La aumentada disponibilidad de las vacunas para la población de muchos países ha representado una forma de contener el aumento del contagio que se estaba observando en la “segunda ola” (iniciada alrededor de noviembre/diciembre 2020 y aún en curso en algunos países), y en algunos casos ha representado una significativa baja de fallecidos por la correspondiente enfermedad del Covid-19. Pero ¿cuántos y cuáles factores pueden influir en una efectiva baja de contagios?
Por supuesto, las políticas públicas tienen un impacto muy grande sobre la movilidad y la trazabilidad de las personas y, por lo tanto, de los contagios. Sin embargo, también hay otros factores que podrían influir, como la percepción de riesgo de la población, el autocuidado, la efectividad de las vacunas, la movilidad de la población ya vacunada (con primera o segunda dosis), la presencia y sucesiva circulación de nuevas cepas, etc.
Es interesante reflexionar sobre el hecho que, aun en caso de una campaña de vacunación exitosa (como parecería ser la de Chile), se genere un aumento de casos en la población no vacunada por efecto de que los ya vacunados sean, por una corta ventana y de forma inconsciente, vectores del virus (aun si con carga viral menor).
Es importante recalcar, las vacunas protegen a la persona contra los efectos negativos del virus, no la transforman en una persona inmune o que no puede contagiar a otros. De hecho, si queremos considerar el caso (poco probable, pero posible) en que una persona vacunada haya entrado en contacto con el virus en el ambiente, durante una ventana corta de tiempo el virus se encuentra en esa persona “huésped”; tal persona a lo mejor podría ser completamente asintomática, sin embargo, igualmente podría contagiar a personas cercanas a través de acciones cotidianas despreocupadas como “vector” de contagio.
La cantidad de personas que podrían encontrarse en tal situación, en la población total, no serían muchas, pero como ellas no se sienten mal, no tienen síntomas (o las consideran síntomas de un resfrío a lo mejor), y además están vacunadas y se sienten bastante tranquilas que no sea Covid-19, jamás se les podría ocurrir hacer un test de PCR, no tendrían alguna razón de hacerlo. Así que tales personas estarían “silentes” contagiando a otros sin ni siquiera sospecharlo y su condición no estaría reflejada en los contagiados cotidianos detectados a través de PCR y registrados en los números del informe diario del Gobierno. Esto, después de un cierto laxo de tiempo, podría causar un aumento de los contagios entre las personas no vacunadas e incluso eventuales re-infecciones (que estamos viendo ocurren en esta segunda ola) de personas que ya se habían infectado anteriormente y vuelven a enfermarse y a tener síntomas. Hace poco se ha autorizado el carnet de movilidad para quienes tengan las vacunaciones al día, por lo tanto, reflexionar sobre estos y otros posibles factores de contagio asume una cierta relevancia para intentar entender por qué los contagios aumentan en Chile a pesar de tener una campaña de vacunación activa y exitosa.
Esta hipótesis y el efecto de otras variables, son las que junto al investigador Juan Pablo Gutiérrez, mi colega en el CIEAM (Centro de Estudios Avanzados del Maule) de la UCM estamos estudiando a partir de modelamiento matemático, con los datos que tenemos sobre la enfermedad y el virus del Minsal, y permitir simular escenarios posibles.