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EL REGALO DE LA VIDA EN POCAS PALABRAS por Patricio Maureira Rojas

El amor y la vida: sentido común, que no siempre es el más común de los sentidos.

Esta semana presento a ustedes al sacerdote Jorge Luis Iturriaga Canumán, quien ha dedicado su vocación al servicio de los jóvenes y que actualmente pertenece a la diócesis de Santiago. Hoy nos muestra su visión de mundo y nos invita a seguir creyendo en el amor.

“El sentido común nos debiera llevar a desarrollar una vida llena de amor, con sentimientos nobles y honestos, abundante en manifestaciones de afecto hacia quienes nos rodean. Sin embargo, hoy por hoy, vivimos en ambientes cargados de odiosidades, abusos, violencia y atropellos flagrantes a los derechos del otro, llevándonos a que seamos una sociedad destinada al desamor.

El sentido común debiera llevarnos a vivir experiencias de amor de manera cotidiana entre los seres humanos en forma natural, espontánea y permanente. El desamor, las odiosidades y los atropellos debieran ser una vivencia excepcional; o mejor, no debieran ser, pero seamos realistas, en ningún caso debiera ser algo normal y menos algo natural. No debiéramos acostumbrarnos a la normalización de estas actitudes y comportamientos violentos, llenos de odio y faltos totalmente de amor.

Amigos y amigas, estamos llamados a normalizar un amor expresado con gestos amables y agradecidos en cada momento de nuestras vidas. Debemos normalizar tener una vida cargada de manifestaciones de amor en el hogar, el vecindario, en las salas de clases, entre amigos, en el trabajo, en el bus, en el metro y en todos los lugares de nuestro quehacer cotidiano.

En el libro El Principito de Antoine de Exupery, se dice: “Amor no es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección”. Miremos en la dirección del respeto hacia el otro; miremos la vida con los ojos del amor verdadero, con ternura y reciprocidad, asumiendo que es algo que se construye día a día, mediante la colaboración y corresponsabilidad de todos.

Es por esto que, para que los seres humanos caminemos hacia la misma dirección, con la guía y fuerza del amor, es necesario compartir proyectos de vida comunes, con el aporte de cada cual y riquezas de cada uno.

El hecho de participar de alegrías, experiencias e intereses comunes otorga vitalidad a quienes compartimos un viaje extraordinario, común y cargado de vivencias. Si vivimos la vida llena de amor, el amor llenará toda nuestra vida, y de ese modo haremos realidad el sentido común de amor y vida”.

Gracias Jorge por tu testimonio de seguimiento a Cristo Buen Pastor y ayudarnos a mirar la vida con optimismo y amor, creyendo en que es posible un mundo mejor.

Patricio Maureira Rojas

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