Recientemente concluyó la penúltima etapa del proceso de licitación, convocado por el Registro Civil chileno, mediante el que se ofrecía la labor de confección de los documentos de identidad chilenos, a empresas nacionales o extranjeras interesadas. De acuerdo a la información proporcionada por las autoridades del Ministerio de Justicia, una empresa china, Aisino, realizó la oferta económica más baja y, considerando que el factor económico era el de mayor ponderación entre los que se consideran en esta licitación, es muy probable que, finalmente, sea esa empresa la que se quede con la labor, dado que hizo la oferta más barata.
¿Qué razones podrían explicar que un asunto eminentemente técnico, como es la confección de los documentos señalados, esté provocando tantas inquietudes, preocupaciones y suspicacias en diversos medios?
El caso hace recordar ciertas situaciones, relativas a la protección de nuestros datos personales, que muchos hemos vivido en años recientes. ¿Le han pedido, alguna vez, su número de carné cuando está comprando algún producto en una tienda? ¿Le han solicitado proporcionar su correo electrónico cuando adquiere una mercancía cualquiera, en un comercio? ¿O la dirección de su domicilio, su edad, su nivel de estudios o cualquier otro dato personal, que nada tiene que ver con la transacción que está realizando? ¿Le han dicho que “el sistema” lo exige, para tramitar su compra? Todos hemos vivido, más de una vez, situaciones como las descritas. A veces, para “endulzar” un poco la solicitud de datos, se nos señala que con la entrega se participará en un sorteo, se ingresará a un “club de clientes” que ofrece descuentos y otras argucias similares. Lo cierto es que, al final, nuestra información personal quedará registrada en la base de datos que la entidad confecciona con ella, a menos que nos neguemos a entregarla, en cuyo caso no podremos comprar en ese establecimiento. No quiero elucubrar las razones que llevan a las tiendas a esta práctica. Se me ocurren varias y, probablemente, ninguna es tranquilizadora para nuestra privacidad, forma de vida o comportamiento personal. Las teorías de conspiraciones abundan tanto, como asustan mucho.
¿Y qué podría hacer una empresa china con los datos personales de los 18 millones de chilenos? Así como es dable imaginar que los elementos electrónicos que se insertan en nuestra Cédula de Identidad y Pasaporte (el chip que ya incluyen), permiten conocer nuestros datos biográficos y biométricos, también podrían permitir rastrear los desplazamientos de las personas, conocer sus gestiones financieras, saber sus vínculos familiares, estar al tanto de sus datos y trámites patrimoniales, antecedentes académicos, penales y quizás cuántos más. Y que dichos datos sean puestos a disposición y, de aquí en adelante, sean manejados por una entidad dependiente del gobierno chino no es, precisamente, tranquilizador. El desarrollo de tecnología avanzada permitiría dar uso a toda esa información, sea para fines políticos, económicos, militares, de control social u otros difíciles de imaginar. Que en las bases de la licitación se haya considerado mecanismos de resguardo y protección de datos, podrían ser de utilidad en el contexto de sociedades democráticas, respetuosas de los derechos de las personas, de sus datos y de su privacidad. Pero, es sabido que cualquier empresa china, por diversa que sea su estructura, al final resulta de propiedad o control del Estado. Y, en el caso de la entidad que está a punto de adjudicarse la licitación comentada, Aisino, integra un consorcio que, a su vez, forma parte de CASIC (China Aerospace Science and Industry Corporation), gigantesca empresa controlada por un Estado que no se distingue, precisamente, por su comportamiento democrático y respeto de los derechos individuales.
Entonces, si Ud. al igual que yo, nos sentimos incómodos de entregar alguna información personal cuando compramos un desodorante, más perturbados debiéramos sentirnos si es que, en definitiva, el Estado chino sea el encargado de manejar la gigantesca base de datos del Registro Civil chileno. Aunque nos digan que el carné será más barato.