18.7 C
Talca
InicioOpinión¿EL MUNDO GIRA MÁS DE PRISA? por Juan Carlos Pérez de La Maza

¿EL MUNDO GIRA MÁS DE PRISA? por Juan Carlos Pérez de La Maza

En numerosas ocasiones he comentado que, cada tanto, el devenir mundial nos pone en una suerte de esquina en la que el rumbo de la humanidad puede virar hacia uno u otro lado. Advertir esas ocasiones nos permite asumir un rol de espectador consciente, informado y prevenido de lo que ocurre. Sin embargo, como la mayoría de nosotros somos nada más que telón de fondo y mera comparsa en dicho devenir, carecemos de voto, ni siquiera de voz, en la obra que se representa allá afuera.  Eso es lo que apuntaba la semana pasada, cuando yo decía que, por encima de nuestros polémicas y pequeños asuntos, el mundo está experimentando fuertes cambios que poco tienen que ver con tal o cual precandidato o a quien culpar por el apagón.  Es un golpe al ego advertir que el mundo gira independientemente de nuestra voluntad.

Si analizamos desapasionadamente los acontecimientos internacionales de los últimos dos o tres años, percibimos claramente que nos encontramos ante una de esas esquinas que señalaba más arriba. Un momento de relevancia histórica tal, que la configuración del mundo, la distribución de fuerzas y el carácter del poder puede cambiar tan profundamente, que el mundo resultante en una década o dos, nos será irreconocible. Como en una de esas películas en que el protagonista despierta de una larga hibernación y ya no reconoce su mundo, el entorno que rodeará a nuestros nietos será completamente ajeno a nosotros.

El panorama mundial ya no puede analizarse, como hacíamos durante la Guerra Fría o en las postrimerías del siglo pasado. Pronosticar el rumbo del mundo ya no se trata, simplemente, de evaluar las consecuencias de las disputas entre superpotencias y anticipar la ganadora. Hoy estamos frente a una transformación en la distribución del poder a nivel global en la que la bipolaridad e incluso la multipolaridad suenan añejas. La irrupción de actores no estatales, megacorporaciones más poderosas que varios países juntos, ejercen tal poder e influencia económica que, sin duda, inclinan la balanza hacia su lado, con independencia de lo que quieran los Estados. Igual cosa con gigantescos grupos de interés, fundamentalismos religiosos, agendas culturales, colectivos medioambientalistas, todos transnacionales, merman y estrechan las orgullosas soberanías nacionales.

Los indicios del cambio son evidentes: La incertidumbre en torno a la economía global y al intercambio comercial son una señal elocuente. El aislacionismo autárquico que pareciera desprenderse de la mente de Trump y su anunciada guerra arancelaria podrían modificar el mapa mundial.

El surgimiento de nuevos bloques geopolíticos que, más que entregar estabilidad bajo un marco de orden multipolar, generan tensiones en dimensiones como la energética, la tecnológica y la militar, es otra de aquellas señales. La asombrosa rivalidad entre aliados históricos y que dábamos por sentado, junto al acercamiento entre rivales históricos (Estados Unidos y Rusia) son una más.

El debilitamiento creciente de las instituciones y mecanismos multilaterales, la OTAN, la ONU y otras semejantes, auguran un mundo que nada tiene que ver con lo visto desde la Segunda Guerra Mundial y hasta entrado el presente siglo.   La inteligencia artificial y la digitalización económica también hacen lo suyo. Hoy, cada vez es menos poderosa e influyente aquella empresa llena de maquinarias, operarios y materias primas, frente al ingeniero casi adolescente que, con un notebook y un par de buenas ideas, discurre un software que, a cambio de centavos por persona, somete a media humanidad a la pantalla de su celular.

Los antiguos líderes, carismáticos y elocuentes, que se gastaban en encendidos discursos y pormenorizadas estrategias, hoy nada son al lado algoritmos que se adelantan al pensamiento e imágenes creadas por inteligencia artificial.

Este mundo cambiante, en que observamos una humanidad cada vez más interconectada, a la vez que paradojalmente compuesta por individuos aislados unos de los otros, en que aumenta la uniformización a la vez que la fragmentación, camina hacia un futuro extraño para quienes provenimos del siglo pasado. ¿Será que el mundo está girando más rápido?

Juan Carlos Pérez de La Maza

Licenciado en Historia

Egresado de Derecho

Mantente Informado
18,744FansMe gusta
8,395SeguidoresSeguir
2,501SeguidoresSeguir
1,130SuscriptoresSuscribirte
Noticias Relacionadas