa Maulina.
LLICO, UN REFERENTE
A juzgar por los atributos que hemos visto en ella, la localidad de Llico debería constituirse en un referente obligado para quienes desean conocer Chile no superficialmente. Desde los miradores en el casco antiguo de Llico o en sus playas si les resulta más romántico, es la mejor oportunidad para visualizar a Chile durante el siglo XIX. Desde los distintos ángulos que posee esta localidad costera podemos disfrutar de los elementos históricos, antropológicos y ancestrales que se nos presentan como testimonios vivos de una cultura que se resiste a la evolución de la vida social y económica del presente. En el filo norte de las costas de la región del Maule se encuentra esta icónica caleta de pescadores. Sus playas de arenas negras atesoran las ruinas del puerto que allí planificó construir el Presidente José Manuel Balmaceda a fines del siglo XIX, como trampolín al océano Pacífico del extinto ramal ferroviario que desde Curicó quiso extenderse hasta el lugar. En el presente Llico ha sido sede de campeonatos mundiales de funboard y windsurf. En la caleta existen algunos restaurantes principalmente de pescados y mariscos. A la entrada de la caleta, los abastos están más disponibles en este punto que en ningún otro de la ruta. Y la atención al público suele ser excelente.
Bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), la Reserva Nacional Laguna Torca es parte del exquisito sistema lacustre de la comuna de Vichuquén. Con poco más de 200 hectáreas de extensión, este valioso humedal se caracteriza por la riqueza de su biodiversidad, constituyéndose en un sector clave en el patrimonio natural chileno, tipificado como un “Área de Alto Valor de Conservación” por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA). Esta reserva se distingue por una gran densidad de especies como el batro y la totora y la diversidad de su avifauna.
BOYERUCA Y LAS SALINAS
Nuestra ruta en bicicleta comenzó junto a los vestigios icónicos del muelle que el presidente Balmaceda quiso otorgarle a Llico a fines del siglo XIX y una pincelada rápida de todo lo que la Reserva Nacional laguna Torca tiene para entregarnos, pero había que comenzar a pedalear y el punto de partida se encontraba a unos 12 km al sur de la caleta de Boyeruca. Dicho recorrido además de los toboganes, nos atrapó en una exquisita laguna que no figura en los habituales inventarios turísticos digitales o impresos.
Retomando nuestra ruta en bicicleta, para llegar a las costas del extremo norte de la región del Maule cruzaremos la Reserva Nacional Laguna Torca. Muchas veces hacemos rutas en bicicleta sin darnos cuenta de lo atractivo que en sí es el recorrido, ello bajo la presión de llegar al objetivo o meta que nos hemos propuesto. Pero cuando la naturaleza nos lleva a un estado más alto de consciencia hacemos una pausa y por senderos que se bifurcan podemos llegar en bicicleta o en modo trekking a paisajes únicos en los cuales la flora que enmarca espacios lacustres puede formar las más bellas escenas que no se cuentan en los inventarios turísticos o en lo que habitualmente nos dirán de una comuna u otra.
Por esta y otras razones, la laguna “Agua Dulce” es un lugar de alto interés turístico y científico, constituye per se un sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad, el cual debería permitir la presencia de miradores panorámicos públicos, ideales para la observación de flora y fauna, la apreciación de sus valores estéticos o geológicos, entre otros. Se accede fácil y rápidamente al improvisado y “no oficial” mirador, ubicado a un costado del camino principal, al cual no debemos perderle la vista pues en él transitan a veces vehículos motorizados a velocidades mayores a las permitidas en caminos de tierra como éstos.
Ubicadas entre la costa norte de la Región del Maule y la costa sur de la Región de O’Higgins, las salinas de Lo Valdivia se encuentran a la derecha de la ruta y la caleta de pescadores de Boyeruca a la izquierda. Las salinas se constituyen en un patrimonio nacional que abarca aspectos sociales, económicos y mineros. Ejerciendo este oficio durante generaciones, los salineros de la zona nos permitirán entrar a las playas de extracción, pero no dirán nada respecto de la sal y su secreta elaboración. Si tenemos apetito, en las cocinerías de la caleta nos esperan con sabrosos platos, los que preparados y servidos con cariño y humildad son muy recomendados por los viajeros expertos que han recorrido en bicicleta las costas en la zona central de Chile.
Con el Farellón costero como telón de fondo empezamos a pedalear desde esta caleta, desbloqueando la ruta a las salinas de Lo Valdivia. Solicitando el permiso protocolar a uno de sus encargados pudimos ver en primera persona como se extrae la sal, tal como egipcios y mesopotámicos lo hicieron 4000 años antes del nacimiento de Cristo. Nos contaron como dependen del sol para extraer este tesoro salino, al igual que del agua y otros elementos ligados a la naturaleza más que a la productividad industrial controlada por el hombre blanco y sus máquinas. Nos sentíamos privilegiados y asombrados por el hecho de apropiarnos de toda la fuerza natural que siglos antes a nosotros conocieron los pueblos originarios, como también el inca y el español.
En el filo noroeste de la región del Maule se encuentra la apacible caleta de Boyeruca, inexpugnablemente envuelta en el claustro de su geografía. Sus cálidos habitantes nos contaban que para ellos un trámite simple como ir de compras es más expedito hacerlo en Santa Cruz que en Curicó, o que la playa de Constitución les resulta muy poco accesible, comparadas con Cáhuil o Pichilemu, lo que nos hizo pensar en que son tan o más importantes los desafíos pendientes en los rincones ocultos de nuestro Chile Profundo.
Tras un sorprendente recorrido en bicicleta en medio del inusual acervo paisajístico y patrimonial que nos ofreció esta ruta, coincidimos entre los participantes en que hemos disfrutado de la bondad de un territorio que ha permanecido oculto a muchos de nosotros y por diversos motivos. Llegamos a la caleta de pescadores en Boyeruca en la conjunción de las comunas de Vichuquén (Región del Maule) y Paredones (Región de O´Higgins) y lo hacíamos pedaleando en equipo, retomando la ruta correcta al relevar el patrimonio de la región del Maule, disfrutada en bicicleta junto a personas que, más que simples ciclistas, son hermanos no sanguíneos que aportan lo mejor de sí para que la experiencia grupal sea trascendente para todos(as).
LIPIMÁVIDA E INFIERNILLO
Comunicada expeditamente a la región a través de la ruta costera que se despliega desde las localidades de La Pesca, Iloca y Duao, el balneario de Lipimávida pareciera ser una proyección de la comuna de Licantén. Pero este territorio de arena negra y largas playas es propio de Vichuquén, comuna que por su singular geografía no dispone de una carretera junto al mar, sino una interior que bordea la Cordillera de la Costa y los paisajes lacustres que le caracterizan. Aún así está localizada a casi 20 km al suroeste del Lago de Vichuquén, camino que en el presente es bastante complejo de realizar, ya sea en vehículos motorizados, como en nuestras bicicletas.
“Montaña de plumas” es el significado de Lipimávida en mapudungun y ello es en sí una promesa de lo que nos aguarda en su territorio y los hermosos paisajes en él presentes, en los que perfectamente se combinan campo y mar. Habiendo pedaleado en Lipimávida en las cuatro estaciones del año, nos hemos sentido en todo momento rodeados por una naturaleza maravillosa, el atardecer y su rojo cadmio que compartimos en este texto y las fotografías que lo retratan y la inigualable magia que la mar cuenta para quienes saben disfrutarla. Resulta recomendable el sugerir Lipimávida como ruta pedaleable si quienes participan en ella están buscando paz y tranquilidad: acampando o en las cabañas dispuestas para ese fin, en estas playas te desconectarás por completo de la ciudad, descansando y al mismo tiempo pudiendo disfrutar de una buena cocina chilena con pan amasado, jugo de papayas y todos los productos que este vergel de campo y litoral puede brindarnos.
Lipimávida es un pueblo de artesanos y agricultores en el que existen diversos servicios de alojamiento, alimentación y artesanía: sus propietarios se esmeran por atendernos y ofrecernos lo mejor que ellos(as) realizan. En lo personal destaco las mantas y frazadas que, confeccionadas en telares, minuciosamente revelan las técnicas ancestrales con las que fueron elaborados. Esta no es la única tradición que se conserva en Lipimávida, pues allí sigue sosteniéndose la agricultura y ganadería en pequeña escala, en la que su microclima propio y característico favorece el cultivo de papayas y el crecimiento de variadas flores, cuyo colorido caracteriza e identifica a este territorio frente a las otras localidades litorales ubicadas al sur.
Acoger el patrimonio de Vichuquén, aportando en la visibilización y difusión del mismo, sus intereses y sus singularidades y el acervo turístico que éste detenta ha sido un objetivo permanente en Cicloturismo Chile Profundo desde su fundación el 2015, sintiéndonos muy felices al promover y visibilizar el ser y actuar patrimonial del territorio maulino a través de estas líneas. No siendo muy habituales o neutros los espacios para hablar de Patrimonio, es necesario conocer y difundir con especial cuidado el patrimonio de Vichuquén, tanto por la susceptibilidad de la imagen de éste generada por los desadaptados virales del fin de semana reciente, como por la importancia del resguardo de su patrimonio y el bienestar de sus habitantes.