Cuando han transcurrido 205 años de aquel trascendental acontecimiento histórico, quizás el más significativo de todos, puesto que fue la génesis de una República soberana, autónoma y libre, los antecedentes historiográficos que respaldan la tesis talquina son cada vez más sólidos, concluyentes y significativos, terminando con el mito -de casi dos siglos- que le atribuyó a Talcahuano y Concepción un protagonismo en este tema que nunca fue tal (Jorge Valderrama Gutiérrez)
Tras la contundente victoria del Ejército de los Andes en la Cuesta de Chacabuco, gran parte del territorio chileno quedó libre de la presencia de tropas realistas, configurándose una independencia de facto: poseía gobierno propio que dictaba normas, tenía bandera, Escudo de Armas y acuñaba moneda -con la inscripción “Chile independiente”-, restando efectuar una Declaración Formal de Independencia, como ya lo habían hecho Estados Unidos en 1776; Haití en 1804; Venezuela en 1811; Nueva Granada y México en 1813; y las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816. De ello estaba plenamente consciente el general Bernardo O’Higgins, quien durante su estadía en Londres había sido discípulo de don Francisco de Miranda. En ese contexto, el 17 de noviembre de 1817 la Junta Gubernativa de Santiago, con acuerdo de O’Higgins, decidió someter a plebiscito la opción de Declarar la Independencia de Chile u oponerse a ella: para lo cual se abrieron 2 libros en cada pueblo. En uno firmarían los que aceptaban y en el otro quienes rechazaban tal idea. Sólo Concepción se manifestó a favor de la monarquía, rechazando la decisión de independizarse, lo que sería determinante para que el prócer insistiera en retrofecharla haciéndola datar “en Concepción a primero del actual”, como se verá más adelante.
PROMOTOR DE LA TESIS PENQUISTA
El gran promotor de la tesis penquista, es decir, de esa corriente de historiadores y profesiones afines que sostiene que O’Higgins declaró la Independencia de Chile en Concepción el 1° de enero de 1818, fue Carlos Oliver Schneider, naturalista de origen uruguayo nacido en 1899, quien se trasladó a Chile en 1910 (año en que ingresó al liceo de esa ciudad), ya que su padre era diplomático y se fue a residir en Concepción. El 3 de diciembre de 1939 publicó un artículo en el diario de Concepción El Sur, titulado “¿Dónde se firmó el Acta de Independencia?”, con el objetivo de dar a conocer que el hecho había ocurrido en Concepción (y también para refutar un artículo anterior que aseveraba que una casa que se iba a derribar en dicha urbe era heredara de aquel suceso histórico). Sin decir de dónde obtuvo esa información, expresó que hubo tres actas: una, la redactada en Concepción el 1° de enero de 1818; la segunda, manuscrita por el coronel Santiago Fernández y firmada por O’Higgins en Talca después del 22 de enero, pero que lleva data de la firmada en Concepción; y la tercera, una reproducción autorizada de la segunda mandada a sacar en 1842 (equivocándose en el año, pues fue en 1832) por el Presidente Joaquín Prieto, firmada posteriormente por O’Higgins y sus ministros. Afirmaciones que no refieren fuente documental, histórica ni legal alguna. Curiosamente anexa que “fue firmada sobre un tambor, dice la tradición oral”, para a renglón seguido contradecirse al expresar: “Es posible y algún fundamento habrá para ello. Sin embargo sabemos que siempre la avanzada estuvo cubierta por tropas de caballería, y en ese caso un tambor estaba de más”. Así, si se considera esa supuesta Acta firmada por O’Higgins en un tambor en Talcahuano, y aquella otra jurada en una ceremonia en la plaza de Concepción (ciudades separadas entonces por 15 kilómetros de distancia) por la cual se efectuó en la noche una fiesta en la casa del coronel Patiño, se desprende que existieron no 3, ¡sino 4 actas! Inaudito. ¡He ahí la esencia de su tesis! Finalmente, en 1950 se publicó su Libro de Oro de la Historia de Concepción, en el que compartía autoría con Francisco Zapata Silva. Si su coautor falleció el año anterior y siempre se la ha sindicado como quien fijó el relato en comento, ¿cómo pudo recopilar información más de 50 años antes, si llegó a Chile en 1910?
YERROS DE DON LUIS VALENCIA AVARIA
Considerado el mayor exponente de la “tesis penquista”, Luis Valencia Avaria trabajó en el Senado de la República, donde conoció a dos senadores miembros de la Academia Chilena de la Historia que facilitaron su incorporación a ella. Allí hizo carrera administrativa hasta convertirse en Secretario Jefe de Comisiones, cargo con el que jubiló en 1968. Ese mismo año publicó el libro Declaración y Proclamación de la Independencia de Chile, en el que sustentó su tesis basándose en tres afirmaciones explícitas de O´Higgins. La Primera: afirmó que la única Declaración de Independencia se realizó en Concepción, interpretando el texto de dicha Acta que dice: “se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile. Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1° de enero de 1818, firmada de nuestra mano”, añadiendo que el 12 de febrero la población de Chile juró el acta de una declaración ya hecha. Sin embargo, la historia lo desmiente, porque el 1 de enero de ese año el Acta no existía aún, se estaba redactando, como lo prueba la respuesta de O’Higgins desde Talca, el 22 de enero de 1818, a don Luis de la Cruz Goyeneche -Director Supremo Delegado-, ordenándole que se feche el Acta retroactivamente y se la sitúe en Concepción.
La Segunda: Atribuyó a O’Higgins un documento fechado en Lima en octubre de 1842, con el título de “Consejos, recomendaciones y advertencias que hace Bernardo O’Higgins, a la vista de su muerte, al Gobierno, Legislatura y a todos los verdaderos amantes de su patria”, al que llamó Testamento Político de O’Higgins. Es uno de dos, ya que otra versión del mismo documento se encuentra en el Archivo Nacional. Sin embargo, no transcribió textualmente dicho documento, sino que le cambió el título y lo alteró al publicar una frase al margen dentro de uno de los puntos que se enumeraban (el 12). Tampoco lleva fecha, no tiene firma, no es de puño y letra de Bernardo O’Higgins y no contiene la frase relativa a la fundación de una ciudad -que se llamaría INDEPENDENCIA- en el sitio del campamento en Talcahuano. Es simplemente una toma de notas (apuntes) llena de tachaduras que no puede ser considerado como un testamento político. Serían parte de un libro que Mr. John Thomas -secretario de O’Higgins en Perú- aspiraba a escribir y nunca terminó, traídos a Chile después de la muerte del prócer.
La Tercera: atribuyó al prócer un manuscrito de letra desconocida (documento del que hay tres versiones: dos en el Archivo Nacional y otra en la Cámara de Diputados), que no es de O’Higgins. Se trataría de una carta dirigida al Presidente Manuel Bulnes fechado el 17 de octubre de 1842, sin rúbrica final. Curiosamente: una de sus versiones habría sido certificada por un escribano en 1842, documento notarial inexistente. Finalmente, se contradijo a sí mismo al afirmar que la Declaración de Independencia la había hecho O’Higgins en Concepción el 1° de enero, y que había un acta de ello, afirmando en otro texto que fue por medio de una comunicación que “declaró” la independencia en su campamento en Talcahuano y que en Concepción sólo ocurrió un juramento de defenderla por parte del ejército el 1° de enero quedando sin fecha entonces y sin acta.
¿POR QUÉ SE DATÓ EN CONCEPCIÓN?
Para entender por qué O’Higgins y los líderes patriotas decidieron que el Acta de Independencia se retrofechara y datara en Concepción, se debe considerar que al abandonar las fuerzas militares chilenas y el Ejército de los Andes la Provincia de Concepción, dejaron ese territorio nuevamente en manos de los realistas. La autoridad imperante volvía a ser el rey Fernando VII. ¿Podía esperarse que los revolucionarios acataran órdenes y disposiciones de los representantes del rey en Concepción? ¿No debiese ocurrir lo mismo en sentido inverso? Por eso O’Higgins explicitó que la emancipación abarcaba la totalidad del territorio chileno, inclusive Concepción, ciudad abiertamente monárquica y que rechazó la opción de Independencia. Por eso la insistencia de O’Higgins en que el Acta de Declaración de la Independencia del 12 de febrero estuviese fechada al 1° de enero de 1818: fue un ejercicio de Soberanía de parte del Director Supremo, quien aprobó la nueva declaración, según sus términos, el 2 de febrero de 1818 en Talca.
LAS BASES DOCUMENTALES, LEGALES E HISTÓRICAS DE TALCA
A continuación, se menciona parte de la copiosa evidencia que prueba que la Declaración y Jura de la Independencia se efectuó en Talca.
16 de enero de 1818: Luis de la Cruz Goyeneche, Director Supremo Delegado, escribió al general San Martín: “y soy con Ud. que en la semana próxima se declare la independencia, solo espero que llegue mi batallón que será así con más solemnidad. Esta tarde hago un expreso al señor don Bernardo y le incluyo el acta para que la firme, que me parece debe ir firmada por él de cuya gloria es digno que se vea por ambos mundos que no hay variación en el gobierno de Chile” (Archivo de don Bernardo O’Higgins)
17 de enero de 1818: la Gaceta de Santiago de Chile publicó un acuerdo del Cabildo de Santiago anterior al día 14, en que hay constantes alusiones a la proximidad de la declaración, siendo una de ellas la siguiente: “Ese último bostezo del despotismo agonizante [la expedición de Osorio] dará con su exterminio un nuevo motivo de júbilo al aniversario de Chacabuco que se acerca, para que de una vez quede sellada eternamente nuestra independencia”
7 de febrero de 1818: La Gazeta Ministerial publicó un texto-proclama dirigido a los ciudadanos, destacando el doble significado que la fecha en cuestión tendría: “Se aproxima, ciudadanos, el memorable 12 de febrero. Este día grande que os recuerda el glorioso sacudimiento de vuestra opresión, es también preparado para fijar la época de nuestra emancipación política”.
11 de febrero de 1818: en su Cuartel Directorial de Talca, O’Higgins envió un oficio a Luis de la Cruz, donde le comunicaba la celebración del día siguiente: “Como aún no han llegado de ésa (Santiago) los ejemplares impresos del Acta de nuestra Independencia, he dispuesto que esta tarde se publique un bando con la mayor solemnidad, como ya se ha efectuado, y mañana al salir el sol se acabará de solemnizar este acto con el juramento que deben prestar los jefes y corporaciones, misa, sermón y Te Deum en la parroquia, en cuya función se harán repetidas salvas y descargas de fusil por la tropa que estará formada, con otras demostraciones de júbilo que indican claramente la complacencia con que estos habitantes van a dar el último paso de nuestra regeneración política” (Apartado de la Academia Chilena de la Historia N° 78, p37).
Don Diego Barros Arana relata que un destacamento español que marchaba a la vanguardia del Ejército de Mariano Osorio, bajo las órdenes del teniente coronel Cipriano Palma, se adelantó hasta ocupar la villa de Linares, y “al oír allí las salvas de artillería con que los patriotas celebraban en la orilla norte del Maule la Jura de Independencia, llegó a creer que iba a ser atacado de un momento a otro, i se retiró apresuradamente hacia el sur”. Ese mismo día viernes, símil ceremonia se realizó simultáneamente en Valparaíso (mediante un Cabildo Abierto porque no alcanzó a llegar el Acta de Independencia) y Santiago, imitando las juras reales de la monarquía durante la Colonia y siguiendo un riguroso protocolo implementado por las nuevas autoridades revolucionarias. No obstante, la celebración más solemne y de mayor trascendencia jurídica e histórica se efectuó en Talca, porque en ella estuvo el Director Supremo, la máxima autoridad del naciente país. Después, el Acta de Independencia se declaró, proclamó y juró en las demás ciudades, pueblos, poblados, villorrios y caseríos… lo que finalizó en 1826 en Chiloé. Aquel 12 de febrero, en Santiago, se repartieron medallas batidas especialmente para la ocasión, que eran de plata y estaño galvanizado. Al General San Martín le fue obsequiada una de oro.
16 de febrero de 1818: Don Tomás Guido, representante del gobierno de Buenos Aires ante Santiago, remitió la siguiente nota al Supremo Director Juan Martín de Pueyrredón: “El 12 del corriente a las diez y media de la mañana ha sido jurada y proclamada ante el Dios de los hombres la independencia de Chile de la monarquía española, por el Jefe Supremo, magistrados, corporaciones, civiles y militares del Estado, y por un inmenso pueblo reunido en la Plaza Mayor de esta capital, después de manifestarse por la lectura del acta N° 1 de la proclamación de independencia, los motivos que la justificaban y la unánime voluntad de todos los pueblos por su emancipación política” (Carlos Guido y Spano. Vindicación Histórica. Papeles del Brigadier General Guido. 1817-1820).
21 de febrero de 1818: La Gaceta de Santiago de Chile publicó: “El triunfo de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, despedazó para siempre los hierros y fue el gran día precursor de la emancipación absoluta que hemos proclamado en su aniversario. ¡Qué contraste el de este período con el de la conquista! ¡Cuántas lágrimas de dolor arrancarían a nuestros padres las fiestas con que la tiranía celebraba el cumpleaños de su sangrienta usurpación! ¡Con cuántas lágrimas de gozo regará nuestra posteridad el sepulcro de sus libertadores al recordar este día memorable! Confundidos en la tumba los huesos del antiguo esclavo, con los del CIUDADANO, serán compensados los unos por la compasión, y los otros por la gratitud: todos participarán de la dulce y tierna efusión de nuestros hijos en la carrera de un tiempo nuevo y venturoso. No hay en el lenguaje del entusiasmo un dialecto dignamente expresivo de este porvenir de esplendor y de prosperidad preparada a la Nación Chilena por la solemne declaración de su independencia el 12 de febrero de 1818”.
2 de enero de 1819: se rememoró lo ocurrido en 1818 y se aseveró: “Creyó el gobierno que ya había llegado el momento de hacer ver a todo el orbe que no cabe composición entre los tiranos y nosotros; y habiendo consultado la voluntad de los ciudadanos chilenos, proclamó la acta augusta de nuestra independencia; acta que borró para siempre el título de rebeldes, y nos elevó al rango de las naciones soberanas” (Gaceta Ministerial de Chile).
Febrero de 1819: “Tengo el honor de avisar a V.E. que el 12 de febrero corriente, a las 10 de la mañana, debe celebrarse en la santa iglesia Catedral la fiesta titulada Aniversario de la proclamación de la Independencia de Chile. Será de misa cantada con la mayor pompa posible, y con asistencia de todos los tribunales y corporaciones. Al doctor don Diego Antonio de Elizondo se ha encargado el sermón de dicha fiesta; a ella tendrá V.E. la bondad de asistir. Dios guarde a V.E. muchos años. Palacio Directorial de Santiago, Febrero 9 de 1819.- Bernardo O’Higgins.- Excmo. Senado del Estado” (Sesiones de los Cuerpos Legislativos, Senado de la República.
25 de febrero de 1819: la misma Gaceta Ministerial de Chile daba cuenta de las felicitaciones recibidas por O’Higgins por las festividades del aniversario de la independencia el pasado día 12. Entre ellas figuraba la de Tomás Guido, representante de las Provincias Unidas del Río de la Plata en Chile, en la que se lee: “Hoy hace un año que al felicitar a V.E. por la declaración de la independencia del Estado de Chile tuve la gloria de reconocerla a nombre de mi gobierno”.
Y en 1820: “Mañana 12 del corriente es el cumpleaños de la gran jornada de Chacabuco, mediante la cual se dio libertad a Chile; y también de nuestra gloriosa declaración de Independencia. En acción de gracias al Todopoderoso, recordando estos augustos sucesos, debe celebrarse una misa solemne en la Santa Iglesia Catedral, con su oración patriótica; y tengo el honor de anunciarlo a V.E. para que se digne asistir a esta función, en la inteligencia que las demás corporaciones deben reunirse a las 10 del día en este palacio Directorial. Dios guarde a V.E. muchos años. Palacio Directorial de Santiago, 11 de Febrero de 1820. Bernardo O’Higgins. Excmo. Senado” (Sesiones de los Cuerpos Legislativos).
1821: el Senado Consulto decretó “fiesta ordinaria” el 12 de febrero. Y en sesión del 5 de septiembre de 1823 se dictó la ley que fijó el 18 de septiembre como fecha de la Jura de la Independencia, tras la caída de O’Higgins. En síntesis: desde el 9 de febrero de 1821 hasta 1837 fue feriado nacional.
11 de febrero de 1822: la Gaceta Ministerial de Chile publicó: “El 12 de febrero de 1818, proclamó Chile su independencia con la dignidad propia de un pueblo que trabajaba por hacerse merecedor de ella”, y más adelante señalaba que “en la ciudad de Talca se celebraba esta gran fiesta con un entusiasmo inexplicable, cuando se estaban oyendo las cajas y clarines del ejército enemigo acampado en la orilla meridional del Maule”.
1832: se estamparon rúbricas originales en una copia caligráfica confeccionada por orden del gobierno de Prieto, y que se conservó en el Palacio de La Moneda hasta la destrucción de ella en 1973 (la única Acta existente en el Congreso Nacional no tiene rúbrica alguna).
8 de febrero de 1837: un Decreto del Ministerio del Interior del -con las rúbricas del Presidente de la República José Joaquín Prieto y su Ministro del Interior Diego Portales- redujo a 21 salvas de cañonazos y repique de campanas, eliminándose dicho festejo, y quedando sólo el 18 de septiembre.
GALERÍA DE FOTOS
Retratos de don Carlos Oliver Schneider y Luis Valencia Avaria, los máximos exponentes de la Tesis de Concepción. Archivo Histórico de Concepción.
Costado sur de la Plaza de Armas de Talca; y Calle Comercio (actual 1 Sur), con el campanario de la iglesia San Francisco al fondo. Del Álbum Chile Ilustrado (1872), de Recaredo Santos Tornero.