Estoy abatido.
Ya estamos a un año del cese de impresiones del Diario El Centro, tras 31 años de circulación. Vaya, esa es justamente la palabra que se esfuma y se pierde como se diluyen las hojas de un árbol que perece: Circulación. Se termina un ciclo. Se acaba una época y hay que darle pie a una nueva. Terrible. Como siempre, me resisto a la idea.
Si bien, solo leo el diario el día domingo, es casi un panorama de fin de semana el poder hacerlo. Al igual que mi padre, a quien agradezco este hábito, cada domingo sin fallar compramos el diario para leerlo desde la primera hasta la última página.
Cuando era niño, solo leía el segmento deportivo. Luego, más joven, leía el segmento deportivo y las noticias culturales. Poco a poco me fueron pareciendo importante las noticias de contingencia y panoramas políticos; en un comienzo las leía porque creía que era bueno saberlas y poder tener temas de conversación. Luego ya me pareció el diario entero una genuina curiosidad, hasta el punto de buscar leerlo para sentirme más plantado en esta tierra, más estable y presente.
Por eso defiendo la circulación de los diarios, porque me permite leer el periódico entero, por completo. Es una necesidad, una forma de adherirse al mundo y de adherir el mundo a uno mismo. Aplaudo las editoriales periodísticas, porque fomentan el equilibrio y la razón objetiva, por mucho que se enjuicie de que sus editoriales tienen sesgos o inclinaciones políticas; y bueno es que justamente el diario, como todo medio masivo de comunicación requiere de lectores con alturas de miras. Quizás como todo lo que se consume en este mundo en realidad.
El diario otorga un paquete informativo, que nos permite una visualización generalizada del panorama nacional y mundial, aportando presente y dimensión social.
Estoy abatido. Como profesor, estoy abatido. Informarse por el celular o por la página web, no es lo mismo, porque invita a saltar directo a la noticia específica que quiero leer. Y, además, los medios electrónicos permiten que existan tantas fuentes, que finalmente terminamos leyendo solo las que mejor se asimilan a nuestros principios, lo que contribuye a perder objetividades.
El ejercicio de informarse por los diarios electrónicos corresponde a construir la verdad que cada uno quiere construir, lo que no está mal, pero es una expresión de individualismo, puesto que hace nacer el prejuicio desde lo personal hacia la generalidad colectiva, y no en viceversa. Primero yo y mi percepción del mundo, y luego la razón objetiva. En vez de dejar al mundo entrar en uno, y dentro de uno poder deliberarlo.
Más gráficamente, estamos enfrentando una noticia desde las estimas personales que tengo de ella, y al elegir mi fuente informativa, busco más que nada confirmar ese prejuicio, lo que insta a desarrollar tantas verdades como personas existen, en desmedro de la construcción colectiva de una verdad. El periodismo puede combatir este relativismo informativo.
Ahora podríamos pensar que se llaman “Medios Exclusivos de Comunicación”, donde cada uno lee según su editorial política y cultural. Bueno.
No queda más que decir, muchas gracias a diario El Centro, por 31 años de circulación y servicio a la sociedad maulina, y por su continuidad de prensa precedida del diario La Mañana, que nos dejó casi un siglo de circulación. Nos veremos, ahora, desde otras plataformas que levantan banderas de resistencia como el Diario Talca. Que nada muera y todo se transforme.