Con su libro “No quiero casarme…”, Giorgio Agostini profundiza en un tema fundamental de la sociedad chilena: Los jóvenes y el matrimonio. Su importancia, según Agostini, radica en que la familia es el pilar de la sociedad (jpor Mario Rodríguez Órdenes)
Giorgio Agostini Visentini nació en Padua, Italia, en 1938, pero las difíciles circunstancias de la II Guerra Mundial lo llevan junto a su familia a Venecia.
En la década de los 50’ su familia se traslada Chile. Con una sólida formación en la Pontificia Católica de Chile de Santiago, en 1964 recibe el título de psicólogo.
Después continúa sus estudios en universidades chilenas e italianas. Alcanzó doctorados en psicología y sociología. Además, es perito judicial forense acreditado por la Corte de Apelaciones.
En el año 2003, el Congreso Nacional de Chile, por especial gracia, le otorgó la ciudadanía chilena.
Entre sus libros destacamos: “Hipnosis Experimental”, “Para qué sirvo yo: Mi dilema frente a la Universidad” y “Marido puertas afuera, empleada puertas adentro”.
Con su libro “No quiero casarme/Por qué los jóvenes tienen fobia al matrimonio” (Grijalbo, 2004) mantiene en primera plana una discusión pública que está plenamente vigente.
Según Giorgio Agostini, “en la familia encontramos un sentido de pertenencia, amor incondicional, nuestros valores y normas, el cuidado y la protección. Recibimos una herencia cultural, apoyo físico y emocional, entre muchísimas otras cosas».
«Es el núcleo fundamental de nuestra sociedad, nos proporciona un ambiente propicio para nuestro crecimiento en diferentes aspectos que nos generan bienestar, tales como el aprender a cuidar nuestra salud, conocer nuestros ritmos, o el cómo nos relacionamos con otras personas que en el futuro llamaremos amigos, compañeros de trabajo, jefe, pareja e hijos”, afirmó.
Giorgio, ¿qué pasa con los jóvenes y el matrimonio?
“En mi generación, yo tenía claro que iba a estudiar y que me iba a casar. No había otra manera de enfrentar la vida”.
¿Qué sucede ahora?
“Creo que hay un temor al compromiso emocional profundo y prolongado en el largo plazo. Ese temor es transversal. Los atraviesa a todos, porque hoy la juventud vive dos circunstancias. Una es un gran acceso a conocerse uno con el otro tempranamente; por tanto, tienen una libertad sexual muy grande, lo que se llama ‘amistad con ventaja’. En segundo término, no les hemos enseñado a nuestros hijos a ser pareja”.
¿Cómo surgió su preocupación por el tema?
“En mi consulta diaria veo a jóvenes que pasan los 28 años, solteros, y que manifiestan dificultad para encontrar pareja. Estimo que un verdadero cambio surgirá en la medida que los sicólogos prepararen a los profesores, papás o tutores, en qué consiste ser pareja”.
Usted ha criticado la formación de los psicólogos…
“Ciertamente algunas facultades han acortado el programa de la carrera de psicología. Por otro lado, se cambió la exigencia de una tesis por una tesina, que tiene exigencias menores”.
Los cambios sociales tan radicales de los últimos años también han influido…
“Claramente. Por ejemplo, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo ha producido grandes cambios. Por otro lado, el éxito se basa en lo material y eso de alguna manera torna frágil las relaciones”.
¿Cómo definiría, entonces, la crisis del matrimonio?
“La crisis está dada por un temor inconsciente al fracaso”.
¿Qué orientación daría a los jóvenes antes de casarse?
“Es importante que los jóvenes se preparen antes de tomar una decisión matrimonial. Podría incluso ser oportuno conocer a la otra persona a través de un perfil sicológico, o que tanto las religiones y el Estado implementen talleres de conocimiento sobre este vínculo. Nunca debemos olvidar que el matrimonio es un camino, no una meta».
¿Qué importancia tiene con lo que han vivido los jóvenes en sus propios hogares?
“Es fundamental para el logro de una relación satisfactoria y duradera, que permita la creación de un vínculo con amor incondicional. Descubrimos que la ausencia de un modelo de padres con buen matrimonio influye sustancialmente en el inconsciente de la persona, que, en muchos casos, le cuesta crear su propio modelo y se auto boicotea, con la profecía auto cumplida de repetir la historiade sus progenitores”
¿Cómo lo relaciona con lo espiritual?
“Otro aspecto esencial de nuestras vidas, que se gesta en el hogar, es la espiritualidad, que es nuestra búsqueda de sentido transcendente, de conexión con algo más grande que uno mismo”.
Nos ayuda a acercarnos al otro…
“Como seres humanos nos ayuda a encontrar paz interior, fe, la cercanía de lo divino y lo sagrado, generándonos la inspiración y guía que en momentos de dificultad nos sostienen y nos enseña a sostener a otros”.
¿Es un largo camino el de cuidar a la familia?
“Es largo y hay que cultivarlo. Crecer todos juntos en torno al amor, el respeto y bienestar de cada uno y de esta manera gestar una mejor sociedad. Lo importante es establecer instancias de unión”.
Una sociedad como la chilena, donde la población padece altos índices de enfermedades mentales es un problema…
“Es un problema grave de larga data y que requiere urgente solución. Según recientes informes, el 22,5% de los chilenos sufre depresión, mayormente mujeres, y el 52% de las licencias laborales emitidas son por enfermedad mental. Estrés, ansiedad y depresión, son problemas más que comunes en la sociedad chilena, un país donde tan sólo se destina el 2% del presupuesto total de salud a esta rama disciplinaria”.
¿Cómo se ve el panorama el 2025?
“En Chile, la salud mental en 2025 presenta un panorama complejo, con avances en la atención y el reconocimiento de la importancia de la salud mental, pero también con desafíos persistentes como el estigma, la falta de acceso a servicios y el aumento de problemas como la depresión y la ansiedad. Se observa un aumento en la demanda de atención en salud mental, así como un mayor interés y preocupación por la salud mental en la sociedad”, puntualiza Agostini.
