Se acaban de cumplir 50 años de la implementación de unos de los programas emblemáticos de la Unidad Popular, conocida mundialmente como “El medio litro de leche”. Era la medida número 15 de las 40 del programa de Allende, que pensaba terminar con algunos de los tan temidos padecimientos que sufrían los pobres de Chile: el hambre y la desnutrición. El programa comenzó a operar el 4 de enero de 1971 y es un orgullo para la salud publica chilena. Bajo la conducción de Solimano, un equipo multidisciplinario trabajó para hacer efectivo el derecho constitucional de protección de la salud de todos los chilenos.
Durante la conversación con Diario Talca, el doctor Solimano recordó que “en 1971 tenía 35 años, habiéndome graduado de médico en 1960 y realizado la especialización en pediatría y nutrición infantil durante esa década”.
En “Los riesgos de la verdad /salud pública y compromiso social: una conversación abierta” (Editorial Catalonia, 2021), con la colaboración de Sergio Núñez Alvarado, Solimano, pediatra, salubrista, investigador y formador de generaciones, recorre una vida fecunda.
Para Giorgio Solimano Cantuarias (Santiago, 1936), el 11 de septiembre de 1973 significó un cambio radical en su vida. Con una carrera brillante, fue detenido y torturado en Tejas Verdes al inicio de la dictadura militar. En 1974 parte al exilio en Estados Unidos, donde se vincula a un centro de investigación de punta, con énfasis en temas de nutrición y de salud de la mujer y el niño. También es acogido en la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde hizo clases entre 1974 y 1988 y en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Regresa a Chile en 1988, donde sigue vinculado a la Universidad de Chile y atento a sus preocupaciones de siempre y al devenir de Chile.
¿Cómo siente haber dirigido un programa tan trascendente para la salud de Chile?
“Desde luego me siento orgulloso, porque, como he expresado, en mi ámbito, la salud, se ha reconocido y valorado el haber impulsado en un corto periodo una política integral de salud, concepción que se ha proyectado en el tiempo en Chile y en otros países, especialmente de América Latina”.
También tuvo detractores…
“El programa de ‘El medio litro de leche’, está inscrito en el epicentro del fenómeno de polarización política que en esos años iba in crescendo, pues cada vez, se nos hizo más difícil lograr la adquisición de la leche nacional, lo cual obligaba a aumentar las importaciones. El programa estuvo inserto en una economía inestable, y por otra parte enfrentamos una creciente dificultad para distribuir la leche, pues surgieron los paros, lo que se puede ejemplificar en el paro de los camioneros”.
Usted destaca el trabajo colectivo de esos años…
“Ciertamente. Cabe destacar que en ese tiempo dirigía la Unidad de Nutrición del Servicio de Pediatría del Hospital Roberto del Río y era miembro del Departamento de salud del Colegio Médico, del cual formaban parte los más destacados salubristas de nuestro país en ese entonces. Recuerdo que fue en ese departamento donde se elaboró un número importante de las propuestas de salud para el programa de gobierno. Nombres como Hugo Behm, Horacio Bocardo y Salvador Díaz no pueden ser omitidos, al igual que la influencia de Cuadernos Médicos Sociales en el pensamiento y evolución de la salud pública de nuestro país”.
¿Qué balance puede hacer del programa?
“Aun cuando se establecieron metas ambiciosas de cobertura, éstas se lograron en alrededor del 60 % en lactantes y preescolares, 90% en escolares y 54% en embarazadas. El alcance, desde luego, variaba, según el nivel socieconómico y residencia urbano – rural. Fueron varios y diversos los beneficios observados durante el breve periodo de implementación del programa. En términos de proteínas, el aporte era sobre el ciento por ciento de los requerimientos para los menores de 24 meses y de las necesidades adicionales de mujeres embarazadas y lactantes; en calorías, aportaba el 50 % de los requerimientos para los menores de 12 meses, el 23 % para los niños de 12 a 24 meses, y ciento por ciento de las necesidades adicionales en embarazadas y nodrizas… Es difícil proporcionar cifras sobre la reducción en mortalidad, pero cabe citar que entre 1970 y 1973 se redujo en 18 % y la tasa de mortalidad por diarreas agudas e infecciones respiratorias se redujeron 15 y 18 %, respectivamente. Es importante reconocer que su relevancia no fue solo de carácter nacional sino también internacional, especialmente en países latinoamericanos con gobiernos progresistas en esos años a los cuales prestamos asesoría o vinieron a conocer el programa a Chile”.
Giorgio, tras una vasta experiencia, ¿cómo aprecia el estado de la salud pública en Chile?
“Una pregunta difícil de responder ya que existen diferentes criterios para evaluar el estado de salud de la población chilena en su conjunto, y no para quienes son beneficiarios del sistema público en forma separada. En cuanto a los indicadores clásicos, estos son de los mejores en América Latina y comparables a los de algunos países desarrollados. Sin embargo, estos valores promedios esconden diferencias importantes según nivel socio económico, género, residencia urbana o rural, entre otros. Respecto al acceso, oportunidad y calidad de los diferentes cuidados de salud existen importantes desigualdades entre quienes se atienden en el sector público versus el privado en desmedro de los primeros, tanto en la atención ambulatoria/primaria como en la atención hospitalaria”.
Las consecuencias de la pandemia que nos azota, plantean difíciles desafíos para la salud pública. ¿Cuál cree que son los más urgentes de encarar?
“No solo para la salud pública sino para toda ella. Lo primero es lograr el control de la pandemia cumpliendo de manera estricta las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias que todos conocemos. Sin embargo, en cuanto a las consecuencias sobre la salud individual y colectiva en la post pandemia todavía el conocimiento es limitado y será más evidente con el transcurrir del tiempo. En este sentido existe una gradiente de efectos desde leves a graves y el compromiso de diferentes órganos y sistemas, lo cual plantea desafíos impensados sobre los que hay mucho por conocer y enfrentar”.
¿Cómo surge su interés en la salud pública?
“Estudiar y practicar la medicina es en sí un compromiso social y ello se expresa al abordar los problemas de salud de carácter colectivo y comunitario, que es el sentido de la salud pública. Luego de 10 años como pediatra y reconocer la importancia de los determinantes sociales de la salud individual y colectiva, fue evidente la necesidad de especializarme en pediatría social y luego ampliar el escenario, hasta llegar a la salud global que es el campo de mi quehacer en la actualidad”.
¿Qué recuerdos tiene de Allende?
“Múltiples y en diferentes campos, pero sin duda su significación política en la historia de nuestro país es la más relevante. Como médico, parlamentario y luego presidente su conocimiento y compromiso con el mejoramiento de las condiciones de salud del pueblo chileno es inmenso, y se expresa en la legislación que impulsó y la actividad gremial entre otras”.
¿Qué significó la caída de su gobierno?
“Para mí el fin de un proyecto de socialismo democrático en la esfera política, y en lo personal primero la prisión y la tortura y luego el exilio.
Catorce años fuera de Chile, paradójicamente en el mundo académico en Estados Unidos, donde siendo pocos los exiliados realizamos la denuncia e impulsamos la solidaridad que sin duda tuvo impacto en el gobierno militar.
En lo académico un período de logros importantes tanto en el MIT como en la Universidad de Columbia, con proyección”.
¿Qué circunstancias lo hacen partir al exilio?
“Ser puesto en libertad luego de 5 meses de prisión en diferentes centros de detención incluyendo la cárcel de los médicos ubicada en el centro de Santiago, y la invitación a incorporarme a una universidad de excelencia en Estados Unidos gracias a la solidaridad de la comunidad académica de salud pública norteamericana”.
¿Qué mirada le dio involucrarse con importantes centros de investigación delos Estados Unidos?
“Junto con la solidaridad y el apoyo sin condiciones de múltiples instituciones, fueron años de estudio y trasmisión de conocimientos a estudiantes de pre y postgrado y ejecución de importantes proyectos de investigación tanto en Estados Unidos como en América Latina”.
¿Qué lo hizo regresar a Chile?
“Siempre estuve decidido a regresar cuando fuese posible para reincorporarme a la recuperación de la democracia y a contribuir al mejoramiento de la salud en nuestro país”.
¿Le gustó el país que encontró?
“Llegué meses antes del plebiscito de 1988 lo que era motivador. Me aboqué a la creación de un centro de salud pública preparándonos para la transición. Además, siempre fue mi país”.
¿En qué estado estaba la salud pública?
“Con grandes desigualdades debido al abandono de la salud pública por parte del gobierno municipal”.
¿Comparte que en Chile la atención de salud depende del dinero que uno tenga?
“Ello es un factor importante, pero hay que tener en cuenta que Chile tiene un sistema integral de alcance nacional desde mediados del siglo pasado reconocido internacionalmente, que sobrevivió a las políticas privatizadoras de la época”.
¿Que cambios radicales en salud puede encauzar la eventual nueva Constitución?
“Mediante un sistema universal de salud de calidad que disminuya las desigualdades existentes, moderno y con énfasis en la promoción y prevención de muchas patologías que aparecen con el transcurrir de la vida. Contar con recursos humanos bien formados en cantidad suficiente constituye otra necesidad insoslayable”.
¿Cómo vivió la experiencia de contagiarse de Covid-19?
“Como una experiencia límite con alto riesgo de no sobrevivir a esta edad. Con un gran reconocimiento a todo el personal del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, el J.J. Aguirre y en último término con inmensos deseos de superar esta enfermedad y seguir disfrutando de la vida”.
¿Cómo cree que reaccionó el sistema de salud para enfrentar la emergencia?
“Creo que en ciertas áreas muy bien – atención hospitalaria y vacunas- y con déficits en la atención primaria al comienzo e insuficiente participación de las organizaciones civiles y la comunidad a lo largo de la pandemia. Las universidades jugaron un rol muy importante en las áreas de su competencia a lo largo de todo el país”.
En algún momento, ¿temió a la muerte?
“Sí, en más de una oportunidad, pero tuve confianza y en la actualidad estoy completamente recuperado, pero para lograrlo fue necesario ser disciplinado en el cumplimiento de las indicaciones que emanan de quienes saben sobre esta materia”.
¿En qué momento de la vida se encuentra?
“Tranquilo, activo en la universidad a tiempo parcial y agradecido. Mirando como seguir contribuyendo con la experiencia de muchos años y seleccionando el trigo de la paja”.