Cada 22 de noviembre la Educación Parvularia y las(os) Educadoras(es) de Párvulos celebran su día, en reconocimiento por la labor de este nivel educativo que atiende a niñas(os) desde su nacimiento hasta su ingreso a la educación básica, con el objetivo de favorecer de manera sistemática, oportuna y pertinente, el desarrollo integral y aprendizajes relevantes y significativos, brindando apoyo a las familias en su rol insustituible de primera educadora.
Este día destacamos la labor pedagógicamente que realizan, proporcionando las mejores oportunidades de aprendizajes, aportando y favoreciendo el crecimiento de niños y niñas con esmero y ternura para cada uno en forma particular, porque cada uno es un mundo separado y especial, con características únicas, formas de ver la vida y de soñarla, estilos de aprendizajes diferentes y diversos.
Cada accionar pedagógico es imperativo en los primeros años de vida, proveer oportunidades para desarrollar y acompañar la evolución normal del desarrollo de manera integral y armónica (físico y motriz, intelectual, emocional y social) del niño(a) que le permitirán adaptarse y adecuarse a su entorno. El o la educadora de párvulos con sus intervenciones pedagógicas lúdicas y a través del juego, recurso infalible, e innato en el ser humano, apoya el desarrollo de los niños(as) como: valerse por sí mismos en el ámbito escolar, familiar y social, al autocuidado y cuidado de los otros y del entorno, apreciar sus capacidades y características personales, a desarrollar su capacidad motora, a relacionarse, a desarrollar actitudes de respeto y aceptación de la diversidad social, étnica, cultural, religiosa y física, a comunicarse por medio del lenguaje verbal y corporal, a resolver problemas cotidianos simples, a explorar el medio natural y social apreciando su riqueza, a desarrollar su creatividad, a expresarse libre artísticamente, entre otras múltiples habilidades y destrezas.