Según el Informe de Endeudamiento de Diciembre de 2020, elaborado por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), el nivel de deuda representativa de los deudores bancarios, definido por la mediana de la distribución, fue de $2.200.105, que es precisamente la deuda media observada en la región del Maule. Si se descompone esta cifra por género, las mujeres presentan una deuda de $1.557.814 y los hombres de $3.189.793, por lo que consecuentemente, la carga financiera (el porcentaje que representa la deuda mensual sobre el ingreso mensual) es inferior en las mujeres respecto de los hombres, con un 15,4% y 18,8%, respectivamente.
A nivel global, los indicadores de carga financiera y apalancamiento (cuántas veces representa la deuda total respecto al ingreso mensual) fueron de 16,9% y 3,6 veces el ingreso, respectivamente. Comparado a igual periodo del año previo se observa un aumento real de la deuda representativa, una corrección a la baja en el indicador de carga financiera y un alza del apalancamiento.
En cuanto a la morosidad, llega a un 3,9% promedio para cuotas vencidas de 90 días y más, y del total de morosos los segmentos de menores ingresos son los que a su vez presentan mayor tasa, con un 5,4%. Ahora, en términos etarios, en los extremos se encuentran los de mayor incumplimiento, esto es, los de menores de 30 años y los adultos de más de 65 años. Sin embargo, estos segmentos presentan el menor nivel de apalancamiento, esto se explica, fundamentalmente, por las mayores restricciones que poseen para acceder al financiamiento bancario, dado su bajo nivel de ingreso promedio mensual. Es así como los deudores con ingresos mensuales inferiores a $250.000 presentan una carga financiera de sólo 8,7%%, en cambio, los deudores con ingresos sobre los $2.600.000 presentan una carga financiera de 17,8%.
De la muestra total, considerando todos los rangos etarios, el 96,8% de los deudores posee créditos de consumo y sólo el 22,5% accede a crédito hipotecario. Claro está, el informe da cuenta que el nivel de ingresos está directamente relacionado con el tipo de deuda, así como el nivel de morosidad.
Discriminando por oferente financiero, la morosidad promedio en la banca es baja, en torno a un 4%, en comparación con la morosidad general del crédito que incluye las casas comerciales, en este último caso la morosidad puede superar el 10%, especialmente en el segmento jóvenes.
Aun cuando el nivel de morosidad en Chile ha tenido una pequeña reducción a partir del tercer trimestre del 2020, esto se debe a una situación excepcional como fue el primer y segundo retiro del 10%. En este sentido, no podemos dejar de mencionar que frente a la crisis socioeconómica que enfrenta el país, y el consecuente debilitamiento del mercado laboral, parece más que obvio que el nivel de morosidad aumentará durante el 2021.
Frente a esta potencial morosidad, emerge una muy buena alternativa para renegociar la deuda, la Ley de Portabilidad Financiera que entró en vigencia en septiembre de 2020, que facilita la negociación y traspaso de deuda del cliente bancario entre las distintas instituciones financieras; más aún con las actuales tasas de interés que son bastante bajas, con mínimos que no se observaban desde el 2010. En especial, las deudas de largo plazo, como los créditos hipotecarios, siendo recomendable ajustar la carga financiera mensual a la nueva realidad de ingreso de las personas.
Ahora, si ya se ha caído en morosidad y no es posible renegociar la deuda, existe como alternativa acogerse a la Ley de Quiebra Personal que actualmente está vigente en Chile, lo que permite afrontar la situación financiera de una manera más racional y con una gradualidad en el tiempo, resguardando el patrimonio personal.