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El déficit hídrico llegó y se quedó

La noticia ambiental por lejos más importante de la semana ha sido la evidencia del déficit hídrico que afecta al país. Los titulares ya hablan de un 80 % de déficit entre Coquimbo y el Maule.

El tema sin duda es serio, por su impacto inmediato en la agricultura, incendios y consumo humano.

Fundación Chile publica textualmente: “Cifras provenientes de distintas fuentes dan cuenta de la frágil situación del recurso hídrico en Chile: 76% de la superficie chilena está afectada por sequía, desertificación y suelo degradado (SudAustral Consulting SpA, 2016); la totalidad de los glaciares estudiados están en retroceso por el aumento de temperatura (DGA, 2011), mientras 110 acuíferos del país se encuentran actualmente con una demanda comprometida superior a su recarga (Ministerio del Interior, 2015). Según el último balance hídrico realizado por la DGA (2020), entre 13 y 37% han disminuido los últimos 30 años los caudales de agua superficial de las cuencas del Aconcagua, Maipo, Rapel, Mataquito y Maule. En este mismo estudio se proyecta un aumento de temperatura entre 1 y 2,5°C con una baja de precipitaciones que indica una reducción de hasta 50% entre el 2030 y 2060 en algunas zonas del país.”

El panorama es de alerta inmediata. El Maule claramente está siendo afectado por este fenómeno, y se hace entonces urgente, la toma de medidas en todos los niveles, es decir Estado, empresas y por su puesto ciudadanos como cada uno de nosotros. La conciencia en el uso de un recurso escaso, pareciera que aún no ha calado suficiente. En los sectores rurales con prioridad se debe trabajar en sistemas familiares de capacitación e infraestructura básica de acumulación.

Por lejos lo más relevante es entender de una vez por todas que tenemos un problema y muy serio.

Ya comenzó la temporada de incendios vegetacionales rurales y en situaciones graves de este tipo de emergencias, la cantidad de agua que se debe consumir para el control de los incendios, puede ser de varios cientos de miles de litros por cada evento. Se necesitará esa agua para controlar la emergencia, pero aflige saber que se podría estar ocupando en riego de alimentos, en lugar de tirarla al fuego. Entonces ¿qué hacer?, simple pero también claro: Que no hayan incendios, la prevención es clave y para ello la gente no debe provocar los incendios, (el 99 % de los incendios en Chile son generados por las personas)

Por favor, entendamos, estamos en un problema y debemos trabajar con todas las variables para evitar incrementar ese problema. No tenemos agua suficiente para todo lo que se necesita.

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