Entre los cerros de la cordillera costina, a no muchos kilómetros de Curicó, se encuentra un perdido palmar o bosque de palmas chilenas, una especie protegida y en peligro de extinción, siendo uno de los palmarios más australes del mundo, junto a uno similar existente en la comuna de Pencahue.
El lugar es de intrincado acceso, por caminos desolados, siendo de propiedad del fundo de La Candelaria, en zona colchagüina, antiguamente bajo la jurisdicción de la ciudad de Curicó, pero que hoy pertenece a la comuna de Chépica, siendo el último reducto de esta especie en la zona, donde antiguamente existían muchos palmarios, destacando las comunas de Rauco, Teno, Hualañé, Licantén y otros lugares aledaños, hoy totalmente extinguidas.
LA PALMA CHILENA
La palma chilena es una especie de palmera única en su tipo, siendo la más austral del mundo y teniendo características especiales. Puede vivir más de mil años, y actualmente está presente desde La Serena hasta Talca, habitando las zonas cordilleranas de la costa, existiendo algunos casos en que está muy cerca del litoral.
En el siglo XIX existían más de seis millones de ejemplares, ocupando amplias zonas y territorios que fueron desapareciendo por la depredación humana, el uso de la agricultura y ganadería, y los incendios forestales. La palma no es un árbol, es considerado una suerte de pasto gigante, muy sensible, siendo una especie protegida. Actualmente en Chile existen cerca de 120 mil ejemplares, lo que corresponde apenas a cerca del 2,5% de lo que existía hace algo más de cien años atrás. Por ello el interés de levantar información para la protección y, en lo posible, expansión de estos palmares.
LA CANDELARIA
En 1899, Francisco Astaburuaga escribió el “Primer Diccionario Geográfico de Chile” donde destacaba el palmario de La Candelaria, ubicándolo cerca de Curicó y consignando la existencia de miles de palmas.
En la actualidad este reducto vegetal pertenece al fundo del mismo nombre cuya propietaria es Teresa Mozó Ossa, de casi 1500 hectáreas en las cuales, según los catastros de la administración del predio, existen cerca de 1900 ejemplares de esta especie nativa, distribuídos silvestremente por los cerros y valles del lugar.
Lo positivo es que la propietaria del predio se ha preocupado de la conservación de esta especie, mediante el resguardo y cuidado del lugar como la creación de viveros para asegurar su reproducción.
Sin duda que este lugar podría convertirse en un destino turístico pero con los debidos resguardos, protecciones y restricciones, dado que en Chile estamos muy lejos de tener conciencia ambiental y de protección de nuestro patrimonio natural.