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ENTREVISTA: “La adicción es una enfermedad crónica”

Los índices de adicción en Chile son alarmantes. Según el informe de Senda/Injuv del 2019, el 65 % de la población consume drogas ilícitas. “Un adicto de cualquier edad puede rehabilitarse, pero la adicción lo acompañará toda su vida”, señala el sicólogo Blas Martínez (por Mario Rodríguez Órdenes)

“En Chile, la adicción en la juventud se caracteriza por una edad de comienzo de consumo muy temprana”, advierte Blas Martínez.

Chile es el principal consumidor de tabaco en América Latina, el principal consumidor de alcohol y el tercer consumidor de marihuana y cocaína del continente. Diario Talca conversó con el sicólogo formado en la Universidad Santo Tomás, Blas Martínez Dooland (Santiago, 1991), especialista en adicciones.

Blas, ¿cuál es la situación en Chile respecto a las adicciones?

“En Chile la situación de la adicción a las drogas es bastante preocupante. Hoy en día la edad del comienzo del consumo de los jóvenes es cada vez menor. Algunos niños incluso comienzan alrededor de los 13 años. Eso ya está mostrando consecuencias notables en la cantidad de gente que llega a consultar por un problema de adicción”.

¿Qué tipos de drogas existen y cuáles son las de uso más común en Chile?

“Antes podíamos distinguir entre sedantes como el alcohol y las benzodiacepinas, los estimulantes como las anfetaminas y la cocaína en todas sus presentaciones, y los alucinógenos como la marihuana; pero, lamentablemente, hoy existe un mundo completamente nuevo que es el de las drogas de diseño, que son aquellas que se elaboran en laboratorios, generalmente derivadas de las anfetaminas, tales como el éxtasis, la ketamina y el tusi (o 2CB). La droga que más se consume en Chile es indiscutiblemente el alcohol, seguido por el cannabis y la cocaína”.

¿Cuáles son las más consumidas por los jóvenes?

“Es complejo responder eso, ya que dentro del grupo de los jóvenes hay diferencias muy grandes en las drogas que consumen, dependiendo de su contexto socio-económico. En los entornos de mejor situación económica, se ha masificado el consumo de éxtasis, en otros entornos se ha visto un mayor consumo de cannabis y psilocibina (hongos alucinógenos), pero en la población más vulnerable, es impresionante lo rápido que está aumentando el consumo de pasta base en niños y adolescentes”.

¿Qué caracteriza el proceso de adicción que viven los jóvenes?

“Yo diría que, en Chile, la adicción en la juventud se caracteriza por una edad de comienzo de consumo muy temprana, y aunque como dije anteriormente esto varía mucho entre distintos contextos sociales, lo más común es que esto se de en ambientes de fiestas y vida social. Además de esto, la adicción en los jóvenes chilenos se caracteriza por ser mucho menos estigmatizada que antes frente a sus pares. El consumo de alcohol, marihuana y psilocibina a veces se ve como algo inocuo frente a sus pares, e incluso muchas veces frente a los padres. Hoy en día podemos ver tiendas donde se venden kits para plantar cannabis dentro de su propia casa. Algunos padres lo permiten por considerarlo algo natural, lo que es un gran error, porque el hecho de que una droga se pueda conseguir en la naturaleza, no tiene ningún tipo de relación con el daño que puede causar”.

Sucintamente, ¿cuál es el gran daño que producen las drogas?

“Generalmente cuando hablamos del daño que producen las drogas y el alcohol inmediatamente pensamos en enfermedades físicas como el cáncer, la cirrosis, el daño cerebral o accidentes automovilísticos, pero mucho más allá de eso está la enfermedad de la adicción que por si mima, sin necesidad de generar daño físico es capaz de destruir la vida de una persona y de su familia por completo”.

¿Cómo culmina este consumo?

Por lo general, los padres terminan consultando cuando el problema ya es demasiado grave. La adicción es una enfermedad crónica, que tiene tratamiento, pero no tiene cura. Un adicto de cualquier edad puede rehabilitarse, pero la adicción lo acompañara toda su vida. Si ya desarrolló la adicción, nunca más podrá consumir esa sustancia de manera controlada, por lo que tendrá que aprender a vivir en abstinencia para siempre, y eso es algo muy difícil de lograr. Si una adicción no recibe el tratamiento adecuado, comúnmente los enfermos terminan tarde o temprano desarrollando problemas de salud graves, tanto mentales como físicas. Pierden toda su vida social, laboral y familiar, y en muchos casos terminan en situación de calle, o peor, muertos”.

Dentro de otros problemas de salud mental asociados al consumo de drogas, ¿cuál crees que es el más presente hoy en día?

“Lamentablemente, estos últimos años ha aumentado el número de consultas que surgen por un brote psicótico gatillado por el consumo de marihuana. Esto se explica por el porcentaje de THC (es decir, el componente psicoactivo que tiene la marihuana), que tiene el cannabis que se consume ahora. En los años 80 y 90, los estudios mostraban que la concentración de THC que tenía el cannabis que se encontraba en Chile era de un 4% a un 6%, hoy los números que se manejan son todos superiores al 23%, y esto tiene una incidencia directa en los brotes psicóticos en personas que tienen hasta la más mínima probabilidad genética de tener episodios así, e incluso, se están empezando a ver en usuarios de cannabis que no tienen ningún tipo de historial de enfermedad mental en la familia, y eso no se había visto antes”.

 ¿Qué se conoce como síndrome amotivacional?

“Muchos consumidores de cannabis desarrollan un problema llamado síndrome amotivacional, que es el problema más común asociado a la marihuana. Este síndrome se caracteriza por un estado de indiferencia, desmotivación y disfunción en las capacidades interpersonales y cognitivas. Quienes sufren este síndrome van perdiendo de a poco la conexión con el mundo exterior, con la motivación en general y con sus objetivos. Otros usuarios crónicos de cannabis desarrollan depresión, y el problema más grave en esos casos, es que la marihuana no interactúa bien con sus tratamientos farmacológicos. Después ya vienen problemas asociados al consumo de otras sustancias, muchos pacientes desarrollan patologías duales muy variadas, en especial rasgos o trastornos de la personalidad, que son consecuencias del uso crónico de muchas drogas distintas, y lamentablemente, eso genera un círculo vicioso, porque esos mismos problemas vuelven más difícil y desafiante lograr una recuperación completa de la adicción de los pacientes”.

¿Por qué es tan difícil dejar las drogas?

“Lo primero que hay que entender, es que la adicción es una enfermedad. Y el tratamiento tiene varios desafíos, pero una particularidad que la adicción tiene, es que muchos de sus síntomas impiden que los pacientes puedan recibir tratamiento. La mayoría de los pacientes que vienen a consultar llegan motivados por la familia, varios de ellos no quieren recibir tratamiento y lo hacen porque no tienen otra opción.
Muchas comunidades terapéuticas tienen un número muy grande de internos que están ahí por segunda o tercera vez. He visto casos de comunidades que tienen un 60% o 70% de pacientes que ya habían tenido un proceso anterior en esa misma comunidad, y esto es porque no hay un programa real de prevención de recaídas. Considerando lo difícil que es que un paciente acceda al tratamiento, el hecho de que es una enfermedad crónica que necesita seguimiento constante, y el poco trabajo de prevención de recaídas, el pronóstico en muchos de estos lugares es muy malo para los pacientes, y esto es algo que SENDA está tomando en consideración recién ahora, con el plan de adicciones actual hecho el año 2021, donde se le exige a los lugares de tratamiento de adicciones llevar un seguimiento de cuántos de sus pacientes recaen, y cuántos se recuperan.

 ¿Qué opinión tiene de los planes de gobierno para combatirla?

“Como tal, SENDA no tiene centros de rehabilitación propios, sino que genera cupos en centros de rehabilitación particulares o ONGs que se dedican a esto. Este tipo de abordaje tiene aspectos tanto positivos como negativos. Por una parte, amplía mucho la cantidad de centros donde pueden ingresar los adictos a través de financiamiento estatal, sin necesitar una inversión extraordinaria en crear centros propios, pero, por otro lado, cada centro de rehabilitación tiene sus propios programas, con metodologías diferentes y estrategias distintas, lo que hace muy difícil llevar un seguimiento o fiscalización oportuna de estos lugares”.

¿Qué se enfatiza en la estrategia nacional de drogas 2021 – 2030?

“Afortunadamente, como mencioné antes, el nuevo plan de drogas 2021 – 2030 tiene dentro de sus cambios, exigencias nuevas para los centros que trabajan con los cupos de SENDA. Dentro de ellos, el seguimiento para medir la efectividad de los mismos. Creo que, por muchos años, Chile fue un país muy estático en lo que respecta a su plan de drogas.  Se financió mucho trabajo no supervisado, y se invirtió en variadas campañas de prevención sin analizar en profundidad su efectividad antes de implementarlos. Lo que se hacía, era analizar periódicamente algunos marcadores de incidencia en la adicción que van subiendo, bajando y variando entre una droga y otra, pero no se logró dar una relación causal entre los planes de prevención y su verdadero efecto en el problema. Como país estamos muy atrasados en la materia. Teóricamente, tenemos múltiple información y se están formando calificados profesionales especializados en el tema, como los técnicos en rehabilitación de adicciones, que es una carrera que existe hace relativamente poco, y que recién en los últimos años ha ido tomando fuerza e impartiéndose en más universidades. Pero esto tiene un bajo impacto si dichos profesionales salen a trabajar a lugares que tienen programas con poca efectividad y con planes de tratamientos deficientes u obsoletos”.

¿Cómo podríamos mejorar la prevención de esta enfermedad?

Yo creo que nuestro enfoque como país está mal. Nos estamos enfocando en lograr metas casi imposibles, tratamos de que los adultos y jóvenes no prueben ni consuman ninguna droga, cuando eso es muy difícil de lograr. Además de esto, la prevención hoy día tiene muy pocos recursos, prácticamente no se ven campañas publicitarias que eduquen sobre el consumo de drogas que estén enfocadas en adultos, sino que se concentran en la prevención en niños. Esto me parece muy bien, ya que la edad del comienzo del consumo es un buen predictor de la severidad que tendrá la enfermedad, pero el enfoque es deficiente. En mi opinión, no hay que abandonar los programas de prevención que se enfoquen en que los niños no experimenten con drogas de ningún tipo, pero esto necesita complementarse con la realidad, y la realidad es que esa meta es demasiado ambiciosa en nuestra sociedad. Hay que tener programas de prevención enfocados en la adicción, no solo en el primer consumo, con esto me refiero a educar sobre cuáles son los efectos del uso repetitivo de las drogas, sobre qué tan probable es desarrollar una adicción si se consume repetidamente, y cuáles son las posibles consecuencias”.

¿Qué debo hacer si tengo un conocido que consume drogas?

“Probablemente lo tienes, puede que lo sepas o no, pero con el nivel de incidencia que tienen las drogas en Chile, es muy difícil que alguien no conozca a una persona que consume. Según estudios de SENDA – INJUV 2019, tanto en jóvenes como en adultos, el porcentaje de gente que consume drogas ilícitas, es alrededor de un 65%. En consecuencia, lo mejor que se puede hacer es buscar ayuda rápido, lo antes posible y en el lugar correcto. Hay que partir por prevenir que la persona que consume desarrolle una adicción, y si ya la tiene, explicarle que necesita ayuda profesional, y ayudarlo a acceder a ella”.

¿Cuándo la persona se convierte en adicto?

“Es una buena pregunta, porque hay estándares distintos para diagnosticar la adicción. Para mí, más allá de los manuales o definiciones que existen, una persona es adicta cuando, a pesar de que su consumo le traiga consecuencias negativas, la persona sigue consumiendo”.

 Durante largos años el afamado doctor Anatolio Muñoz, en sus terapias de recuperación de pacientes afectados por la adicción, ha complementado las terapias propias del proceso de desintoxicación, con un método que denomina: Los doce pasos profesionalizados de alcohólicos anónimos. ¿En qué consiste y qué resultados ha tenido en Chile?

“Alcohólicos Anónimos es un programa gratuito, que no consta de profesionales ni orientación externa. Consiste en reuniones periódicas entre personas que comparten la misma enfermedad, y está basado en 12 pasos de la recuperación. Su programa es bastante efectivo, incluso más efectivo que el de varias comunidades terapéuticas. El doctor Anatolio creo una versión profesionalizada del programa”.

¿En qué consiste?

“La terapia que por largos años llevó a cabo el doctor Anatolio Muñoz, consiste en el trabajo de los mismos 12 pasos, pero complementados con profesionales que se dedican a trabajar no solo con el adicto, sino que también con las familias y el contexto social de los pacientes. Los pacientes obtienen atención psiquiátrica y psicológica para disminuir los efectos que las adicciones han tenido en su personalidad, y tratar otros trastornos mentales que puedan ser la causa o el efecto de la adicción. Por otro lado, los profesionales se enfocan en hacer un trabajo integral con el reencuentro familiar. Cuenta con técnicos en rehabilitación que se dedican de forma exclusiva a orientarlos en el trabajo de los 12 pasos, en la psicoeducación sobre su enfermedad y lo más importante del programa que es la prevención de recaídas”.

¿Cómo ha sido su experiencia con este programa?

“Este programa ha tenido excelentes resultados a través de largos y fecundos años. Los pacientes tienen un índice de recaídas menor, e incluso aquellos que recaen, ya tienen un nivel de conciencia y conocimiento diferente sobre su enfermedad, al igual que sus familias, lo que permite que sea mucho más fácil que vuelvan al tratamiento. En mi experiencia, este es el tipo de programa que tiene mejores resultados en todos los niveles de un programa de tratamiento contra una adicción, y espero que en un futuro otros centros y clínicas lo adopten”.

El trabajo del doctor Anatolio Muñoz ha sido una referencia para el sicólogo Blas Martínez.
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