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DE SUPUESTOS, IMAGINACIÓN Y PANTALONES BLANCOS por Jane Doe

Supongamos que tengo un problema.

Supongamos que me tiene complicada, y no sé qué hacer. Es un tema importante, no vital, pero cuyos resultados tienen directa incidencia en mí y en mi futuro cercano.

Supongamos que le doy muchas vueltas, porque nunca había estado en una situación similar. Además, las personas con las que tengo el problema han reaccionado de maneras diversas en situaciones anteriores, entonces tampoco tengo la experiencia clara de hechos previos en el área en conflicto, que me permitan imaginar que derrotero va a tomar la situación.

Supongamos ahora que tengo una amiga a la que llamaremos María a la que le cuento lo que me pasa. Mi amiga, que se calienta rápido (más o menos como yo) pero con bastante menos tacto y tino y bastante más garabatos y maldiciones, me dice que no puedo tolerar una situación como esta.

Ella conoce a los involucrados, ha tenido también dificultades con ellos y me dice que no lo puedo dejar pasar, que tengo que dejar la escoba, no dejar títere con cabeza. En resumen, me llama a quemar el mundo.

Así; en el incendio mueren todos: los problemas y los que los generaron. Nada dice mi amiga de la posibilidad de que yo también muera producto de la inhalación de humo o algo por el estilo.

Supongamos ahora que tengo un amigo al que llamaremos Lucho. Hombre serio, algo mayor, bastante más comedido como dicen en el campo, que me dice todo lo contrario; que deje pasar las cosas, que no genere drama, que es mejor no hacer ruido. En resumen, que haga la fiesta en paz.

Supongamos entonces que estoy toda dudosa al medio, tironeada de un lado y del otro por dos buenas personas que dicen quererme y con dos caminos completamente opuestos que tomar.

Imaginemos ahora que, por un rato y producto de las fuerzas tironeantes de ambos lados, no me muevo ni para uno ni para otro sitio y por lo mismo, me encuentro estable dentro de mi gravedad.

Imaginemos ahora, que ambos amigos, observan con pertinaz displicencia mi inmovilidad y me instan a definir postura.

Pregúntome yo ¿En qué momento mi “contarle a un amigo lo que me pasa”, se transforma en la idea peregrina del amigo en comento de creer que debo hacer lo que me sugiere?

Entiendo que, si uno pide opiniones, es porque las quiere escuchar, lo que sin duda era mi caso. Pero de ahí a hacer lo que se nos sugiere hay mucho trecho. ¿O es muy tonto lo que estoy diciendo?

Pensémoslo de otro modo.

Se acerca el verano. ¿Ha visto cosa más linda que una mujer regia con pantalones blancos ajustados? Yo, como trabajador de la construcción que soy, no he visto cosa mejor.

Una mujer con pantalones blancos ajustados grita: ¡¡¡primavera!!!

Una mujer con pantalones blancos ajustados grita: “soy guapa, me creo el cuento, mi cuerpo es mío, lo quiero y lo muestro”. Y uno desde la “constru” le tira un churro respetuoso. (Chocolates que se derriten, ángeles que caen del cielo, que se yo).

Pero otra cosa es que Usted vaya a Faladeuda y se pruebe, compre y ponga un pantalón blanco porque están de moda, porque la vendedora le quería vender uno, porque le dan un bono por cada uno que venda y porque su supuesta mejor amiga le dice que le quedan “regios”, independiente de que el espejo le diga lo contrario, pues sabido es que su “talento” va más por el escote que por la retaguardia.

Y usted que quería una opinión honesta y desinteresada, termina escuchando demasiado a otros y actuando, pese a sus dudas, en concordancia con ellos comprándose el pantalón famoso, para verse al final del día tan pero tan mal, que termina odiando su ingenuidad y su genética, endeudada por el puto pantalón y maldiciendo la migración colombiana y sus curvas, que se llevan todos los churros de la constru mientras usted se lleva solo risas por lo que “no” tiene donde ellas tienen de sobra. (Mala distribución del talento, que quiere que le diga).

En resumen. ¿Queremos una oreja amiga que nos escuche? Si.

¿Queremos opiniones honestas? Si.

¿Haremos lo que nos digan? Nop.

Jamás nunca iremos contra nuestra encantadora naturaleza. Ni por un par de pantalones blancos.

JANE DOE

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