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ENTREVISTA: “Hernán Valdés deberá ser reconocido como un gran nombre de nuestra literatura»

La publicación de “Reunión de versos” de Hernán Valdés muestra una selección de la poesía de uno de los escritores más relevantes de la literatura chilena. “Su estado de salud es delicado. Ha pasado temporadas en el hospital y ahora vive en una casa de reposo. Está muy lúcido, pero el cuerpo no lo acompaña”, precisa María Teresa Cárdenas (Mario Rodríguez Órdenes)

Solo en una ocasión María Teresa se reunió personalmente con el poeta. Fue en 2017, cuando lo visitó en su casa, en Kassel, Alemania. Ahí conoció también a su señora, Ulrike.

La publicación de “Reunión de Versos” (RIL Editores 2022) de Hernán Valdés reúne poesía escrita en los años 1964 – 2018. En un lúcido prólogo, el poeta, ensayista y crítico literario, Pedro Lastra, precisa refiriéndose a la obra de Valdés que debe “ser recibida como un acontecimiento realmente significativo en este tiempo de la literatura chilena. Significativo y necesario, porque la palabra poética de este escritor ha estado ausente por demasiados años y los lectores de hoy podrán sentirla a la vez como un rescate y una novedad”.

Tras la publicación hay un vínculo de unión de una hermosa relación intelectual entre el autor y su alguna vez circunstancial entrevistadora: María Teresa Cárdenas, que lo viene siguiendo desde el año 2003, promoviendo su obra y que ahora estuvo a cargo de la edición de “Reunión de versos”.

María Teresa Cárdenas Maturana (Santiago, 1965), periodista de la Universidad de Chile, desde las páginas de El Mercurio le ha tomado el pulso a la cultura chilena en los últimos 32 años. Miembro del equipo fundador de la Revista de Libros, en 1989, en cuidadas entrevistas ha abierto espacio a las tendencias internacionales y a los escritores nacionales emergentes. Cálida, María Teresa conversó con Diario Talca, en torno a la publicación de “Reunión de Versos”.

El propio Valdés ha señalado respecto a la selección: “Bien recientemente me di cuenta de que, por aquí, por allá, se hallaban dispersos en mis rincones digitales una variedad de versos que había escrito a lo largo de cinco décadas… No estaban mal, eran distintos a mucho de lo que se ha escrito y se escribe en estos tiempos. En suma, los mejoré, los completé y, tomándole el gusto al  juego – que la poesía, por muy dramática que sea, no es otra cosa -, añadí otros, que vinieron casi de por sí. Entonces me pareció que este lote debía estar precedido por una selección de mi libro ‘Apariciones y desapariciones’, publicado en 1964, lo más rigurosa posible”.

Radicado hace cuatro décadas en Kassel, Alemania, el poeta y narrador Hernán Valdés (Santiago, 1934) formó parte de la generación del 50’ junto a autores como Enrique Lihn, Jorge Teillier, Stella Díaz Varín, Armando Uribe, Jorge Edwards, Enrique Lafourcade, Mercedes Valdivieso y Claudio Giaconi, Su obra se reconoce por un fuerte componente autobiográfico, con influencia existencialista, toques fantásticos y evidentes trazas de humor. En más de alguna ocasión ha señalado por qué no volvió a Chile: “No tengo nada que hacer allí. Toda la gente que conocía ya no existe. Es otro país que no tiene nada que ver con el que conocí. El modelo económico y social de Pinochet se ha impuesto demasiado tiempo…”.

Durante la entrevista que le concedió a María Teresa Cárdenas, el pasado 2021, Hernán Valdés le contó que estaba escribiendo una novela en torno a Kafka y que espera terminar cuando recupere su salud. “Sobre un episodio de la vida de Franz Kafka, sobre el cual no existía documentación”. Un encuentro de cuatro días en Viena de Kafka con Milena Jesenká, su traductora al checo y amada. Hernán Valdés, le precisa a María Teresa: “He estado muy absorto en mi trabajo con K. Me da la ocasión de identificarme con él y de confrontarlo con las mismas pasiones, angustias, frustraciones, miedos y culpas con las que convive”.

Desde las páginas de El Mercurio María Teresa Cárdenas le ha tomado el pulso a la cultura chilena en los últimos 32 años.

María Teresa, ¿cómo surge “Reunión de versos 1964 – 2018”?

“Es curioso, porque siendo un muy buen poeta y narrador, Hernán Valdés es poco conocido en Chile. Claro, nunca volvió del exilio, y la memoria de nuestro país es frágil. Hay que estar para ser recordado. Él se inició en la poesía, obtuvo premios y publicó dos libros en los años 50 y 60: ‘Salmos’ y ‘Apariciones y desapariciones’. Ahora, cuando se encuentra en la última etapa de su vida, quiso rescatar algunos poemas de su segundo libro y dar a conocer otros inéditos. Es como el cierre de un ciclo”.

¿Qué responsabilidades tuvo como editora de la obra?

“Hernán tenía bastante revisado e incluso diseñado el libro. Yo me preocupé, sobre todo, de que fuera publicado dignamente y de que tuviera un buen prólogo. En ambos propósitos la realidad superó mis expectativas: el libro apareció por Aerea, el sello de poesía de RIL Editores, y el prólogo estuvo a cargo de Pedro Lastra, quien, además de ser un gran lector, poeta, estudioso y divulgador de la literatura, pertenece a la misma generación de Hernán Valdés, la de del cincuenta, y lo conoció en esos años lejanos. Aunque, según cuenta Pedro Lastra, se vieron sólo una vez. Hernán no era un personaje especialmente amistoso. En el papel, al menos, fue un lindo reencuentro”.

¿Cómo fue el trabajo con Hernán Valdés?

Hace casi veinte años, desde 2003, que estoy en contacto permanente con él, y de esas conversaciones por correo electrónico han surgido, aparte de una gran amistad, varios proyectos literarios, como el libro de memorias ‘Fantasmas literarios’, publicado en 2005 y por el cual ganó el premio Altazor, que tuve el honor de recibir en su nombre. También colaboré con él en la reedición de su novela ‘Zoom’, de 1971, y sobre todo de la novela ‘A partir del fin’, publicada en México en 1981. En Chile había tenido un par de ediciones, pero en 2020 apareció la versión definitiva por Ediciones Universidad Católica. Esa edición y ahora la de ‘Reunión de versos’ lo dejaron muy contento. Aparte del contenido, son libros bellos, que dignifican su obra”.

¿Cómo fue la selección de algunos poemas aparecidos en ‘Apariciones y desapariciones’, publicado en 1964?

“Fue un trabajo que él hizo solo y con sus propios criterios”.

El propio Hernán señala: «No tengo la menor intención de tomarme o de que me tomen por poeta». En su conjunto, ¿cómo calificaría su poesía?

“Creo que en general él se mira a sí mismo con cierto escepticismo, como si junto con ser el autor fuera también el crítico que lo observa desde afuera. Y eso lo experimenta además en su vida. Es muy consciente de sí mismo, de su talento y sus límites; muy exigente. En el caso de ‘Reunión de versos’, por ejemplo, no quiso incluir poemas de su primer libro, ‘Salmos’, de 1956, a pesar de que en su momento fue premiado por ellos. ‘Es un lenguaje impostado. El que escribe eso, no era yo. Tanta grandilocuencia para un crío de veinte años’, me dijo hace poco en una entrevista (Anales de literatura chilena, número 36, diciembre 2021). Respecto de lo que yo pienso sobre su poesía, y su obra en general, creo que el tiempo va poniendo las cosas en su sitio y Hernán Valdés deberá ser reconocido como un gran nombre de nuestra literatura”.

¿Cómo ha sido su encuentro personal con él?

“Como contaba, hace casi veinte años que estamos en contacto por correo electrónico y este último tiempo también por llamadas de WhatsApp; él está muy delicado de salud y esta es una manera más fácil de comunicarnos. Lo he visto una sola vez en persona, era algo que tenía pendiente y pude concretarlo en 2017, cuando lo visité en su casa, en Kassel, Alemania. Ahí conocí también a su señora, Ulrike, una mujer alemana inteligente, talentosa y encantadora con la que tuvo un hijo, que ahora es un destacado matemático. Fue un encuentro muy entrañable. Lamentablemente, Ulrike murió de cáncer en marzo de 2019”.

El libro testimonial de Hernán, “Tejas Verdes. Diario de un campo de concentración en Chile” (1974), muestra con profundidad la tragedia vivida por Chile, a partir de 1973. ¿Explica lo vivido en esos años que no haya vuelto a residir en Chile?

“Sí. Absolutamente. Cuando lo contacté, vía mail y teléfono, había cortado completamente los vínculos con Chile. Aun así, se mantenía informado a través de la televisión e internet. Tenía una opinión muy mala de todo lo que había ocurrido en el país, de cómo, después del golpe de Estado y la dictadura, los gobiernos de la Concertación se habían adaptado al modelo. Al principio había mucha desconfianza de su parte; aceptó darme una primera entrevista, ese año 2003, con la condición de que no cortara ni cambiara nada de lo que él me respondería por mail. Le aseguré que no haría cambios, pero que, si por espacio debía cortar, le avisaría. Con el tiempo creo que se ha ido reconciliando internamente con su país, y con él mismo. Incluso ahora, que su salud no le permite vivir solo en su casa, me ha dicho que quiere volver. Ya es tarde, lamentablemente”.

Durante sus encuentros con él, ¿le ha manifestado lo que piensa de esos años?

“A medida que han pasado los años ha ido contando más; en un principio era muy hermético. Pero nunca me ha hablado del mes que estuvo preso en Tejas Verdes, por ejemplo. Dice que ya lo escribió. Sí hemos hablado de los años posteriores, de la incomodidad que provocaba entre los exiliados su visión crítica del período de la Unidad Popular. Él es un hombre de izquierda, por supuesto, pero no estaba de acuerdo con una postura autocomplaciente y victimista de los hechos”.

¿Y cómo superar ese pasado doloroso colectivo?

“Él ha sido un solitario. Más aun viviendo fuera de Chile más de la mitad de su vida. Se fue a los 40 años, hoy tiene 88. Creo que la escritura, y también la lectura, han sido su manera de procesar lo que vivió en la prisión política y otras realidades menos dolorosas, pero poco amables, como la enemistad de quienes creía cercanos. Hernán logró hacer una vida bastante plena en Alemania, pero creo que existe una deuda con él. Hay que considerar que es el autor del primer testimonio que dio cuenta de la represión militar, un libro que además es de una notable calidad literaria y que lo escribió en apenas dos semanas, con urgencia, apenas llegado al exilio, encerrado en una pieza sin ventanas en Barcelona. Hernán debería haber estado incluido por derecho propio, por ejemplo, en el informe de la comisión Valech sobre prisión política y tortura, pero no aparecía en las listas, porque no declaró. Eso le causó mucha tristeza. No sé si ese error fue reparado”.

Hace poco en una entrevista, Hernán comentó: «Mis días son el aguante de este duro invierno, la frustración por no poder viajar e irme a una playa soleada”. ¿En qué momento de la vida se encuentra?

“Su estado de salud es delicado. Desde que murió Ulrike quedó muy solo. Me ha dicho que ella tuvo la ‘mala idea’ de irse antes que él. Ha pasado temporadas en el hospital y ahora vive en una casa de reposo. Está muy lúcido, pero el cuerpo no lo acompaña. Eso le da mucha impotencia. Es cierto, sueña con ir a una playa soleada. Su situación personal y también la delicada realidad que vive Europa en estos momentos lo ha hecho pensar en Chile como un refugio. Incluso creo que ha empezado a idealizarlo. Es curioso, ¿no?, el mismo país del que tuvo que buscar refugio en Europa porque su vida estaba en riesgo”.

“Reunión de Versos” (RIL Editores 2022) reúne poesía escrita entre los años 1964 y 2018.
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