En “La canción que nunca calla”, Yas Bau y Araceli Navarro se sumergen en la biografía de Cecilia Pantoja, la primera ídola de la música chilena. “La voz de Cecilia, era única y expresiva” (por Mario Rodríguez Órdenes)

La trayectoria de Cecilia, “la incomparable”, se inició en la adolescencia, a fines de los años 50’. Alcanzó su máxima popularidad en la década de los años 60’ como parte del movimiento musical llamado la Nueva Ola.
Diario Talca conversó con Yas Bau y Araceli Navarro, quienes en un trabajo de mucha piel se acercan a la esencia de Cecilia. Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi nació en Tomé en 1943 y falleció en Santiago, el 24 de julio del 2023.
Araceli Navarro Rojas (Curicó) es melómana, lectora y abogada, y Yas Bau Ortega (Santiago) es fotógrafa y productora. Autoras de “La Canción que nunca calla Biografía de Cecilia la incomparable” (LOM Ediciones,2025), precisan: “Volvimos atrás muchas veces y hubo capítulos que costaron escribirlos más que otros por la gran carga emotiva”.
Araceli, ¿cómo fue la escritura de “La canción que nunca calla”?
“No fue fácil, fue un trabajo de un año y tres meses, ya que realizamos una investigación vasta tanto en Tomé como en Santiago, donde logramos acumular una gran cantidad de información documental, de entrevistas, fotografías, material inédito, audiovisual, familiar etc. Volvimos atrás muchas veces y hubo capítulos que costaron escribirlos más que otros por la gran carga emotiva. Nos costó muchísimo trabajo, pero favorablemente logramos sacarlo adelante y conseguir que naciera a la vida este hermoso libro”.
¿Cómo fueron los años de formación de Cecilia en Tomé?
“Su primer colegio fue la Escuela de Niñas Nº2 y luego estudió en el Liceo Vicente Palacios Valdés de la ciudad donde su madre también fue docente. Ambos colegios le quedaban muy cerca de su casa y vivió una vida muy tranquila, familiar, llena de libertad y de muchos amigos y amigas, ya que como Tomé era por entonces una ciudad muy pequeña, casi todas las familias se conocían. No fue una alumna sobresaliente, pero tampoco conflictiva, sin embargo, siempre recordaba ese tiempo como una maravillosa etapa de su vida que había disfrutado mucho”.
Yas, ¿cuáles eran las condiciones musicales de Cecilia?
“La voz de Cecilia era única y expresiva. Poseía un timbre distinto y una potencia que la diferenciaba de todo lo escuchado. Era capaz de transmitir emociones profundas a través de su canto, lo que la convirtió en una intérprete inolvidable. Su voz tenía un vibrato característico y podía interpretar con igual maestría canciones melancólicas como enérgicas, así como baladas románticas. Sus agudos y finales hacían la diferencia, logró un sello personal que la hicieron única”.
¿Qué importancia tuvo para su carrera que haya ganado el Festival Internacional de la Canción de Viña del mar, en 1965?
“Ganar el Festival de Viña del Mar en 1965 fue un hito importante en la carrera de Cecilia, ya que le dio reconocimiento a nivel nacional e internacional. Esto le permitió abrir puertas para presentarse en otros festivales y escenarios, como el Festival de Benidorm en España. Su paso por España le permitió expandir su carrera y llegar a nuevos públicos, lo que probablemente influyó en su decisión de grabar canciones allí. En resumen, ganar el Festival de Viña del Mar fue un puente o catapulta hacia nuevas oportunidades y la consolidación de una carrera que de ahí en adelante fue en ascenso”.
Araceli. ¿qué significa para su carrera sus presentaciones en el Maule?
“Significaron mucho. Como curicana, siempre conversábamos sobre mi ciudad y sus alrededores, me contaba sobre sus diferentes presentaciones en Talca, en el Festival de la Guinda de Romeral donde habían sido tan cariñosos con ella, siendo que estuvo en 1968 y el último en el 2017. Sobre sus hermosas presentaciones en Curicó, también sobre el hermoso homenaje en San Clemente en el 2018, etc. Siempre se sintió muy a gusto en sus visitas a la Región del Maule y era fanática de las guindas y los duraznos que mi papá le enviaba desde Curicó”.
¿Por qué declinó realizar una carrera fuera de Chile?
“En 1965 cuando viaja a España y llega como embajadora del Festival de Viña del Mar al Festival de Benidorm, comenzó a presentarse en diferentes lugares, logrando conquistar el corazón de los españoles y le propusieron quedarse. Pero era joven y la nostalgia por su público, así como el arraigo por sus raíces chilenas la hicieron regresar. Posteriormente, cuando viaja a México, Perú y otros países, siempre decide volver, porque el amor a su tierra era más poderoso. Extrañaba a su público y el cariño que recibía de ellos, por lo que siempre se confesó una enamorada de sus seguidores y seguidoras”.
¿Qué importancia tuvo su participación en Los de Tomé?
“Claramente fue muy importante, pues con los hermanos González sale del anonimato y comienza una meteórica carrera con el cuarteto juvenil, que la lleva a Santiago, a las casas disqueras, que le permiten telonear a la mismísima Brenda Lee en su visita a Chile y finalmente se da cuenta que tiene un don, tanto por su voz, como por su oído privilegiado, que tiene condiciones como compositora, además de su increíble manera para expresar sentimientos, así como de empatizar y simpatizar con el público. Finalmente, gracias a esta primera incursión en la música, se enamora del oficio y entiende que no podría dedicarse a otra cosa, pues había nacido para la música. Siempre guardará un especial recuerdo y cariño por los hermanos González: Ruth, Ricardo y Edgardo”.
¿Qué lugar tuvo en la denominada Nueva Ola?
“Cecilia siempre manifestó que la Nueva Ola era un movimiento y ella se sentía una cantante en paralelo a este movimiento. No era que no se sintiera parte, sino que simplemente sentía que su carrera tenía otros bríos más amplios, radicados en su propia música, en la música italiana y en nueva música chilena, ya que fue la única de ese movimiento en ser cercana al movimiento de ‘la nueva canción chilena’, partiendo con su cercanía con Violeta Parra, con Víctor Jara, amiguísima de Patricio Manns, del tío Lalo Parra y su hermano Roberto, entre otros. Pese a ello, siempre fue llamada ‘La reina de la Nueva Ola’, distintivo que siempre llevó con orgullo y sonreía al escucharlo”.
Araceli, ¿cuál fue el momento cumbre de la carrera de Cecilia?
“Creo que fue en la década de los 60 y hubiera continuado, pero la dictadura apagó las luces, cerró locales nocturnos, terminó con la bohemia, la cultura que venía surgiendo en esos momentos que, por entonces, nada tenía que envidiar a Buenos Aires, Lima y otros lugares. Después todo se puso cuesta arriba, hasta la vuelta a la democracia, donde pese a todos los traspiés, pudo volver a resurgir y despedirse como lo que siempre fue: La Incomparable Cecilia”.
Yas, las reivindicaciones feministas que validó, ¿cómo las encaró?
“Cecilia enfrentó las reivindicaciones feministas con determinación y autenticidad. Su feminismo natural se reflejó en su actitud desafiante y adelantada a su época. Fue pionera en romper barreras sociales y culturales, utilizando pelo corto y pantalones en el escenario, lo que generó controversia, pero también admiración. Su apoyo al movimiento feminista se manifestó en su música y en sus declaraciones públicas. En entrevistas destacó la importancia de la igualdad de oportunidades y la capacidad intelectual de las mujeres. Cecilia se convirtió en un ícono para muchas mujeres, especialmente en Chile, donde su música y su legado siguen siendo relevantes. Su influencia se extiende más allá de su música, ya que inspiró a generaciones de mujeres a ser auténticas y a luchar por sus derechos”.
¿Cómo era Cecilia en lo cotidiano?
“Era humana, protectora, muy matriarca. Cariñosa, preocupada y con un humor ácido, divertido y vertiginoso. A ratos mal genio. Por su parte, también era cinéfila y melómana. Amaba tener a su círculo cercano y en familia. Ver una película o comer todos y todas juntas, era su momento favorito. Además, Cecilia tenía un inmenso y buen corazón de oro; era leal y se preocupaba por sus cercanos, lo que la convertía en una persona de una gran nobleza, por lo que la extrañamos y extrañaremos siempre, sobre todo mis sobrinos y sobrinas, a los que conoció desde la panza de sus madres y para ellos y ellas, siempre será su Nonna”.
Pese a sus crisis de salud, Cecilia siempre cantó. ¿Qué la animaba?
“Cecilia encontraba en el escenario, en su público y en la música, una fuente de vitalidad y pasión que la mantenían viva y motivada, incluso en momentos de crisis de salud. Siempre repetía: ‘cantaré hasta que Dios diga’ y así fue, su último show fue unos meses antes de partir a su gira eterna”.
En el año 2016 ganó el Copihue de Oro. ¿Qué significó para ella?
“El premio Copihue de Oro en 2016 significó para Cecilia un reconocimiento muy especial y emotivo para su carrera, era el premio ‘del popular’. Considerando que venía saliendo de una tremenda enfermedad, este galardón representó un triunfo no solo artístico, sino también personal. La emoción y gratitud que sintió, se reflejaron en el impacto que tuvo en su vida por entonces y la importancia que le dio a este reconocimiento. Fue un momento de celebración y validación, después de superar desafíos personales y de salud. El Copihue de Oro simbolizó un hermoso sentido de propósito y de aprecio por su arte, por parte de su público al que tanto amaba”.
¿Cuál creen que es el legado de Cecilia?
Araceli: “Creo que el legado de Cecilia es inmenso y súper copioso. Desde su obra, su composición, sus arreglos, su maravillosa voz y estilo único; a su forma transgresora de ser, desde su look único para la época hasta sus opiniones ‘apolíticas’ como se declaraba ser, sin embargo, era un ser político que tenía una fuerte apreciación de humanidad en sus declaraciones, que inspiraron y seguramente inspirarán a otras y otros en el futuro. Esa es la idea. Cecilia tenía que ir a descansar, pero no quería morir, quería vivir para siempre en la música y en el recuerdo de sus amores: su público”.








