Es un tema mundial el calentamiento global y su daño al planeta. A nivel de países, son muchas las acciones macro que se están tomando a fin de intentar contrarrestar el problema, incluido Chile. Pero cuando se lleva este tema a la acción micro, es decir al individuo, a la familia, pereciera que el asunto, si bien forma parte del discurso (y generalmente criticando lo que hacen otros), pareciera que las acciones individuales con resultados concretos, no es lo que más se puede evidenciar.
Veamos el asunto con aquel elemento vital, el agua.
Es un hecho evidente que hay menos agua que hace 20 años atrás, por una razón muy simple de entender: hay menos lluvia. Solo a modo de dato, en nuestra región ya hay registro de que por ejemplo en lo que va del invierno de este año, tenemos un 60 % menos de lluvias, que a la misma fecha del año pasado. Ejemplo de esto, en una de las estaciones de medición, cercana a Curicó, a la fecha, solo se ha registrado 147 milímetros. El año pasado a la misma fecha, había precipitado 339 milímetros
Este fenómeno climático, de sequía, lleva en Chile al menos los últimos 10 años en forma continuada y lo peor, es que cada año llueve menos. En la zona central nos estamos desertificando, lenta, paulatina y sostenidamente.
Por otro lado, el consumo de agua, también es evidente que ha aumentado, especialmente por crecimiento poblacional y por ende, una fuerte presión al sector agrícola, que en nuestra región representa poco mas del 90 % de la demanda de agua, estimándose un nuevo crecimiento de al menos un 10 % en los próximos años.
Entonces ¿cuidamos el agua? Pareciera que, a nivel macro, hay acciones (tranques y tecnificación del riego, entre otras) pero, en el plano individual, de la persona y la familia, no hay mucho y se observa con cierta normalidad cómo se lavan los autos de la misma forma que hace 20 años, se riega el césped o se deja abierta la llave a la hora del lavado dental, junto a decenas de otras conductas. Un chileno promedio consume entre 125 y 200 litros de agua al día, muy pocas veces ahorra y menos acumula agua.
Si nos vamos al ejemplo anterior de lo precipitado (147 milímetros), esto significa 147 litros por metro cuadrado de agua y, si suponemos en una casa normal con 100 metros cuadrados de techo, entonces, sobre ese techo han caído durante lo que va del año, 14.700 litros de agua. ¿Cuánta de esa agua se ha acumulado o guardado? Lo más probable, es que nada. Si se lograra almacenar en esa casa solo el 10 % de esa precipitación, habría suficiente cantidad como para regar varias veces al jardín, lavar el auto unas cinco veces o llenar el estanque del baño unas 700 veces. Por comodidad o costumbre no hacemos nada mas que abrir la llave y no tenemos la iniciativa de modificar alguna conducta y hacer alguna pequeña inversión para cambiar la infraestructura de la casa. Pero más incómodo será a futuro abrir la llave y que no salga nada.
Algo más podemos hacer.
