La ex Colonia Dignidad representa un enclave de horror en la historia de Chile. Durante décadas, este recinto fue escenario de múltiples violaciones a los derechos humanos, incluyendo el abuso sistemático de niños y niñas, secuestrados y trasladados sin la protección del Estado alemán que debía resguardar sus derechos en su territorio.
La impunidad con la que operaron sus dirigentes permitió que estos crímenes persistieran sin sanción durante años, generando un daño irreparable en sus víctimas.
Además de los abusos cometidos en su interior, la ex Colonia Dignidad desempeñó un rol clave en la represión política antes y durante la dictadura de Augusto Pinochet. Sus instalaciones fueron utilizadas por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) para detener, torturar, ejecutar y hacer desaparecer a militantes de la resistencia. La colaboración de este enclave con la dictadura civil militar consolidó su carácter de centro clandestino de detención, lo que refuerza la necesidad de que el Estado chileno tome medidas definitivas para su recuperación y resignificación en favor de la memoria y la justicia.
La investigación judicial, sostenida principalmente en los testimonios de sobrevivientes, ha sido constantemente obstaculizada por quienes dirigieron esta organización, dificultando la obtención de justicia.
Frente a este contexto, la expropiación de los terrenos de la ex Colonia Dignidad se presenta como una medida imprescindible para garantizar la reparación a las víctimas y sus familias. La persistencia de estructuras que ocultan la verdad y perpetúan la impunidad hace urgente la intervención estatal, de modo que estos espacios sean transformados en sitios de memoria, en reconocimiento al sufrimiento de quienes padecieron los crímenes allí cometidos. Esta decisión debe basarse en el principio de soberanía y responsabilidad del Estado chileno, sin interferencias externas que puedan intervenir su concreción.
La reciente visita del Presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, a Chile no debe influir en la determinación de qué y dónde expropiar dentro de este enclave. Si bien Alemania tiene una responsabilidad histórica por la participación de algunos de sus ciudadanos en los crímenes de la ex Colonia Dignidad, la resolución sobre el destino de estos terrenos le corresponde únicamente al pueblo chileno y a sus instituciones. La memoria y la justicia no pueden estar sujetas a presiones diplomáticas ni a intereses ajenos a la verdad histórica y al derecho de las víctimas a obtener reparación.
Es fundamental que el Estado chileno actúe con determinación y sin dilaciones para concretar la expropiación de la ex Colonia Dignidad. Solo mediante una acción firme y soberana se podrá garantizar que este lugar deje de ser un símbolo de impunidad y se convierta en un espacio de memoria, justicia y dignidad para quienes sufrieron los horrores cometidos en su interior. La historia exige responsabilidad y compromiso con la verdad, sin concesiones ni condicionamientos externos.
Aurora Lara Ruiz
Presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Detenidos Desaparecidos de Talca
Coordinadora de la Mesa de Cultura, Memoria y Derechos Humanos Diputada Mercedes Bulnes de la Región del Maule