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EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CAPITAL por Franco Caballero Vásquez

La muchacha dice “tienes un auto rápido y yo tengo un plan para sacarnos de aquí; he estado trabajando en la tienda comercial, me las arreglé para ahorrar un poco de dinero”. Ambos se escapan, ella deja su vida atrás terminando con el cuidado de su padre que debió asumir de adolescente cuando su madre no soportó el alcoholismo de su marido y se marchó. Ahora ella también se marcha, se va con el joven del auto veloz para comenzar juntos una nueva vida en un remolque en otra ciudad. Luego ella trabaja y asume responsabilidades mientras su pololo se queda hasta tarde en los bares con los amigos convirtiéndose poco a poco en aquello de lo que escapaba la chica. La serpiente de Uróboro se muerde la cola y el destino se enfrasca en un ciclo que no le deja escapatoria. Como algunos ya saben, la víctima es Tracy Chapman, la canción es Fast Car.

Como laberinto sin salida la vida se encierra en la tendencia de mi ambiente social. Mi vida pareciera depender más de mi entorno que de mi proeza personal; tiene mayor preponderancia o es más influyente podríamos pensar. Se percibe entonces que en todo donde habite lo social, la relación e interacción con los otros, concierne a lo político. Se torna potencialmente un asunto politizado la conexión amorosa con los demás.

Aquí se pone seria la cosa, porque implica que lo político ingrese en nuestras formas de enamorarnos. Con los parámetros concebidos o preconcebidos de aquello que dispara el latido mágico del corazón, la pulsión espontánea de la irracional naturaleza amorosa sufre la condicionalidad política del espectro erótico, algo así como sucumbir ante los prototipos de belleza cuando se consume mucha moda. Este es el argumento indicativo de la sobre erotización actual que concluye un deseo impuesto, por tanto, artificial, como chip que se instala en la concepción amorosa de quienes buscan en el amor todo aquello que el marketing del amor dicta como estándar pletórico de pizzas viendo Netflix.

El deseo no es natural porque se permea del deseo colectivo, entonces político, sobre todo en tiempos donde la sociedad se influencia por las redes. Así sucumbimos una vez más al orden de las masas que se apropian de la vida haciendo que amemos y vivamos según ama y vive, en este caso, la narrativa capitalista actual. El cuerpo protuberante, la inagotable sed de la carne, la cotidiana expresión del porno, hacen de los encuentros una flama que se extingue y se enciende, una droga que se consume de lo efímero, como el Uróboro, insatisfecho e insaciable.

El problema de Tracy Chapman refleja, además del clásico asunto de las clases sociales como burbujas de realidad, el de sucumbir como víctima del modelo sistémico que, por mucha realización personal y adquisición del coraje por cambiar, padece subordinada de una falta de libertad que no se valida mediante el capital adquirido, aun cuando este se disfraza como salvador del problema libertario (tipo Milei). Así diremos que la libertad filosófica libera y la libertad financiera esclaviza, además de ser incapaz de producir multiplicidad de posibilidades de existencia y enclaustrar un futuro reproductivo de pasado.

La famosa frase de Saint-Exupéry “amar no es mirarse el uno al otro, sino mirar juntos la misma dirección” hoy se presenta infestada del interés capital cuando —Deleuze mediante— el deseo artificial maquilla la voluntad colectiva. Si el valor influyente se presentaba como familia, casa propia y trabajo estable, hoy ha prescindido de lo humano que tenía el éxito para inflarse de bienes adquiridos, propio del “capitalismo acumulativo”. Ya no es un auto por familia, sino que por persona. En este caso, mejor será pensar en que el amor es mirarse mutuamente a los ojos para hallar la desnudez del dualismo sexual, entre uno y otro; donde se libere el amor de aquello que se uniforma, sin la mente aspiracional; donde se abra el capullo de los cuerpos sintientes, en la pulsión más auténtica del soma que libere la virtud soterrada de la pasión de los órganos.

Franco Caballero Vásquez

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