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Entrevista: “Había noches en que (…) dejaba de escribir o leer para llorar”

“Violencia política sexual y terrorismo de Estado en la dictadura civil – militar en Chile”, de Jocelyn Maldonado Garay, busca arrojar luces sobre cómo la violencia sexual y política se ha utilizado como una técnica de dominación y control (Mario Rodríguez Órdenes)

Jocelyn Maldonado Garay es profesora de Historia, Geografía y Educación Cívica por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.

“Violencia política sexual y terrorismo de Estado en la dictadura civil – militar en Chile” (LOM 2023), de Jocelyn Maldonado Garay, es un libro doloroso acerca de un Chile en que se impuso la barbarie. Es un libro de imprescindible lectura para tratar de entender lo que pasó durante la dictadura militar que azotó a Chile. La publicación trae el doloroso testimonio de Luz de las Nieves Airess Moreno, un ejemplo de los extremos a los que se pudo llegar.

Jocelyn Maldonado Garay (Santiago, 1987) es profesora de Historia, Geografía y Educación Cívica por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, magister en Estudios de Género y Cultura por la Universidad de Chile. Actualmente es candidata a doctora en teoría crítica y sociedad actual por la Universidad Andrés Bello.

Jocelyn, ¿cómo surge la publicación de Violencia política sexual (VPS) y terrorismo de Estado (TE) en la dictadura civil militar en Chile?

“Surge por una mezcla de factores. Primero, como una inquietud personal, que está asociada a la experiencia de ser mujer en una sociedad patriarcal, lo que entre otras cosas hace que siempre estés alerta frente a formas particulares de violencia que afectan nuestros cuerpos, una de ellas es la violencia sexual. Esta se vivencia siempre como una amenaza tanto en el espacio público como privado por lo que es una alerta permanente con la que vivimos. Desde pequeñas nos instan a ‘no tentar al diablo’ como decían las abuelas, regulando nuestra sexualidad de formas que a los hombres no, por ejemplo, normas como cerrar las piernas al sentarte, sobre todo en los espacios públicos,  formas de caminar, no ocupar tal o cual indumentaria, los uniformes escolares que además de limitar mucho nuestro desarrollo motriz en la escuela, son sexualizados por hombres mayores, o  referirse a nosotras como putas, aún hoy, por como vestimos, referirse a las putas como un insulto cuando la clientela que tienen es principalmente masculina, además de que en muchos casos es un trabajo, otro caso es la trata de personas. Estos, son elementos que de algún modo se han tejido en mi historia y creo que en las de muchas mujeres, donde el estar en estado de alerta a los deseos ‘naturales e irrefrenables’ del mundo masculino, es una cotidianidad cuando transitas por las calles. De vez en cuando también me rondaba la pregunta, cuando más chica, qué tan natural eran estas prácticas y estos temores que acompañan tu trayectoria de ser mujer, y de vez en cuando me ponía en el lugar de los hombres, en específico de los niños y pensaba que debe ser muy rudo también crecer con una sociedad que te tilda y significa como violador constantemente y que insta al deseo masculino a una producción pseudo naturalizada de insaciabilidad frente al cuerpo de las mujeres.  Articulado con ello, cuando entré a estudiar pedagogía en historia en el pedagógico me di cuenta de que había muy poca reflexión en torno a la situación de las mujeres y las problemáticas que hemos atravesado históricamente”.

¿Qué le permitió haber estudiado historia?

“Haber estudiado historia me permitió un primer acercamiento a los testimonios de ex prisioneras y prisioneros políticos donde pude constatar el trato, la degradación y violencia sobre los cuerpos, donde la violencia sexual es muy fuerte en particular en los cuerpos de las mujeres. En ese tiempo, a fines del pregrado, ya haciendo mi tesis, llegó a mí un fanzine que se llamaba ‘Anna y las otras’, era una entrevista a una chica de los Balcanes, que tras la caída de la URSS fue secuestrada a la edad de 13 años por paramilitares italianos, y europeos primero para trabajos forzados y después para prostituirla forzosamente mediante tácticas de terror. Luego los soldados de la OTAN y funcionarios humanitarios hicieron lo mismo con ella. Este testimonio, me dejó en shock por unos días, pues eran hechos temporalmente cercanos, no podía creer lo que estaba leyendo, no podía con tanta crueldad humana. Así que me decidí a estudiar esta problemática. Chile tiene una historia reciente bastante oscura y recordé los testimonios de mujeres que resonaban con el secuestro de Anna, entonces me inquietó saber cuál era la relación entre la violación, la guerra, la imposición de ciertos órdenes y por tanto el poder. Sabía que la Chile tenía un magíster en género y que la historiografía encajaba bien allí para postular un proyecto de tesis. Así que postulé y quedé, ahí se empieza a perfilar mejor esta investigación. La tesis fue dirigida por Margarita Iglesias en cotutela con Igor Goicovic (USACH), quienes me orientaron en bibliografía y organización conceptual.  Cuando la terminé y di mi examen de grado, tenía la sensación de que ese material no podía quedar ahí, tenía que hacer circular la investigación para abrir el debate, así que contacté a la editorial LOM quienes leyeron mi tesis y aceptaron su publicación una vez que la editara en formato libro”.

En Chile, ¿por qué la implementación del neoliberalismo facilitó las prácticas de VPS?

La implementación del neoliberalismo no podría haberse llevado a cabo sin un shock, como plantea Naomi Klein, que desarticulara ecosistemas relacionales anclados en la identidad popular asociados a lo colectivo y a una sociedad en que ciertos derechos eran asumidos como propios y ganados. Una sociedad que se batía entre la reforma y la revolución, y que tenía a las comunidades y las colectividades en el centro como forma de resolver conflictos. Ese shock, al que es sometida la sociedad chilena es el terrorismo de Estado y la VPS juega un rol fundamental en ello, la imposición del poder y de una organización social particular mediante la violencia sexual sobre los cuerpos. Para someter al cuerpo social y aterrorizarlo, era necesario degradar, usar, abusar y violentar cuerpos sexuados y sexualizados, una pedagogía del horror, que en función de un sistema sexo-genero patriarcal, utiliza técnicas y tecnologías en los cuerpos para ´devolver a su sitio histórico´ a los sectores populares y en especial a las mujeres. A su vez, el neoliberalismo vuelve a utilizar estas técnicas cuando se ve acorralado, las que funcionan también como técnicas de ajuste del neoliberalismo, asegurando su sostenimiento”.

A su juicio, ¿cuál es la influencia del patriarcado y la lógica de mercado en estos hechos?

Considero que la violencia sexual está en la base de la organización patriarcal, digamos que es como su piedra filosofal, el binarismo jerárquico y la apropiación del cuerpo de los y las otras   feminizados es su estructura más profunda. En la lógica del mercado, hay una autora que me gusta mucho que se llama Roswitha Scholz, ella dice en uno de sus textos el valor es el hombre, plantea que la contradicción fundamental de la socialización del valor entre materia (contenido) y forma (trabajo abstracto) está determinada por el género de manera específica. Ella le llama el patriarcado productor de mercancías. Desde este punto de vista, la racionalidad masculina y por tanto su praxis está en el ADN del mercado capitalista. La clásica formula de Marx no es otra cosa que una abstracción racional masculina:  competencia, explotación, conquista, destrucción, están en la base práctica y relacional de esta fórmula. Ojo que cuando me refiero a masculino no estoy diciendo hombres, sino el aparataje cultural, simbólico-practico de lo masculino”.

Apunta que «la relación entre los conflictos armados y la violencia sexual es de larga data». Menciona, por ejemplo, el secuestro de Shibox que realizó Boho Hoha, agrupación terrorista en Nigeria, que da cuenta de cientos de niñas que fueron violentadas. ¿Son situaciones a las que estamos expuestos que se repitan?

Ciertamente, en la medida en que no transformemos el sistema sexo-genero imperante y con ello el modo de producción y reproducción en el que se engranan estaremos expuestos una y otra vez en la historia a este tipo de sucesos”.

¿Cómo las víctimas pueden seguir sus vidas después de las atrocidades sufridas?

No creo que sea una pregunta que deba responder yo, pero sí hay elementos claves que como sociedad podemos aportar, por ejemplo, acabar con tanta impunidad es fundamental y encontrar formas de reparación equivalentes aunque sea en parte de tanto daño. También es importante volver a validar y valorar desmitificando los binarismos políticos, los sueños y esperanzas de las personas que dieron su vida para una transformación social profunda, cuyo foco estuvo en el bienestar de la sociedad”.

Se acaban de cumplir 50 años del golpe de Estado… ¿es posible la reconciliación?

“No hay posibilidad de reconciliación con los agresores sin una reparación que sea equivalente al daño, y para ello es fundamental la verdad y la justicia, así como también el fin del negacionismo. Por otro lado, es fundamental caminar hacia sociedades más justas, equitativas y menos violentas, para ello es fundamental un cambio radical de nuestras subjetividades, así como reformular las producciones del deseo neoliberal individualista competitivo, agresivo, violento”.

Después de leer el testimonio de Nieves Ayress Moreno, ¿cómo se puede recuperar la sociedad luego de esta barbarie?

Creo que es fundamental revisitar nuestra historia para entender los mecanismos que mueven y empujan la producción de individuos dispuestos a ejecutar y planificar semejantes atrocidades, para crear estrategias de transformación. Creo que el arte, la música, la ciencia con foco en la sociedad y no en las necesidades abstractas del mercado.  Los trabajos colectivos, ya sea barriales, de redes de amigos, sociales, con propósitos comunes son fundamentales para ir confiando en lo que es mutuo y devolvernos algo de otra forma de humanidad que nos fue arrebatada como sociedad”.

¿Qué consecuencias ha dejado en la sociedad chilena que no se han podido superar?

Instaló técnicas y tecnologías de la represión que cada cierto tiempo son reutilizados en los ajustes del neoliberalismo, tenemos por ejemplo el 2011 y el 2019 donde estas técnicas fueron utilizadas como tácticas de represión y terror. Nuevamente para desarticular lo colectivo instalando el miedo. Con ello la impunidad se erige como el espectro histórico, que nos persigue constantemente. Además del neoliberalismo que ha afectado profundamente nuestras formas de relacionarnos y nuestra subjetivación, descomponiendo y atomizándonos superlativamente como individuos en competencia, con niveles de desigualdad tan brutales que son cuna de la explosión de diversas formas de delincuencia y diversas formas de violencia que nos tiene viviendo en una constante implosión”.

En lo personal… ¿cómo la impactó esta investigación?

Recuerdo que había noches en que escribiendo o leyendo testimonios no podía más de la impotencia, y dejaba de escribir o leer para llorar mares. Creo que la rabia, el dolor y la impotencia son las emociones que me acompañaron gran pare de la investigación, también tuve que dejarla de lado en varias ocasiones, por lo agotadora emocionalmente que fue. La certeza desgastante de que quienes orquestaron este horror y este modelo tienen una deuda histórica con las generaciones que sufrieron en carne propia la barbarie y con quienes hoy sufrimos los embates cotidianos del neoliberalismo, en especial si eres mujer, disidencia, o eres parte de la infancia o juventud que habita este país. Y digo desgastante porque solo ves que las consecuencias del modelo se profundizan. Esta investigación refirmó mi posición política en la sociedad, y mi rol como profesora e investigadora”.

Para finalizar… ¿estamos condenados a ser caínes unos de otros, una y otra vez?

Dentro del capitalismo colonial patriarcal sí, estamos condenados, y lo que está pasando con la violencia del narco que está creciendo en Latinoamérica así lo demuestra. Pero este sistema no es nunca total, siempre hay espacios de fisuras, es en esas fisuras y contradicciones donde podemos imaginar, proyectar y crear otros mundos posibles, otras políticas y relaciones sociales de producción y reproducción”.

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