Su principal labor no es tan solo enseñar destrezas deportivas a niñas/os y jóvenes, sino también apoyar la formación de valores y procesos psicoemocionales y sociales desde una perspectiva integral.
Una sencilla sesión de entrenamiento de sesenta minutos tres veces a la semana puede ser para muchos un respiro de sus problemas diarios en su entorno. Un formador/a que comprende su gran responsabilidad social centra su enseñanza en el desarrollo integral, asumiendo que el éxito es un concepto asociado a los obstáculos que se superan día a día más que a conseguir logros sin valorar su proceso.
John Wooden, ha sido un referente como entrenador de un “éxito” que no se enfoca tan solo en lo deportivo. Este entrenador norteamericano, destacó por sus números como entrenador de baloncesto en la Universidad de UCLA en los Estados Unidos: 27 años entrenando, 10 Campeonatos Nacionales ganados, 88 victorias consecutivas y 4 temporadas invictas. Sin embargo, lo que destacó en este entrenador no fueron tan solo sus victorias sino cómo llegó a conseguirlas. A Wooden le interesaba identificar los principios y valores que conducían al éxito. Decía en primer lugar que era fundamental: “No tratar de ser mejor que otros, sino siempre hay que tratar de ser lo mejor que puedes ser”. Al igual que otros entrenadores profesionales había descartado el “ganar a toda costa” o “ganar cueste lo que cueste”, puesto que, aquello no tenía sentido si, según él, el deportista no tenía paz mental. Para Wooden, el éxito se relacionaba con la “paz mental, la cual es el resultado directo de la autosatisfacción de saber que hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, para convertirnos en lo mejor que podemos llegar a ser”.
Por esto, el éxito deportivo no se debe asociar única y exclusivamente a la obtención de un primer lugar, de un podio o de un trofeo, sino a una consecuencia del esfuerzo personal y colectivo amparado en valores como el respeto, la disciplina y el disfrute, entre muchos otros. Lo anterior, es el camino que aumentará la probabilidad de conseguir el éxito no tan solo en lo deportivo sino en la vida misma.
Conociendo los valores fundamentales que mueven nuestras vidas y cuál es el propósito por el que nos levantamos cada día, un/a formador/a deportivo/a facilitará el camino para que ese niño/a o joven encuentre su bienestar, felicidad y éxito personal.