Recientemente, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) publicó las bases concursables de los proyectos del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico FONDECYT Regular 2022 (https://www.anid.cl/concursos/concurso/?id=603 ). Como siempre, la mayoría de los investigadores y universidades establecieron la difusión de estas bases en sus plataformas internas, sin embargo, al revisarlas observaron cambios importantes en ellas que derivó en una polémica en las redes sociales y en las universidades y centros de investigación.
Uno de los cambios más relevante tiene que ver con las categorías para la adjudicación que pueden ser cuatro: a) Aprobado con financiamiento, es decir proyectos excelentes o muy buenos que tendrán financiamiento de parte de la ANID para ejecutarse y se firmará el convenio para que reciban los fondos; b) Aprobado sin financiamiento, que corresponde a proyectos que son muy buenos, recibirán una carta de aprobación que certifique la calidad de la propuesta, pero no se ejecutarán bajo las normas de las bases concursables, es decir no contarán con fondos ni convenio para ser desarrollados por FONDECYT; c) Rechazado, que serían los proyectos que están en las categorías bueno, regular o no califican para adjudicar, que no son recomendables de ejecutar y no reciben financiamiento; y d) Lista de espera: que de no aceptar un investigador con proyecto aprobado con financiamiento la ejecución o por cualquier otra incompatibilidad, corre la lista al investigador que sigue el cual quedó aprobado pero que no tenía financiamiento.
La polémica está con la categoría de “Aprobado sin financiamiento”. Si se revisa esto, pareciera suponer que la ANID quiere reconocer a los proyectos que son de muy buena calidad más allá de los recursos y validar también que los investigadores, las instituciones e ideas de investigación son evaluadas al más alto nivel y que es importante resaltar este mérito científico pese a que no existan recursos financieros para desarrollar ciencia de alto estándar. Algo así como una acreditación de calidad de los proyectos de investigación FONDECYT que no tuvieron fondos porque el presupuesto de ciencia no alcanza y, por otro lado, que los listados de estos proyectos queden a disposición del mundo privado y productivo y de los Gobiernos Regionales para que evalúen si están dentro de sus prioridades para financiar. Es importante mencionar que cada FONDECYT detiene un máximo de duración de 4 años y el aporte máximo para cada año es de 50 millones de pesos.
Esta idea si bien tiene buenas intenciones, ya que busca reconocer que esa investigación es un aporte al país, al desarrollo de la disciplina y a la búsqueda de respuestas para las necesidades de la gente, la ciencia, la sociedad y el medio ambiente, deja una sensación de ambigüedad y tristeza enorme al observar que la ciencia en Chile todavía debe recurrir a estrategias ambiguas y, de manera indirecta, golpear puertas a diferentes actores que no necesariamente tienen los recursos o estrategias definidas previamente hacia los temas de investigación en ciencias básicas, ciencias sociales y humanidades. Por ejemplo, los fondos regionales, se orientan hacia la innovación y transferencia y ya definieron sus estrategias hacia áreas prioritarias, pero, no necesariamente la investigación que se desarrolla por las universidades tiene un componente de investigación aplicada, de innovación y de transferencia tecnológica que impacte en el mundo productivo, por ejemplo, existen muchos estudios de estas disciplinas que se enfocan a temáticas escolares y de aprendizaje que están vinculadas directamente a las prácticas pedagógicas o estudios de las humanidades que pretenden comprender la relación del ser humano con su entorno y que es clave para poder adaptarnos a los nuevos cambios sociales y naturales que como especie estamos vivenciando.
Por lo tanto, estas disciplinas se ven enormemente afectadas, y al mismo tiempo las personas y entornos que no tendrán respuestas a sus problemáticas. Esperemos que en el desarrollo de estas estrategias se logren coordinar los diversos actores del ecosistema de investigación y tecnología y que el listado de proyectos muy buenos de las diversas disciplinas científicas no solo quede en el papel y en las buenas intenciones.