¿De qué se trata?
Existe consenso entre expertos que la mezcla de gases y partículas de árboles pueden dañar los ojos, irritar el sistema respiratorio y empeorar la condición de quienes presentan patologías cardiacas y pulmonares, cuando se ven enfrentados al humo de un incendio forestal.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
El nivel de afectación puede variar, dependiendo de la cercanía al fuego y la duración de la contaminación en el aire. Pero, “es más o menos conocido que el humo de los incendios forestales puede agravar afecciones como el asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), aumentar el riesgo de infartos cardiacos, dificultar la concentración, reducir la capacidad del organismo para combatir infecciones y provocar inflamaciones en los pulmones, los riñones, el hígado y probablemente otros órganos, asegura Magaly Miranda, enfermera y vicepresidenta de Fenasenf.
¿Cómo ha evolucionado?
“El problema es que antes la gente se exponía muy pocas veces en la vida a una contaminación por incendio forestal, sin embargo, estos eventos son cada vez más habituales y cada verano se repite la historia, dejando estragos medioambientales y afectando la salud de muchas personas” agrega.
¿Qué antecedentes existen?
Aunque los problemas respiratorios pueden ser la respuesta más aguda a la inhalación de humo, otros son menos evidentes. En 2018, un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association, relacionó el humo de los incendios forestales de 2015, que calcinaron más de 3.600 kilómetros cuadrados en California, con el aumento de visitas al servicio de urgencia, con problemas cardiovasculares y problemas con el flujo sanguíneo al cerebro.
¿Cuál es el impacto?
“Incluso mucho tiempo después de un incendio forestal, quedan partículas diminutas e imperceptibles suspendidas en el ambiente. Estas son capaces de penetrar profundamente en los pulmones de una persona. Las investigaciones y análisis que han realizado expertos en el tema, dan cuenta que el cuerpo responde liberando las mismas células inmunitarias que desplegaría para atacar un virus. Sin embargo, a diferencia de un virus, las partículas no se descomponen con esa respuesta inmunitaria y provocan una inflamación duradera”, comenta Gloria Díaz, enfermera y directora ejecutiva de Fenasenf. Por eso la contaminación atmosférica de incendios y en general, la que se mantiene en las grandes ciudades es tan dañina, agrega.
¿Cuáles son las recomendaciones?
- Evitar realizar actividad física, sobre todo al aire libre.
- Cerrar puertas y ventanas para impedir que el humo ingrese a las viviendas.
- Mientras se permanece al interior de un inmueble con puertas y ventanas cerradas, evitar generar fuentes de combustión; no es recomendable fumar, prender parrillas, inciensos o velas.
- No pase la aspiradora porque esto mueve las partículas que ya existen en su casa y eso aumenta la contaminación.
- Si tiene aire acondicionado, enciéndalo, pero cierre la entrada de aire de afuera y mantenga el filtro limpio para evitar que entre el humo. Si no cuenta con aire acondicionado y hace mucho calor para estar adentro con las ventanas cerradas, intente buscar refugio en otro lugar.
- Grupos de riesgo como embarazadas, niños/as, personas mayores y pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), deben evitar salir del domicilio o exponerse al humo de manera directa.
- Si existe la presencia abundante de humo, se deberá usar un pañuelo húmedo para cubrir nariz y boca.
- Si estás en la zona donde está ocurriendo un incendio forestal, debes seguir las recomendaciones de la autoridad y acatar las indicaciones.
- En caso de evacuación, es aconsejable cortar la energía eléctrica y cerrar las llaves de paso del gas.
¿Qué hacer?
Ante síntomas como dificultad para respirar, mareos o conjuntivitis, es recomendable llamar a Salud Responde (FONO 600 360 7777) o acudir a un centro de salud.