
¿De qué se trata?
Un grupo de investigadores liderado por el Dr. Rodrigo Morales trabaja en un innovador desarrollo con impacto global. Se trata del proyecto BioClamshells, impulsado por la Universidad Católica del Maule (UCM).
¿Cuál es lafinalidad?
Se busca sustituir los tradicionales envases plásticos para fruta —conocidos como clamshells— por una versión biodegradable, compostable y producida a partir de residuos orgánicos locales.
¿Cuál es la visión del director del proyecto del Fondo de Innovación para la Competitividad?
“El objetivo es reemplazar el clamshell convencional, derivado del petróleo, por uno biobasado, generado a partir de residuos agrícolas y orgánicos de la región del Maule”, explicó el Dr. Rodrigo Morales, académico de la Escuela de Ingeniería en Biotecnología de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UCM.
¿Cuál es el setnido práctico?
La iniciativa ataca dos problemáticas: el exceso de residuos agroindustriales sin destino útil y la creciente demanda de envases sustentables.
Según cifras del equipo investigador, solo en la Región del Maule se generan más de 150.000 toneladas de residuos orgánicos por temporada, aunque se estima que la cifra real podría ser el doble o más.
¿Qué comentó el Gobernador del Maule?
Pedro Álvarez-Salamanca señaló que “desde el Gobierno hemos apoyado esta iniciativa porque creemos firmemente que la innovación científica y tecnológica debe estar al servicio de nuestra gente”, dijo.
¿Qué aspecto destacó la autoridad regional?
“El desarrollo de un envase compostable, confeccionado a partir de residuos locales, es un ejemplo concreto de cómo podemos mejorar la calidad de vida de los maulinos y, al mismo tiempo, proyectar nuestra región hacia el mundo. Nuestro compromiso es seguir apoyando proyectos de este tipo, que transformen problemas en oportunidades, generen desarrollo sostenible y marquen un camino de futuro para el Maule”, agregó Álvarez-Salamanca.
¿Cuál es el riesgo?
Estos residuos, además de generar problemas logísticos y ambientales, representan una pérdida de nutrientes para los suelos. “Lo que hacemos es tomar esos desechos — especialmente pomasa de manzana y residuos frutales—, extraer sus azúcares y fermentarlos para obtener ácido láctico”, detalló el Dr. Morales. Este ácido se polimeriza en ácido poliláctico (PLA), biopolímero base del nuevo envase.
¿Cómo es el proceso?
El PLA se transforma en films, láminas flexibles que luego se calientan para darles forma hasta obtener la clásica estructura del clamshell, utilizada para contener frutas como arándanos, frutillas, uvas entre otros.
¿Cuál es el resultado?
Es un envase biodegradable, compostable y con propiedades mecánicas comparables al plástico tradicional.
¿Cuál es la expectativa?
“Sabemos que el mercado internacional, sobre todo Europa y EE.UU., es cada vez más exigente con los envases plásticos. Algunos países ya están pidiendo que sean reciclables o biodegradables. Nuestro desarrollo responde directamente a esas nuevas normativas”, destacó el Dr. Morales.