Gloria Liberman es una mujer mágica. Reconocida escritora, investigadora, terapeuta y ancestróloga está convencida que “el viaje más importante que una persona puede hacer en su vida es hacia el encuentro consigo misma”. Acaba de publicar “El misterio de los días. Claves para sanar y reinventar la vida” (Editorial Catalonia, 2022). “Este libro se basa en hechos reales. En mi peregrinaje por el mundo he sido una buscadora eterna”, señala durante la conversación que sostuvo con Diario Talca.
Gloria en estos tiempos tan turbulentos que vivimos, ¿qué importancia tiene rehacer nuestra biografía?
“Es muy importante saber quiénes somos, de dónde venimos, quiénes fueron nuestros ancestros, sus ideas y cómo salieron adelante en la vida. Toda esta historia nos permite darnos cuenta dónde estamos parados y desarrollar muchos de los dones heredados que están a nuestra disposición en forma inconsciente. Cuando vamos procesando lo sucedido se encienden luces interiores, como una linterna que te ayuda a ver tu camino con otros ojos y realizar los cambios que necesitas”.
En “El misterio de los días”, usted sugiere un camino, pero es uno el que tiene que hacerlo…
“El camino de la conciencia es para que cada uno lo haga y una vez que la persona emprende su camino comienza a manifestarse la magia de la vida que te va sorprendiendo y enseñando cada día. Con esa experiencia podemos decir ‘estoy vivo’, esto me está sucediendo a mí; soy protagonista y también estoy escribiendo el guion de mi vida; así asumo la responsabilidad de mis acciones. Esto se llama también ‘despertar’ y estar realmente ‘vivo’”.
¿Qué aspectos claves resultan necesarios para reinventar la vida?
“Primero trabajar con uno mismo y su biografía para poder re-significar el pasado, sanar las culpas, potenciar los recursos adquiridos y dejar la victimización para pasar a ser responsable de lo que estamos construyendo. Así quedar en paz con la familia, con el pasado, con lo que te tocó vivir; sin juzgar si fue malo o bueno, sino entenderlo desde la perspectiva que fue un aprendizaje y una oportunidad de crecimiento; darse cuenta de que ‘todo es para bien’ y agradecer todo, lo que tuviste y lo que no tuviste. Para reinventar la vida se necesita aceptar lo que fue, agradecer y utilizarlo como un trampolín. Cada persona tiene una misión en la vida. Nosotros no nacimos para cumplir los dictámenes de la sangre, sino para encontrar lo mejor de nuestros ancestros, valorarlos, agradecerles y desarrollar nuestra mejor versión. Soltar con amor y respeto lo que no es para ti y te hace daño. Liberarse para hacer un camino amplio, infinito de posibilidades, desde el amor, reconociendo el milagro de haber nacido, uniendo cabeza y corazón hacia la trascendencia. Para llegar a esta convicción hay que hacer el trabajo previo de despertar la conciencia y no quedarse atrapado en las necesidades básicas de sobrevivencia o en la rabia, retomar lo positivo y abrirse a crecer”.
Ha escrito que el viaje hacia uno mismo, es el viaje más importante que uno puede realizar en el mundo. ¿Cuándo hacerlo?
“El viaje interior puede empezar muy temprano en la vida. Recuerdo que de niña me preguntaba ¿por qué yo soy yo y no otra persona, ¿cuál era mi misión en la vida?, ¿para qué y por qué había nacido? Apenas supe leer comencé a devorar libros de filosofía, religión, en la búsqueda de respuestas. Cada persona tiene su momento de inicio, generalmente las ‘crisis’ son gatilladoras de preguntas profundas. Nunca es tarde para darse cuenta y tomar la oportunidad para realizar el viaje interior. Muchas veces las personas culpan a otros de los sucesos difíciles, quedándose en la frustración y en la queja, en vez de tomar cada hecho como una oportunidad, un mensaje importante para su desarrollo”.
En este mundo de un consumismo desenfrenado, ¿vivimos dándole la espalda a la vida?
“El consumismo excesivo nos aleja de nosotros mismos, creemos que ‘somos lo que tenemos o no tenemos’ y nos distraemos de la tarea fundamental que como seres humanos vinimos a realizar, que es hacer un mundo de ‘verdadera humanidad’. Nos robotizamos, vivimos tan hipnotizados por tener algo, o ser como otro, que trasladamos los valores esenciales de la vida hacia el dinero, al poder, a competir y con eso nos perdemos en nuestro propio laberinto de ilusiones, alejándonos de lo esencial”.
La educación actual, ¿ayuda al crecimiento espiritual o nos sujeta al mismo consumismo?
“Salvo excepciones, la educación y sus métodos están muy lejos de ser humanos, no nos ayuda al desarrollo espiritual ni social. Nos aísla en un individualismo exacerbado, en egoísmo sin límite, donde a nadie le importa lo que le sucede a otro. Esta educación es para competir y matar, no es para compartir, respetar y amar. Basta mirar los juegos electrónicos para los niños, además es notoria la falta de respeto total hacia las personas, los ancianos, los padres, la naturaleza; es maquiavélico: ‘El fin justifica los medios’ y ya no importa robar, mentir, matar. Esto es un error que pagaremos caro y que requiere con urgencia de una nueva conciencia y un cambio importante”.
SU PROPIO CAMINO
Viajando por el mundo, Gloria ha desarrollado técnicas de sanación que recogen el conocimiento ancestral y lo más moderno de la Nueva Era. Entre sus libros destacamos “Caminos alternativos de sanación”, escrito junto a Pedro Engel.
¿Cómo inició su propio camino en la búsqueda de un sentido de la vida?
“Desde niña fui muy sensible y con muchas inquietudes, me hacía muchas preguntas, era ratón de biblioteca, leía mucho y buscaba sin cesar. También tenía facilidad para la escritura y una gran curiosidad en saber cómo eran las otras personas, culturas, etc. Tuve la suerte de viajar mucho desde temprana edad porque mi padre era bastante aventurero y muy intelectual; nos hablaba de países, idiomas, ideologías. Así me fui dando cuenta de que cada persona era un mundo diferente y que cada uno le daba un sentido distinto a la vida. Podía ir encasillando sus intereses y me preguntaba quién era yo. Y cuál sería mi destino y mi camino”.
¿En qué momento de la vida se dio cuenta que tenía que hacer un cambio?
“El cambio ha sido una actitud permanente en mi vida. Cuando siento que lo que hago no deja a mi alma satisfecha, busco la manera de hacer el cambio, aunque me cueste salir de mi zona de confort, por ejemplo, una pareja, alejarme de la familia, del trabajo, del país, etc. Es como una voz interior que susurra en mi corazón y muchas veces tengo que aceptar la inestabilidad, el dolor y ver lo positivo para así ir equilibrando mi hacer. Mirar varias veces lo mismo desde diferentes ángulos de vista y experimentar lo nuevo, aunque se vea como un sacrificio. Me doy cuenta de que finalmente todo pasa y no puedo atentar contra mi propia alma que quiere crecer y me llama a ser feliz con lo pequeño, con lo esencial. No puedo dejar de ver mis verdades y también acepto que otras personas tengan las suyas. Me di cuenta de que no puedo cambiar lo que piensan o hacen otras personas, pero sí puedo cambiar yo y al hacerlo, mi propia percepción cambia”.
¿Qué importancia tuvo vivir catorce años en Kenia?
“Viví 8 años en Mozambique, primero, y después 6 años en Kenia, igual fueron 14 años en África y eso me cambió la vida. Entré al mundo de los colores, olores fuertes, de la danza, del canto, de los sentimientos expresados al máximo y de la naturaleza exuberante que te grita: ‘despierta, aquí estoy, yo soy la vida y la muerte’. África es mágica y entró por mis poros cambiando mi ADN. En mi libro anterior. ‘Sanando con los Ancestros’, relato parte de esa experiencia maravillosa”.
¿Qué descubrió en ese mundo?
“Descubrí la esencia, descubrí que no se necesita tener riqueza económica para ser feliz, que no necesitas ser nadie en especial para vivir, bastaba con ser yo misma. Vi la belleza del ser interior, me di cuenta de que el servicio y la solidaridad son pilares fundamentales de la existencia y que lo material, lo básico, es simple y que realmente no necesitamos lo sofisticado, no necesitamos empeñar la vida en lujos y endeudarnos en lo que realmente es superfluo, ahí no importaban las marcas, la moda, el ‘qué dirán’. Si encontrabas un paquete de tallarines y lo podías cocer, te lo comías feliz y lo disfrutabas, sin importar de que estaba hecho, la marca, el tipo, las etiquetas, los sellos, etc. Si tenías algo que decir lo decías y si no, te callabas, así no más. También descubrí la alegría sin motivo en especial, solo celebrar la vida era motivo de regocijo suficiente como para vivir sonriente. África me conectó con mi propia alma, con mi corazón, con la verdad esencial”.
Dice en algunos de sus escritos que «los sabios antiguos decían que ser feliz era una obligación». ¿Cuándo olvidamos esta obligación?
“Nuestra cultura, la culpa, el castigo y el sufrimiento nos obligó a cargar la cruz y nos infundió el miedo a sonreír, la vergüenza a ser de verdad uno, sancionó la espontaneidad y fuimos niños que crecimos en lo severo y nos acostumbramos a vestir de gris, de café, de negro. Borraron el color de los ojos y crecimos en el blanco y negro, bajo la presión y la exigencia de la seriedad, entendida como un estereotipo importado del Occidente con la creencia que la vida es dura, es difícil. Nos quitaron el goce, la inocencia y la felicidad.
Pusieron como ídolos el individualismo, el consumo, las cosas, lo material, un modelo de desarrollo y nos contaron que sin eso no podíamos ser felices.
Hoy en día estamos lentamente abriendo los ojos y queriendo recuperar esa esencia…Recién estamos dando vuelta la cabeza para mirar la diversidad, a los pueblos originarios que han sabido engrandecer sus raíces a pesar de que siempre se las estamos cortando. Cuando vamos aceptando la existencia de todos, cada uno con sus ideas, el corazón comienza a abrirse a los nobles sentimientos. Mientras sintamos que todo aquel que no piensa como uno es una amenaza, el trabajo de sanación deberá ser mayor”.
Este mundo caótico, al borde de la guerra, ¿qué señales nos da?
“Justamente el caos que se vive muestra que los intereses económicos y de poder tienen más fuerza que la solidaridad y la paz. Esta es una crisis espiritual donde se perdieron los valores que te hacen pensar y evaluar el daño que puedes hacerle a otros con tus ambiciones y bienestar personal. Esta forma egoísta de pensar y actuar finalmente tendrá consecuencias nefastas porque todos somos uno y por más que te aísles te afectará y nos afectará a todos. En una guerra todos pierden, el afán de conquista y sometimiento del hombre por el hombre destruye nuestras vidas y el planeta Tierra”.
¿Qué podemos hacer?
“Por eso es importante elevar el nivel de conciencia y comenzar ya a aplicarlo en nosotros, en el país, terminar con el revanchismo, la intolerancia, el odio entre hermanos y pensar en hacer el bien a otros. Cuando todos crecemos juntos y podemos ver al otro no como una amenaza sino como una ayuda, como alguien que también me importa y lo trato con respeto y dignidad, puedo ir sanando memorias de dolor y ya no necesitas violencia y guerras. La paz se inicia con uno mismo, en el corazón, con su familia, con los cercanos y se amplía al mundo”.
¿Qué trabajos conjuntos ha realizado con Pedro Engel y qué significa para usted?
“Con Pedro nos conocemos desde la adolescencia y hemos caminado juntos por mucho tiempo. Hemos publicado varios libros, también desarrollado la ancestrología como técnica de sanación y filosofía de vida y hacemos la formación en tres niveles. También cursos, talleres; creamos el oráculo ancestrológico; hemos trabajado con sueños, chamanismo, escritura. Para mi ha sido un gran regalo la cercanía con Pedro, él es un alma grande y luminosa de gran corazón; me instó a seguir escribiendo y creando, me ha enseñado mucho y apoyado; le estoy muy agradecida”.
Gloria, su experiencia en el tarot, ¿qué nos permite entrever de lo que viene?
“No he querido mirar el tarot, prefiero entregar esta compleja situación a la Fuente Divina para que nos ayude a hacer los cambios planetarios que necesitamos de una manera más compasiva. Por mi parte cada día pongo mi energía en conexión con la luz para que lleve paz y armonía a todos los seres del planeta y terminen las guerras y el sufrimiento, aquí y en el mundo entero. Mis mejores deseos para que quienes gobiernan los países abran sus corazones, iluminen sus conciencias con misericordia y nos podamos mirar de otra manera, como hermanos, con benevolencia. Y que todo sea para mejor. Gracias por esta entrevista. Bendiciones para los lectores de Diario Talca”.