¿De qué se trata?
En el contexto del Día Internacional del Gato, los doctores María Paz Iturriaga, Mariela Goich y Pablo Lillo, académicos de la Escuela de Medicina Veterinaria UC, entregan recomendaciones para prevenir y cuidar a estos animales de afecciones que pueden sufrir en distintas etapas de sus vidas.
¿Cuál es el contexto?
Los felinos son verdaderos expertos en ocultar enfermedades, tanto congénitas como adquiridas, una estrategia desarrollada como mecanismo de defensa debido a su naturaleza de cazadores y de presas.
Llevar al gato a un chequeo con el médico veterinario una vez al año es una medida básica, incluso cuando el animal no presente cambios físicos o de comportamiento. El especialista debe realizar una revisión general exhaustiva del pelaje, los ojos, los oídos, la cavidad oral, el corazón, los pulmones, el abdomen, las glándulas tiroides, los músculos y las articulaciones.
También, es importante esterilizarlos, idealmente a temprana edad, y cumplir con el esquema de vacunación específico.
¿En qué hay que fijarse?
“En el primer año de vida, es esencial aplicar la vacuna triple felina, la vacuna antirrábica y la vacuna contra el virus de la leucemia felina. Después de este periodo, se debe administrar un refuerzo anual o trianual de la triple felina y la antirrábica, según cada caso. A los gatos que salen de casa y tienen contacto con otros felinos, es clave administrarles la vacuna contra el virus de la leucemia felina”, explica la doctora María Paz Iturriaga, especialista en medicina felina y académica UC.
¿Cuáles son los síntomas?
Algunas señales de alerta que pueden presentar los gatos son: una baja repentina de peso, alteraciones del apetito, cambios en el consumo de agua, en el patrón de sueño, en la micción, en la defecación, en las actividades habituales y en la interacción con las personas.
¿Qué instrumento puede ser clave?
¿Cómo se utiliza?
“Es muy útil para los tutores, ya que facilita el hallazgo oportuno de enfermedades o condiciones que afecten al gato”, dice la doctora veterinaria Mariela Goich, especialista en anestesiología y académica UC.
¿Cuáles son las enfermedades y en qué etapa realizar el control médico?
Según la doctora María Paz Iturriaga los gatos atraviesan cuatro etapas en su vida: hasta el primer año, son considerados gatitos; de uno a seis años, adultos jóvenes; entre los siete y diez años, adultos maduros; y a partir de los diez años, seniors.
¿Cuál es el detalle?
En cada una de las etapas mencionadas los felinos pueden padecer diferentes enfermedades:
Gatito (0 a 1 año): enfermedades congénitas e infecciosas, como la dermatofitosis o tiña. Se debe llevar al veterinario a un chequeo una vez al mes para la administración de las vacunas.
Adulto joven (1 a 6 años): enfermedades bronquiales, como el asma felina; cardíacas; intestinales; del tracto urinario bajo, como la cistitis; y dermatológicas, como la dermatitis atópica o alergia. Se debe llevar al veterinario a un chequeo una vez al año.
Adulto maduro (7 a 10 años): enfermedades crónicas intestinales, como la enfermedad inflamatoria intestinal; renales, como la enfermedad renal crónica; endocrinas, como el hipertiroidismo y la diabetes mellitus; bucales, como las enfermedades periodontales; y neoplásicas, como el cáncer. Se debe llevar al veterinario a un chequeo una vez al año.
Senior: se presentan las enfermedades de la etapa adulto maduro, pero con mayor frecuencia. Se debe llevar al veterinario a un chequeo dos veces al año.
¿Qué ocurre con las afectaciones cardiacas?
Como en todas las especies, los gatos no se escapan de desarrollar problemas cardiovasculares, y algunas razas, como el Maine Coon, el Ragdoll y el Sphynx, son más propensas a padecer este tipo de enfermedades. Sin embargo, se ha descubierto que el gato doméstico de pelo corto también es susceptible a padecerlas.
El médico veterinario Pablo Lillo, especialista en cardiología y cuidados intensivos, y académico UC, explicó que entre las enfermedades cardíacas más comunes en gatos, casi el 70% corresponde a la cardiomiopatía hipertrófica felina, patología que se desarrolla cuando el músculo cardíaco comienza a engrosarse hacia el interior de la cámara cardíaca, lo que reduce su cavidad, disminuye la eyección de sangre y ocasiona una congestión de esta, lo que provoca diversas alteraciones hemodinámicas, que favorecen la aparición de trombos.