El inicio de la semana que está cerrando tuvo una característica distinta para la ciudad de Constitución.
Un fantasma que se niega a desaparecer marcó su angustiante presencia e hizo revivir a las miles de almas de esta ciudad, los recuerdos más agobiantes de enero de 2017, es decir, de esos incendios que consumieron vidas, casas, recuerdos y vegetación.
Era el mediodía del lunes y el denso humo -gris y negro- se elevaba al cielo. Desde que se comenzó a visualizar, la intensidad y magnitud anticipaba que lo que se vendría sería de largo aliento y de alto riesgo.
Era el bosque y vegetación del cerro que se encuentra en el perímetro sur oriente de la ciudad de Constitución el que estaba comenzando a arder.
Pronto aparecían los recursos aéreos, comenzaban a sonar sirenas y el tránsito por la ciudad se agitaba, pues el viento también estaba haciendo lo suyo. Corte de calles que conducen al sector y la amenaza de evacuación a poblaciones al norte del siniestro ya eran realidad.
Combate de decenas de brigadistas forestales, bomberos, carabineros y la propia comunidad, se mantuvo por toda esa tarde, noche y mañana del día siguiente. Finalmente, luego de casi 30 horas de intenso combate, el fuego comenzó a dar tregua y calmaba la angustia.
Un incendio a metros de la ciudad es una amenaza y riesgo de grandes proporciones. ¿Qué pasó? ¿Cómo se inició? El lugar de inicio del siniestro es una ladera poco transitada, pues su pendiente es difícil, el sector no es un pasillo que una a puntos urbanos. Pareciera que un incendiario anda suelto, pues este siniestro no es un hecho aislado en la periferia o interfase de la ciudad.
¿Qué podría motivar a una persona para encender fuego, dañar flora y fauna, arriesgar daño a viviendas y, por supuesto, a las personas? Aquí se debe diferenciar entre pirómano e incendiario, pues en el primer caso, se puede tratar de una enfermedad, pero en el segundo se pudiera tratar de alguien que consciente, clara y voluntariamente, prende fuego. ¿Para qué? Obviamente no es posible determinarlo hasta que se logre una captura.
La comunidad, en cualquier parte, tiene un importante rol en estas situaciones, pues una persona que se encuentre en una condición de sospecha siempre es observada por alguien. Aquí es relevante más y mejor acción comunitaria, que es la misma que muchas veces se encuentra en condición de riesgo.
Todos los expertos mundiales coinciden en que el tema de los incendios rurales se verá incrementado, pudiendo llegar a un alza de sobre el 50% de lo más o menos normal en cada año, lo que -unido a la escasez hídrica, falta de humedad, incremento de viento con rachas que provocan el efecto de un verdadero mechero- se genera un ambiente de máximo riesgo.
Las condiciones ambientales para la propagación de incendios, cada año será peor, pero el asunto es que el 99% de los incendios se producen porque alguien los inicia y el clima adverso los propaga. Entonces el asunto es, evitar la ocurrencia y para ello es fundamental, además de la labor preventiva, la conducta disuasiva hacia los incendiarios.
Leonardo Vergara