
No debe ser fácil ser Franz Schubert. Por más que sea un empresario exitoso, un viajante de medio mundo, un padre de familia. Decidió vivir a mitad de camino entre sus raíces en Austria y una Casa Chueca en el Maule. Optó por la naturaleza cuando la naturaleza está moribunda y a nadie parece importarle, preocuparle en serio, con hechos concretos y no solo palabras. Quiso ser un agente turístico sustentable en un país de burócratas. Y mal no le va. Pero cuesta…como a todos o a la mayoría.
En la Casa Chueca, su centro de operaciones cruzando la carretera, medio escondido del mundanal ruido, le ha puesto nombre y tablas a sus ideas. La última, el parque Quizapu en la precordillera de San Clemente, 2 mil hectáreas adquiridas gracias al aporte de un empresario alemán. Sueña que sea sea declarado santuario de la naturaleza, en donde el pudú pueda vivir libre y protegido.
La cabeza de Schubert no se detiene. Muestra los camiones que utiliza para llevar turistas a recorrer los rincones del Maule, su cordillera fundamentalmente. También el invernadero donde crecen frutas y árboles tropicales, las cabañas, el museo, la pista utilizada para que los estudiantes aprendan las reglas del tránsito. Se detiene en un recodo e indica hacia un curso de agua que imagina declarado humedal urbano. Que los niños lo recorran con sus botas de agua y observen a coipos y ranas.
Por la escuela de tránsito en 15 años han pasado 11 mil niños. Cuando fue a buscar el apoyo de Carabineros, al general que lo recibió le contó la historia de una familia de Concepción que había perdido a un hijo de 5 años atropellado. Resultó que ese general había estado en Concepción cuando ocurrió el accidente y lo recordaba perfectamnente. Accedió a colaborar en todo. Los menores son instruidos por carabineros, mientras recorren en autos a pedales la pequeña pista.
Claro que la pandemia detuvo las visitas, como también los recorridos de los turistas por el Maule. Y los paseos inclusivos para personas con capacidades especiales. Recién este año las cosas están volviendo, lentamente, a la normalidad. Franz Schubert no se queja.
COMPARACIONES
Las comparaciones son odiosas, pero pueden servir para sacar conclusiones. En Austria, argumenta Schubert, el 19 por ciento de la población se ofrece para realizar trabajos voluntarios. En Chile esa cifra sería de menos del 3 por ciento. En Baviera el gobierno pedía 10 mil firmas para promover una ley que protegiera a los insectos de la acción de los plaguicidas. Se juntó un millón y medio y la ley se hizo realidad. El empresario asegura que 300 plaguicidas que se usan en Chile en Europa están prohibidos.
Franz Schubert creció en medio de una sociedad que tiene como marca registrada el cuidado del medioambiente. Hay clubes de amigos de la naturaleza y de alpinismo por todos lados. Austria cuenta con más de 20 mil kilómetros de senderos. Trabajó junto a otras personas para replicar esa experiencia en Chile. Recibieron la visita de Ricardo Lagos cuando fue presidente y le regalaron un libro con el tema de los senderos. Gracias a esas gestiones nació el proyecto Senderos de Chile, una idea magnífica de unir el país a través de 6 mil kilómetros de rutas para recorrer. Incluso se inauguró un trayecto en el Maule entre el Radal Siete Tazas y Altos de Lircay.
Hoy existe la Fundación Senderos de Chile, pero no un programa de gobierno en ese ámbito. Una pena. ¿Por qué las ONGs deben reclamar por el proyecto eléctrico que pretende llevar energía a Argentina? ¿Por qué una fundación debe asumir la tarea de proteger los humedales, los bosques nativos? Para Schubert es tan obvio que es el Gobierno el que debe interesarse en estas iniciativas, sin desmerecer el valioso trabajo de los ciudadanos. Pero la primera responsabilidad es de las autoridades.
¿Por qué tanta diferencia entre Europa y Chile? Bueno, es obvio. Franz acota una sutileza técnica. En Europa predomina una economía de bien común, una que posibilita, sin grandes trabas burocráticas, la donación de privados a proyectos de interés social y, en este caso, medioambiental. En cambio acá -explica- lo que funciona es un capitalismo al estilo estadounidense, donde la libertad empresarial tiene otro sentido.
DIFERENCIAS
Y pese a que no vive todo el tiempo en Chile, siempre está pensando en proyectos. No para. Habla de turismo emocional, por ejemplo, ese que se centra más en lo humano, más en la señora que hace empanadas que en la empanada misma. No cree en la educación tradicional de bancos, sillas y pizarras, de preferir solo profesionales y no técnicos. Como si ser panadero o arriero fuera algo malo. En Austria los jóvenes pueden trabajar desde los 16 años, complementándolo con los estudios, tal como lo hizo uno de sus hijos. El empresario gana porque tiene un empleado al que paga un sueldo menor, y el joven aprende y gana su dinero. Después ambos, de acuerdo a sus intereses, deciden si siguen trabajando juntos.
Diferencias de las que Franz Schubert está consciente. Pero sigue su ruta. El gobierno austríaco lo nombro cónsul honorario, lo que sumado a sus contactos lo tienen siempre buscando formas de aportar al turismo sustentable, concepto clave en su forma de entender el mundo.
No es fácil ser Franz Schubert. Va y viene, siempre en movimiento.
Foto 2: Uno de sus proyectos más queridos de Franz Schubert es la pista donde los niños aprenden las reglas del tránsito.